Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 28 de febrero de 2013
Desilusión desgarradora
Desilusión
desgarradora, mi corazón sangra en una corriente continua de dolor y pena. He
sido lastimada, herida sin culpas ni reclamos, sólo por el hecho de encarar la
verdad frente a frente.
Desilusión
desgarradora, los sentimientos se enredan, se mezclan en un torbellino de dudas
y temores.
La
vida nos depara, sin darnos cuenta, pisando a hurtadillas con situaciones
penosas y adoloridas.
¿Cuál
es la razón de esta maraña de iras ajenas en las que estoy sumergida?
Es
un ahogo en el alma, la maldad, la mezquindad, buscan la inocencia, la
credulidad, la ingenuidad, para anidarse energías puras y positivas y así se
sostienen en soledades interminables de las oscuras noches.
Desilusión
desgarradora, ¡qué de pesos inmensos, orbitales, celestiales se apoyan en la
nada de hondos abismos, buscando por doquier la luz que los ilumine y les de
fuerzas para continuar su labor de socavar el bien y el amor.
Me
engañan con ficciones, falsos paraísos flotantes sobre el agua que me ahogan de
pesares infinitos.
Busco
lo verdadero, el amor único y total y no lo puedo hallar, sólo encuentro signos
y simulacros trazados en papeles blancos, verdes, azules que vuelan con el
viento lejos de mí.
Desilusión
desgarradora, me persiguen esas almas atormentadas que vuelven del osario inmenso
de los que no se han muerto porque ya no tienen nada que morirse en la vida.
El
dolor me acompaña como símbolo irrefutable de que existías tú en ese lapso de
instantes de creíble amor pero mientras yo te sienta, tú eras la prueba de
dolor de otros momentos en que no me dolías.
Desilusión
desgarradora, has dejado tan sólo polvo, vagos rastros fugaces, recuerdos
ínfimos en mi alma, rasgada por hendiduras sin sostenes algunos.
Mi
alma, como alas, sosteniéndose sola a fuerza de aleteos desesperados, pesarosos,
a fuerza de no posarse nunca, de tratar de volar llevando por doquier la esperanza de que existe el
amor, ése, el verdadero, el creíble, no en leves mundos frágiles, sí en únicos
y donde se albergan las verdades más profundas.
Desilusión
desgarradora, no quiero pedir apoyo para superarla, ni a los barcos ni al
tiempo.
Quiero
internarme sola en galerías enormes, abriendo en los granos de arena las minas
de llamas o azahares, para hilvanar entretejiendo ese amor dulce que no
desgarra ni hiere.
Y en ese desliz, en estelas, pisando nubes sin
huellas, no mirar más el recuerdo de esas sombras mezquinas y oscuras que ya no
existen más. Mis manos están vacías de ellas igual que mi corazón y mi alma.
Sólo tú
Sólo
tú, mi amor ausente, me instas a que mi cuerpo y mi alma se abran como un gran
abanico de sentimientos, risas, deseos, gozos, alegrías sin fin.
Quiero
estar contigo donde estuve. Contigo, volver ¡Qué novedad tan inmensa ésa,
volver otra vez y repetir lo nunca igual de aquel asombro infinito!
Sólo
tú, en cualquier instante, segundos, años, puedes golpear mi corazón porque sé
que donde estuve sólo se va contigo, por ti.
Tus
besos los beso yo por ti, saben, tienen sabor a los zumos del mundo.
¡Qué
gusto negro y denso a tierra, a sol, a mar!
Se
quedan un momento en mis labios, indecisos, imprevistos y sin percatarme no se
si son para mi, por ser algo irreal y mágico, ¡Son estelas, son signos, son
condenas o auroras!
Sólo
tú, creas en mi rostro un velo de lágrimas. Si tú supieras que ese gran sollozo
que estrechas en tus brazos, que esas lágrimas que tú secas besándolas, vienen
de ti, son tú dolor hecho lágrimas más sollozos míos.
Sólo
tú, el único, traído por el viento crepuscular y el silencio boreal, hizo latir
aprisa, acompasado mi corazón enamorado.
Dime
el porqué de nuestro encuentro en la
sintonía del existir en este Universo que nos rodea y nos envuelve en redes
invisibles, diáfanas, entrelazadas con hilos de mil hojas verdes y capullos sin
abrir de flores multicolores.
Sólo
tú, es al que espero, a nadie más esperaré nunca, como Penélope tejiendo mil
telares frente al mar mirando casi sin ver el horizonte fruncido por la pena de
la distancia.
