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lunes, 4 de enero de 2016

Soneto nostálgico


Soneto nostálgico,
bordado en una red perfecta y pura
como un laberinto
para que el olvido no lo encuentre.
Escondido atisba
si el amor que por allí pasaba,
crece y crece cada día.

Soneto nostálgico,
con sed de hechizantes luces
para que surjan de rincones ocultos
las caricias anheladas de su amado.
El soneto no se incorpora
al solo presentir el blanco pliego.

Es que hay un exigir en el alma
que se hace ruego
y un ruego en la exigencia
lo aflora en palabras de amor
que se van al amado volando por los aires
y con tristezas de no estar a su lado.

Soneto nostálgico
que nos lleva a ver
el paraíso de Arco Iris,
el puente de la vida,
que desde la lejanía
soñamos con la luz
adormecida los dos,
muy juntos.
Es un aire que crece,
es un viento que canta,
son júbilos y milagros
entre nostalgias y anhelos,
sonetos que van hacia ti,
mi amor.

Soneto nostálgico,
escondido entre penumbras
que se abren en la noche
entre amores de dos
que se piensan y se aman
en el fondo del alma.

Soneto nostálgico,
palabras místicas que se enhebran
como perlas escondidas
en el fondo del mar.
Para que bajo la luna núbil y tierna,
cuando otra vez inicie
su creciente de blancura aguda
se vuelquen en las hojas puras
para que lleguen a él
tan lejos como poema pleno
de luz sin par.

Soneto nostálgico,
colmad mi esperanza
y dadme siempre la promesa
de que nuestras palabras de amor,
aquellas las más firmes,
sean una verdad
que sí pueden ser nuestras
y que el sueño de encontrar la letra del soneto
llegue al fin a ser una realidad nuestra.

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