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Vivir amando

Vivir amando
sólo hay que vivir la vida
que te conduce entre alturas del mundo
sin sentir la fatiga
de haber subido como recompensa
de vivir amando.

Mi ser en prosa,
en velocísimo viento
atraviesa la vida en
segundo, minutos, horas,
sin que se caigan o destruyan
todo lo que deseamos.

Nuestros esfuerzos
que cuestan a veces sollozos
a veces risas que como rosas secas
te alfombran el paso
convirtiendo los días en peligros en llamas
al vivirlos con toda intensidad.

Y entre galardones de éxitos,
triunfos, amores milagrosos,
prologamos el hecho máximo de amar
con la pena y el pecho.

Conquistando en afanosas lides,
entre gozos parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos,
a la gran disyunción,
que está esperando
hermana de la muerte
o muerte misma.

Vivir amando,
medalla que merece recibirse,
cada beso perfecto,
aparta el tiempo,
lo echa hacia atrás,
para ensanchar el mundo breve
donde pude besarse todavía.

Va en el llegar,
ni en el hallazgo,
tiene el amor su cima,
es en la resistencia a separarnos
en donde se le siente,

desnudo, altísimo, temblando.

La vida es un trofeo

La vida es un trofeo,
que vivimos intensamente,
con alegrías y pesares
pero sintiendo la fuerza
de luchar, de prodigarnos, de dar amor por doquier.

La vida es un trofeo,
donde la cual escribimos poemas
para unirnos en un largo puente,
para salvar al mundo del caos y la destrucción.

Vivamos la vida con pasión,
como recompensa a todo lo que damos,
con ilusiones y anhelos.

¡Vida, mereces vivirla a pleno!
entre celestes perfumes de jazmines
de fina espuma.

Arranco al cristal azul
mil campanas anunciando
que vivir es recibir la luz del cielo.

La vida es un trofeo
entre amores y desamores,
fidelidades, inquietudes,
sufrimientos, felicidades
por todo es un don
que del más allá debemos dignificarlo.

La vida viene de lejos
a despertar el alma
y en el cielo de las aguas,
mis ojos en el más alto horizonte
las flechas doradas disparan sin parar.

Me siento como una máscara
tapando el rostro y mi papel aprendido
que me quita los disfraces
y exige razón de la vida.

La vida es un trofeo,
todo cabe entre sus fuertes muros
contra vientos y lluvias levantadas,
las espadas del miedo
y la duda en la paz de mi umbral
se han quebrado.

La vida es un trofeo
¡qué fácil es vivirla
en las altas cimas del cielo
con tu mano entrelazada en la mía!

La vida es un trofeo,
pleno de laureles.

¿Qué es la vida?
¿Se la coge a puñados
como al mar,
o cae sobre nosotros en el sueño?
Sin despertar ya más,
igual que muerte.

Va suelta,
escapada va,
sin que se sepa dónde,
sí pisando los cielos que miramos
o bajo el techo que es la tierra nuestra
inasequible, incierta, eterna
jugando con astros a vivirla a pleno.

Suspiros del destino

Suspiros del destino,
¿a dónde nos llevan?
¿por qué se ciernen sobre mí,
como si mi alma fuera tan solo un suspiro?

Me llevan a mi destino,
paraíso sin lugar,
isla sin mapa,
donde vivimos felices los amados,
los que amamos,
los que nos conducen
a una vida cierta y feliz.

Suspiros del destino,
en un puro volar sin hora,
quieta,
mi vivir es mi salvación
que sin saber por qué me lleva
a estar enamorada de la vida,
escribiendo siempre
en menudos pedazos de papel,
en pergaminos
trozados por el viento,
en páginas brillantes por el sol.

Milagro de vivir
lo sobrenatural de los suspiros
que colman mi destino
que quizás nacieron conmigo.

Es un prodigio tan íntimo
el que tú inspiras,
que hasta el color del cielo,
o tu voz,
o tu risa,
inunda mi vida en el aire
plenos de suspiros
surgidos del alma.

Las sorpresas del mundo
lanzadas desde lejos,
sobre ti,
mi amado,
como olas en mansa espuma blanca
a tus pies
se te quiebran,
dóciles,
esperadas
y a tu alma llegan,
desde el aire lejano,
mis suspiros de miel y amor.

¡Toda la vida es única!
¡Qué gozo que no sean nunca iguales
las cosas que son las mismas!
Suspiros del destino,
si el vasto tiempo entero,
río oscuro y sinuoso
se escapa.

En las manos nos deja
prendas inmarcesibles
llamadas días,
horas
en que fuimos felices,
enlazados entre suspiros tiernos y dulces

Por eso los amantes
nos prometemos
los siempres
con almas y con bocas.
¿Y si no fueran los suspiros, suspiros?
¿Si los suspiros fueran al estrecharlos y besarlos,
palpitaciones encendidas entre el alma y el aire
como hilos finos y delgados
miedosos de ser escuchados.

Suspiros del destino
¿Y si hubiera otra luz en el mundo
para que nos condujera
despacio,
sin darnos cuenta
a otro destino más puro,
más fino,
más leve

que nos llevase a un mundo ideal.