Cuando
tú me elegiste, el amor eligió, salí del gran anónimo de todos, de la nada y mi
tristeza se trocó en alegría más alta que las estrellas o nubes, me elevaste.
Y
mi gozo se echó a rodar, prendido a tu ser, en tu pulso. Posesión tú me dabas
de mí, al dárteme tú.
Viví,
vivo, ¿hasta cuando? Sé que volverás atrás, cuando te vayas retornaré a ese
sordo mundo sin diferencias de la gota en el agua, del gramo en el peso. Una
más seré yo al tenerte de menos y perderé hasta mi nombre.
El tercer beso
El
tercer beso, el que se desliza sin saber a dónde, suavemente, como una leve
caricia tibia y cálida, lleva entre sus labios el mensaje secreto, único, de tu
amor por mí.
Entre
tu verdad más honda y yo, me entregas siempre tus besos.
La
presiento cerca, ya, la deseo, no la alcanzo, cuando estoy más cerca de ella,
me cierras el paso, tú, te me ofreces en los labios y ya no voy más allá.
Tú
triunfas, olvidas, besando tu secreto encastillado.
Y
me truecas el afán de seguir más hacia ti, en deseo de que no me dejes ir y me
besas.
El
tercer beso en la frente, es más seguro, los labios ceden, rinden en forma al
otro labio que lo viene a besar.
Mientras
me mirabas y yo te miraba, se detuvo el tiempo en medio instante, el amor me
llamaba y yo le obedecía.
Mientras
me susurrabas y yo te amaba se alzaron los sentimientos, mandó tu voz, el cielo
se hizo visible en tus ojos y yo renuncié el querer en tus labios.
El
tercer beso, preámbulo de una mirada, para llegar como lluvia a un frenesí de
besos, una lujuria de sentimientos.
Fue
un instante sin fin, sin tiempo para soñar.
El
tercer beso, es el que trémulo y ansioso, vacilante es el que quiere besarme en
tu ausencia sin labios.
Besos
me entregas, sin ruido, esquivos a veces, dulces otras, como un gran fruto
redondo aquí en mis labios.
En
el paraíso de tus ojos me pierdo porque estoy perdida, en la paz de tus labios,
me encuentro porque estoy contigo, en el universo de tu alma vivo con mil
sentidos, en ti, vivo, amándote.
El
tercer beso, el que sabe a silencio y a sueños, con melodías de ternuras y
tacto de deseo, sabes a mi mundo, a todo lo que anhelo, sabes a amor, a mi
amor.
Ten
presente que un día el beso tuyo de tan lejos, de tan hondo, te va a nacer de
lo que estás escondiendo detrás de él y te salte todo a los labios.
Y
lo que tú me negabas, me lo entregas, me lo das sin querer, donde querías
negármelo.
El
tercer beso, despacito, sonrosa la piel, disfraza levemente la defensa absoluta
del ser último.
Besas
mi rostro, mi frente y me siento la más amada, la más distante, la más última,
ésa que ha de durar, secreta, cuando pasen mis labios, tus besos.
Quiero
el amor, libre, suelto, sin sombras, sin puertas con trabas ni cerrojos para
vivir en ti sin temor a lo que yo más deseo, a tu beso, a tus abrazos, a tu
solo cuerpo posible, a tu dulce cuerpo pensado.
Dime,
¿por qué tarda tanto en llegar ese tercer beso, el anhelado, el sólo mío, el
que mi corazón espera porque sabe que hay algo en él que es saber que tú
quieres dármelo?
Temor fugaz
Temor fugaz, breve, vacilante, me
enfrenté a él reconcentrada y penetrante, sola, muda, predestinada,
esclarecida, en mi aislamiento profundo, en mi hondo centro.
Mi sueño errante y mi soledad hundida se
dilataban por lo no existente, hasta que vacilé cuando la duda oscureció por
dentro mi alma.
Temor fugaz, que entre dos tinieblas me
perdió y me cobijó entre turbas alas, sin riesgos ni desafíos en una lejanía
sin memoria de encantamiento, sin una presencia de deseo alejándome por un
instante de ti.
Temor fugaz, como un aterciopelado telón
se entreabre y deja pasar una sombra oscura, de duda, de inquietud.
¿Por qué aparece de esta manera
misteriosa y solapada?
