Vientos de amores nuevos
que se deslizan por mi
piel,
dándome caricias dulces,
tiernas,
aterciopeladas
en mi blando corazón
que necesita mimos.
besos,
y signos de amor.
Vientos de amores nuevos
me buscan
y me persiguen
se mueven como alas
batientes
por todo mi cuerpo
estremecido
llenando toda mi alma
enternecida
que sólo siente el amor
nuevo
que hace tañir con
campanillas de cristal
mi cuerpo entero.
Ayer acaricié los vientos
de amores nuevos,
uno por uno,
buscando el verdadero,
el único,
el que me hiciera
estremecer
de amor.
¿Es aquél?
¿O aquél otro?
¿O éste que se acerca
suavemente?
¿O el que en silencio de
amante,
roza
mi piel?
Mis vientos de amores
nuevos
hacen remolinos
con mis dos brazos
que giran
como molinos perdidos
desbrozando malezas
o blandiendo una causa.
Vientos de amores
como mariposas
que vuelan en el aire de
la mañana
besando las flores
y llevando a caminos
desconocidos
el polen dorado
que es filtro de
esperanza.
Vientos de amores
nuevos,
que como remolinos
confluyen
todos mis raudales.
Miles de ojos
que no se alquilan
desde mi cabeza
miran hacia abajo
lanzando grandes
lagrimones
que purifican mi cuerpo
para esperar el amor
nuevo.
Vientos que velan mi
vida
y frente a ellos
aprendo lo que soy:
soy un momento de esa
larga mirada
que te ojea desde hoy,
desde ayer,
desde mañana
paralelos en el tiempo,
me protegen,
me cuidan
siento sus caricias.
Vientos de amores
nuevos,
que entre giros
enlazan hilos de encaje.
¡Son una clase!
¡Son mi rumbo!
Me conducen entre peregrinaciones
a amores nuevos,
tiernos,
verdaderos,
arriban a mi cuerpo
traslúcido
ya que llegan hasta el
alma
y se quedan a mi
alrededor
para que el hallazgo
sea al final,
trémulo de dicha
para que encuentre
al otro lado,
su cuerpo,
el del amor,
último y cierto.
Ese, que inútilmente
esperarán
las tumbas.
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