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martes, 29 de septiembre de 2015

Leyenda


Leyenda

Mis pasos de alondra,
pisaron un otoño húmedo y te sentí volar,
entre la fronda indiferente de viejos pergaminos.
Quise seguir tu vuelo solitario.
Quise amarrar tus ojos a tus alas.
Quise rehacer mis dedos con tus plumas.
Más tu volabas… volabas…
Autómata juguete de papel y cielo.
Y te tragaba el viento.
Y te mordía la distancia luminosa.
Y yo soñaba… soñaba…
que hoy… tal vez mañana…
quizás un día…
yo sería la rama de tu nido.
Y fui la rama.
Y allí posaste tu piel con el ahogo de de tu aliento.
No hubo nido.
Tú volaste…
fuiste un cuento.
Mi sueño, una leyenda de otoño en mi memoria.

“Nadie previno,
 la culpa de existir,
no acepta culpas”

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