No quiero sentirlo, trato de no sentirlo,
tengo la leve sospecha de que me avisa que en mi vida el amor se alejó
despacio, dejando tan sólo un rastro de recuerdos, un indicio de imposibles que
me fustigan la piel con una impaciencia dominante, con un hervor que calcina mi
corazón desenfrenado a encender nuevas fogatas de amores renacidos como las
estrellas cuando brillan con intensidad en el azul cielo.
Temor fugaz, me hace perder en el medio
de palabras diferentes, el sueño por sí solo no es suficiente, no deseo dentro
de mí la ilusión de la incertidumbre, la inconsistencia.
Deseo una nueva estación en mi vida, el
viento del amor golpea a mi puerta pero la pasividad me impide abrir.
La prevención de un torbellino de
emociones como una tormenta puede lavar las heridas más profundas.
Temor fugaz, pasó y no dejó huellas,
ahora revivo, canto, creo en el amor que me espera renaciendo en mi vida la
alegría de vivir con emoción, desorden, ligereza.
Necesito todos esos sentimientos que
vienen con sabor, con una cierta mezcla de un pedazo de soledad sediento de
amor.
Temor fugaz, se que nunca será demasiado tarde el dolor y
el miedo, nunca son mortales, hasta la herida más profunda se cura en el mismo
lugar que una nueva piel se forma.
El amor puede tocar en cualquier momento.
¡Estoy aquí! ¡Siempre voy a estar aquí para siempre, esperándote, amor, sin
dudas ni sombras titubeantes!
Surgió la luz y me elevó al cenital
esplendor donde todo está claro, no hay dudas ni temores.
Ya no estoy dentro de la niebla, el
tiempo eleva las anclas, el silencio pleno de amor echa al vuelo enmudecidas
campanas y cumplen su juramento los horizontes del alba, la vida toda de día,
pura, flota en el agua, en el aire, en la nada.
Fuiste tú
Fuiste
tú, me dejaste en el mundo irreal de la poesía, mundo mágico donde estoy sola,
en otra dimensión, viviendo momentos únicos conmigo misma.
Mis
prosas poéticas de amor, son paradisíacas, tiernas, dulces, a veces severas,
duras, despiadadas, adoloridas y ¿cuál es la razón que me insta a estar jugando
con las palabras, saboreándolas, deleitándome con ellas? ¿Es que existe una
razón verdadera? No, es irreal, es del otro mundo, de otros cielos, de otros
horizontes y vienen despacio, sin apuro, sin prisas a buscarme y a llevarme a
lugares lejanos y secretos.
Fuiste
tú… mi inspiración, mi númen, mi amor consagrado hasta el último anhelo de mi
alma.
Me
haces vivir en nostálgicos y melancólicos suspiros que desde mi mundo interior
surgen aún más allá de la nada, del no existir en esta realidad sin amor
verdadero.
Fuiste
tú… me transformaste, soy y seré un ser diferente desde el instante en que
apareciste en mi vida, me enamoré del AMOR, me diste el todo que siento que soy
hoy.
Entre
metáforas, sílabas, letras, frases, sinónimos, mi mente se va sola con ellas a
danzar, a disfrutar de la música, a amar la vida con total intensidad y sin
saber por qué con prisas, prioridades inusitadas quieren ir a las páginas en
blanco, corren, se entrecruzan, se vuelcan perdidas sin saber qué expresar, si
es el amor el intenso o el tranquilo dulzor de caricias no sentidas.
Se
van enhebradas en letras tejidas con encajes de fulgores brillantes, opacos,
refulgentes a recorrer el orbe en mantos de amor para envolver en redes las
almas necesitadas de sentimientos puros, inocentes y vírgenes.
Fuiste
tú… cambiaste mi entorno, mi sensibilidad más honda, más sentida me elevó a
bordes abismales de remotos tiempos, de ayeres y de presentes inesperados con
profundos deseos de amar y ser amado.
Fuiste
tú… la que despertaste mis ansias, mis angustias, mis puros deseos de volar sin
alas, lejos, muy lejos, a cielos azules entre nubes áureas como campos de
algodón, buscando el don de la esperanza, el deseo de vivir volcando mi sentir
en trozos minúsculos de papel o en hojas apergaminadas o en caminos de arena
donde se borran con la espuma del amor.
Fuiste
tú… me diste la vida, esta vida mía que me hace amar por sendas sin fin,
derramando como pétalos de jazmines sentimientos hondos, sinceros, únicos,
transferibles de un alma a otra, tendiendo mis anhelados puentes donde la vida
renace y el ser humano se une entrelazando dedos, manos, brazos, mentes para
limpiar nuestro planeta de oscuros y misteriosos sentimientos malvados y
mezquinos.