Insaciable,
mi corazón de rubí se colma de deseos inagotables, ansias de ser amada sin
tiempos ni distancias, por senderos sin fin.
Ávida
de pasiones sin que marchiten las rosas que me diste un día.
¡Dura
tan poco la alborada! Necesito un amor inextinguible que me haga vibrar hasta
lo hondo de mi mundo interior en un arrebato en que su amor me envuelva sin
descanso.
¿Qué
quiero? Caricias interminables, ávidas ternuras en ensueños de locas fantasías
que aguardan las infinitas miradas de las estrellas.
Quiero
que seas sombra entre las sombras, en mi presente ¡busco lo eterno, corazón
profundo!
Insaciable,
hambrienta de tu amor, de tu esplendor clemente en la tarde te espero,
reclinada en el poniente, como velos que se enredan con furia como una tormenta
en el mar.
Prolongado
deseo, es agua y amor, huracanes que se forman por fuertes encuentros de amar y
ser amado.
Es
la hora de encontrar un cauce por un momento hasta volver a estallar en luces
constantes que iluminan, se apagan y vuelven a encenderse en un tiempo
prolongado e interminable.
Insaciable,
abro los brazos para que tú te refugies y el galopar de tus latidos me inspira
un infinito amor que como una triunfal espada atraviesa como huella sublime
nuestra relación ardiente.
Eres
mi faro, donde tu estrella enciende mi esperanza, en horas, horas largas, ya
sin horas ni tiempo ni siglos.
Insaciable
amante, tu fulgor es más límpido y más claro cuanto más profundo te arraigas en
mi pecho.
Aquí,
a tus pies, descanso, mi mundo de ilusiones se posterna ante ti, deseo estar a
tu lado como un ave de mar jamás vencida y allí donde ningún poder alcanza doy
señas de que soy tuya.
Insaciable,
desnudos los dos ante el mundo salimos a buscar la verdad, lo verdadero, lo no
insatisfecho, felicidad, nombre sin dueño.
Misterioso
poder en ti se encierra, me inundas de consuelos y gozos y haces que me olvide
del mundo y sus querellas, mi frente alzo y las poesías brotan como capullos
tiernos de pensamientos buscando tu calor para volver a amar y jamás
olvidarnos, vivir en un ardiente sueño, grandioso e imponente, voraz como las
ansias de tenerte.
¡Insaciable,
el temblor de mi cuerpo me lleva a la cumbre de un éxtasis total!
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