Mis huellas en tu mar,
mis marcas en tu piel,
entre estrías de luces,
entre maravillosos
perfiles
que rutilan por el agua
entre festejos y júbilos
al velar el ardoroso
buscarte
en la plenitud del acierto
de
este amor por ti.
Dejé mis huellas
en tu cuerpo de mar,
entre un oleaje
resplandeciente de ardores
que te recorren
como finas plumas del
aire,
cubriéndote de besos,
caricias,
en las puntas de las
olas
intentando cubrirte
con mis ansias locas.
Mis huellas en tu mar,
iluminan mis intentos
de que no me olvides
nunca,
entre clamoreos
festivos,
jubilosos, inocentes,
plenos de relumbres, de
fulgores,
proclamando cómo te
estoy queriendo
y dejándote ante tu orilla
mi cuerpo virgen y puro
que alegremente se te entrega.
Las olas van formando
con monosílabos
palabras de amor
que te susurran
entrecortadas
para que las descubras,
sirviéndote a tus deseos
de que tú y yo formemos
un doble espejo
donde nos refugiaremos
para amarnos.
Mis huellas en tu mar
casi desaparecen,
se desdibujan,
las olas en la arena
las van llevando
entre la espuma hacia la
espesura del mar,
donde tú me esperas,
ansioso y desesperado
por tenerme entre tus
brazos.
Mis huellas en tu mar
se adentran entre las
aguas
en una actividad a veces
frenética
y a veces pausada,
fluyendo hacia ti, mi
amante,
porque eres amado.
Muestra en tu hacer,
¡que eres un afluente
del gran fluido que es
la vida!
Mis huellas en tu mar,
como magia de amores,
viviéndolos,
sintiéndolos
en grandiosos momentos
de belleza
y gozo sin par,
entre imágenes de
desbordantes fantasías
y percepciones en torno a lo Divino.
El mar nos ciñe, más y
más,
como un cerco de
alegría,
colmándonos de asombro
al mirarnos entre
espumas
que desfallecen en la
orilla.
Mis huellas en tu mar
se hunden de a una,
de a cien, de a mil,
las incontables pisadas cristalinas,
que como figuras de
blanco mármol
quieren estrecharte
entre sus senos,
de una en otra,
evadiéndose ligeras
y permaneciendo siendo
ninfas.
Son juego de raudo amor,
entre tú y esta ninfa
rápida
que apenas erguida cae
entre tu espuma
desfalleciendo en tu orilla
entre verdes curvas,
con luces vagas
en un gran hervor
de cuerpos en proyecto.
Se enlazan en las ondas
en altas quejas
estremecidas
de gozos y placeres,
entre deseos que se
alzan
en ligeras crestas de ondinas,
entre ansias
que se mueren
en blancuras de amores
nuevos.
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