Tiempo
perdido, en ayeres olvidados, en días sin pasión, sin amor, sin sueños.
Todo
se fue en la nada. horas vacías, en penumbras, durmiendo un sueño sin fin,
esperando ¿qué? no lo sabía aún, era un frío total, la inmovilidad marmórea de
mi ser, mi alma adormecida no tenía amor, sólo llanto y tristezas.
Tiempo
perdido, resignación sin consuelo, todo fue entre soledades cada vez más
tristes, como un cauce seco, desértico, un jardín sin flores, un amanecer sin
sol.
En
el árbol de la humana vida como un soplo de huracán, llevando hojas
desprendidas, mi vida era errante, itinerante, lejos del amor.
Mi
alma extraviada, en un pálido encanto, sin esencia de risas ni de auroras,
sufría y penaba.
Tiempo
perdido, como fuente sonora de plegarias y llantos, los días se esfumaban en la
humareda de fuegos apagados.
Tiempo
perdido, el dolor bravío me hacía dar cuenta de la consecuencia de mi valor
para ahuyentar el hastío que yo tenía en mi alma.
Tiempo
perdido, el dolor es santo porque me lleva a encontrarme a mi misma, a
quererme, a valorarme, a saber que estoy viva.
Ya
comienzan los retoños verdes a cubrir mi gramínea interior, los tallos con el
viento se inclinan y el tiempo renace ¡Estoy viva!
Mi
pecho se agita por las olas del amor que se aproxima.
Quiero
gritar y apenas con balbuciente voz, sollozo ¡amor, búscame!
Tiempo
perdido fue el del pasado, ya no más, ahora es tiempo para vivir, soñar,
sentir, suspirar, amar, querer y ser querida.
Amor
¡ven a mi corazón!, te necesito para oír el rumor del ensueño esperado.
Ya
desperté entre melodías de lejana orquesta, felicidad hallada, liberación de
tiempos perdidos, ansias nuevas.
¿No
ves, alma mía que el amor se acerca?
¿Sientes?
Es el sol que me ilumina, es la energía que me inunda, es el perfume de la
floresta, es la magia de la vida, es la paz añorada con esperanza y candor.
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