Perdida en el tiempo,
mi memoria se pierde en pasados ignotos,
perdidos en el olvido,
en ayer de ayeres,
de siglos escondidos.
¡En este hoy mío,
cuánto ayer se vive!
Me encuentro envuelta
en poblados de
antiquísimos regresos
y ahora aquí, frente
a ti,
toda arrobada aprendo lo que soy,
soy un momento de tu
larga mirada
que me acaricia,
desde ayer,
desde hoy, desde mañana,
paralela del tiempo.
El tiempo no existe,
aunque exista la
templanza
y la experiencia de
nuestras vidas
pues cada resurgir de
nuestro nacimiento
es la consagración de
nuevos acontecimientos
que nos llevarán
a nuestra auténtica
realidad y destino.
Perdida en el tiempo,
en una interminable
búsqueda
de la verdad, de la
esperanza,
necesito escuchar el
resonar del agua
para que caigan en mi
sueño del Hoy
las palabras de amor
sobre las hojas que
las esperan,
dibujando en mis ojos
mi mirada enamorada.
Perdida en el tiempo,
que me transporta a
fantasmas impacientes,
a la nada olvidada,
a dudas disipadas,
a realidades que
aparecen
en la luz del
amanecer
que nos muestra la
verdad
y el color del ayer.
Parece perderse en
sueños
durante el día para
volver a caer el sol
recordándonos que el
mundo podrá cambiar
lo exterior a nosotros
pero nuestra realidad
interior exacta y
pura
nos acompañará siempre.
El tiempo ya no es
tiempo,
el tiempo es oro,
pasando las horas,
los días,
luchan los nombres con las cifras,
lo exacto triunfa de lo incalculable,
las palabras vencidas
se pierden en el infinito.
Perdida en el tiempo,
te busco a ti,
el amor inconfesado entre mañanas
sin neblinas ni misterios astrales.
Por el aire revuelan
gemebundas voces apocalípticas
y rozan nuestras
frentes alas
venidas de tiempos lejanos
como profecías de
regresos de ilusiones perdidas.
¿Qué haces alma mía
perdida en el tiempo?
¿Vives en el pulso
lento del existir sin tregua?
¿O en las grietas de
ayeres pasados,
que vencen al futuro
cercano?
¿O presientes las
celadas,
traiciones,
mentiras que te
aguardan?
Perdida en el tiempo,
te busco donde tú
habitas
escondido en el corazón del mundo
y viajo lenta en el
espacio
mirando el lugar
donde tú descansas.
¡No me dejes, no me
dejes
que me pierda en el
tiempo de la nada!
Necesito vislumbrar
desde lejos
tu lámpara encendida
entre las tranquilas
sombras
para saber que existes
y estás presente
en este perdido
tiempo
de mi existir
verdadero,
el que tú sólo
comprendes
y que me salva de
olvidos y tristezas.
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