Soneto
nostálgico,
bordado en una
red perfecta y pura
como un
laberinto
para que el
olvido no lo encuentre.
Escondido
atisba
si el amor que
por allí pasaba,
crece y crece
cada día.
Soneto
nostálgico,
con sed de
hechizantes luces
para que surjan
de rincones ocultos
las caricias
anheladas de su amado.
El soneto no se
incorpora
al solo
presentir el blanco pliego.
Es que hay un
exigir en el alma
que se hace
ruego
y un ruego en
la exigencia
lo aflora en
palabras de amor
que se van al
amado volando por los aires
y con tristezas
de no estar a su lado.
Soneto
nostálgico
que nos lleva a
ver
el paraíso de
Arco Iris,
el puente de la
vida,
que desde la
lejanía
soñamos con la
luz
adormecida los
dos,
muy juntos.
Es un aire que
crece,
es un viento
que canta,
son júbilos y
milagros
entre
nostalgias y anhelos,
sonetos que van
hacia ti,
mi amor.
Soneto
nostálgico,
escondido entre
penumbras
que se abren en
la noche
entre amores de
dos
que se piensan
y se aman
en el fondo del
alma.
Soneto
nostálgico,
palabras
místicas que se enhebran
como perlas
escondidas
en el fondo del
mar.
Para que bajo
la luna núbil y tierna,
cuando otra vez
inicie
su creciente de
blancura aguda
se vuelquen en
las hojas puras
para que
lleguen a él
tan lejos como
poema pleno
de luz sin par.
Soneto nostálgico,
colmad mi
esperanza
y dadme siempre
la promesa
de que nuestras
palabras de amor,
aquellas las
más firmes,
sean una verdad
que sí pueden
ser nuestras
y que el sueño
de encontrar la letra del soneto
llegue al fin a
ser una realidad nuestra.
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