Tus palabras perturban
mi alma,
me estremecen toda
como si un intenso
temblor
de la Tierra,
me sumerja hasta el
último todo.
Cuando escribes,
no eres una mujer,
eres un paisaje para ser
admirado,
mi imaginación se
trastoca
y voy
casi sin darme cuenta,
hacia ti,
amado amante.
Enredo mis sentimientos,
en tu boca,
porque no pude darte el
beso,
que trémulo
e
inquieto
jugaba en mis labios.
Perturbación total
mi corazón, aún en la
distancia
late muy aprisa
pensando en ti,
confundiendo
mis sentimientos
de no enamorada
en sinceros anhelos de
encontrar
fuegos en mis versos
y en los tuyos.
Me confundes
cuando al susurrarme
musa floreciente,
afirmas que nuestras
almas
se fusionaron
con esa fuerza
estruendosa
que es el amor.
En mis ojos, sí,
encontrarás el destello
de luz
de una mujer apasionada
que la proyecta en una
sola mirada.
Perturbación,
sí, perturbación
de que alguien,
sin siquiera tocarme,
piense en mí
al leer mis poesías
sensuales y románticas.
Sí, es cierto,
soy un manantial de
ternura,
de amores profundos,
inolvidables,
que sabe que
en alguna parte de este
planeta
alguien piensa en mí.
Escribo,
perturbada mis poesías
cargadas de pasión y
sensualidad
como una mujer
luminosa y transparente
como un sol,
como tú me veías.
Soy una musa distante
para alguien que como
poeta
escribe al amor
por estar enamorado de
la vida
y como yo,
siente
que el verbo de la vida
es amar.
Me perturba tu pasión
lejana,
floreciendo mi alma
en estruendosas flores
del campo del amor.
Pienso que algún día,
hoy,
mañana,
en otra vida,
nos despediremos con el
beso
que sigue jugando en el
aire.
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