Frenesí de pasión, exaltación y delirio por estar
junto a ti, sentirte a mi lado en un arrebato de entusiasmo y alegría.
¡Qué felicidad es la apoteosis del amor!
Tu fragancia me atrapa, golpea todos mis sentidos,
me deja llevar por la pasión, no veo más allá de donde estoy, se me nubla la
vista al mirarte, mi cuerpo sólo desea fundirse con el tuyo y amarte.
Frenesí de pasión, me invade una intensa emoción al
estar entre tus brazos, mis labios buscan con ansia el antídoto de tus besos.
Necesito colmar el sonido de tus susurros y poseída
estoy por el delirio con sólo mirar tu figura.
Frenesí de pasión, el deseo recorre cada rincón de
mí, acaricio tu piel de melocotón, beso tus labios con sabor a guayaba, tu
cuerpo sabe a fresa y limón y tu aliento a fruto de la pasión.
Eres una macedonia para mí, agitas mi interior con
tus dulces miradas de miel que saboreo poco a poco para alimentar la pasión de
este loco frenesí.
Tu voz ya no es ausencia, eres el eje de mi intenso
amor y en torrente de ardores haces que vuelen locas las blancas aspas
apuntando hacia el cielo, uniendo nuestras manos en ansias de abrazos y besos
intensos.
Frenesí de pasión, en prolongado vaivén en la
semipenumbra escalamos juntos la hiedra silenciosa.
Enredada entre las ramas de tus bosques de
almendros eres mi dueño, eres el dueño de mi sendero de la grama y de la blanca
aurora.
Como vías de amor pasa un aire domado por donceles,
ramas verdes que cercan mi sosiego, pasó un viento en mis labios y al volar ha
guardado tu nombre en mis joyeles.
Frenesí de pasión, eres tú el solar que corona mis
vientos serenados y el río donde boga el artificio de tu sol y mis poemas, mis
cánticos de amor unánimes para ti, dan brillo a mi mirada y mi alma se entrega
plena a todo tu amor.
Frenesí de pasión, cae el pulso agitado de la
sangre sobre el plato sonoro del silencio, quema la llama hirsuta de tu frente
como un ave de marfil en primer vuelo.
Frenesí de pasión, muerta de amor en lecho
entibiecido, pasto de celo en huerto clausurado, corazón por tus flechas
percutido, así estoy en tus islas encallada ya que hambrienta de amor soy una
llama que reclama tu abrazo eterno.
¡Qué dicha sin sonrojos los que por mi rostro
titilan ya que corre por mis venas el deseo de estar siempre contigo!
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