Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 2 de julio de 2016
Ecos de besos no dados
Ecos de besos no dados,
resuenan en mi alma
como alas rotas de aflicción
y deseos reprimidos,
esos instantes que no se olvidan,
tan vacíos,
devueltos por las sombras,
tan vacíos,
rechazados por el tiempo.
Ecos de besos no dados,
ese instante que pudo ser tierno
y pleno de gozo,
pasó despacio por mi lado
y mi cuerpo desnudo,
desnudo de sangre de alas,
sin ojos para recordarte,
sin labios para recoger
el zumo de tus mieles,
se perdió en el canto
de los helados campanarios.
Los suspiros del mar
me humedecieron las únicas palabras
y los besos no dados
por los que vale vivir.
Ecos de besos no dados,
fue tan solo un instante breve
de la nada
acurrucado en una eterna espera
en la cueva del destino,
sin manos para decir nunca,
sin labios para besar los tuyos.
Ecos de besos no dados,
como dueños del silencio,
son como una tribu
de palabras mutiladas
y de tibiezas no recibidas,
se elevan entre montañas
hacia las nubes,
lejos, muy lejos,
en una partición de sol
en pequeños soles negros.
Hay en la espera del beso
un rumor a lilas
rompiéndose en la lluvia gris del alba.
Ecos de besos no dados,
soy como una viajera,
mujer poeta,
que ha dejado su cuerpo
junto a la luz
y ha cantado la tristeza
de lo que nace.
Mi alma sin tus besos
se estremece toda,
volcándose en la madre de las tinieblas.
Entre hilo e hilo de su tejido
de espera encierra
el anhelo del beso no dado,
guardado como tesoro
en el mundo para mí
perdido entero sin ti.
Ecos de besos no dados
que pasarán entre el frío,
el viento, la lluvia, el trueno,
resonando por un minuto de vida
breve
en los confines del mundo,
danzando como palabras de amor
en paraísos no encontrados,
que saltan de estrella a estrella,
de sombra en sombra.
Voy por galerías
donde vagan los besos
que no encuentran mis labios,
esperándolos,
sabiendo que no llegarán a mí.
Todo sonido en eco tuyo
me lo convierte el alma que te espera
y ahora en esta hora inocente
me siento en el umbral de mi mirada
como sonámbula
en una cornisa de niebla
esperando despertar como flor
que se abre al viento
en un camino de espejos
donde los besos son dados
como encantamiento creciendo
solos en la noche pálida,
enlazando fuegos de silencio,
ingenios en espejos de triste transparencia.
Pequeñas promesas
Pequeñas
promesas,
vienen desde muy lejos,
nos
atrapan, nos envuelven,
dándonos
alegrías al escucharlas.
Son
fugaces y tiernas,
nos
despiertan sentimientos
que creímos ocultos,
que ya
nos habían abandonado.
Pequeñas
promesas de amor,
de un
amor que arrastra recuerdos vagos,
ya casi
olvidados,
los
cuales creí inexistentes
pero
cuán profundos
se
arraigaron en nuestras almas.
Nos
hacen crecer poderosas alas
para
cortar como golondrina
el
cielo azul y celeste
de esta
aurora nueva
y me
siento casta, luminosa,
transparente, serena,
andando
libre y sin sombras
en un
camino de estrellas.
Pequeñas
promesas
que
pasan por el aire como ramos verdes,
cercando
mi sosiego,
posando
un viento en mis labios,
guardando tu augurio en cofre de plata.
Mis
manos están prontas
a recibir tu ofrecimiento,
rogando
que se cumplan mi deseo
de
estar junto a ti,
tan sólo instantes, minutos de mí existir,
calmo y
sereno.
Pequeñas
promesas,
te escucho, te nombro y te reclamo
y mi
deseo reverdece hacia adentro,
puliendo artesonados tu ausencia.
Recorre
mis orillas
un
viento adolescente en primavera
y en
este otoño mío
la
estirpe de mis cantos se levanta
y la sangre vibra, palpita,
te
convoca y te necesita a mi lado,
entre suspiros entrecortados y hondos.
Pequeñas
promesas,
el indicio de ti, es como un signo
de
dorada abeja en el aire de alelíes,
la miel de mis labios muda
al
carmín tus besos esperados.
Renuevas
mis anhelos y esperanzas
y
siento crecer en mis solares,
olivos,
laureles y mirtos blandos
y
proclama con todos mis sentidos
¡tuya
soy entre aires de cristal
y oros
perfumados!
Pequeñas
promesas,
tan
sentidas y anheladas
que
temo despertar en tus pupilas
por no
apoyar mis ojos en los tuyos
y por
un breve resquicio de mi frente
se
asoman a mi pecho tus sentidos
y
tiemblan las barandas de mi cuerpo
al
sentir apoyar tus leves
y
deseados brazos
en mi cuerpo estremecido.
Pequeñas
promesas,
siento
promisiones que de tu piel sin nubes
se
levanta un sol joven de rosas circuido
y mi boca en la boca del estío
se
inicia en el secreto de nombrarte.
Te
llamo hasta quebrar mi voz,
no me
defraudes,
prométeme no olvidarme,
sé que
el amor se despertó en los dos
y se
derramó en nuestras almas,
reflejándose
tu imagen en mi cuerpo
como el
frescor de la creación primera.
¡Pequeñas
promesas,
acérquense,
arrumáquenme,
denme
la tibieza primera
de un
amor amanecido y luminoso!
Deseos reprimidos
Deseos reprimidos, escondidos, misteriosos,
ocultos en lugares secretos del alma,
todo en ellos son canjes,
ola y nube, horizonte y orilla.
Deseos reprimidos,
de escapismos y desapariciones,
vuelos a otros mundos
donde la lucha no existe
y donde está velando
en puro juego
ese ardoroso buscar
en la plenitud del acierto.
Tratar de encontrar el universo
cuando se aclare
la razón final del movimiento,
del no moverse,
del esperar un mediodía sin tarde,
la luz en paz,
renuncia del tiempo al tiempo.
Deseos reprimidos
que buscan en mi interior
la plena consumación del amor pasional,
sensual, del amor,
igual, igual,
que de tanto ardor
me conduce al sosiego
mientras mi lira sin cesar lo aclama.
Deseos reprimidos,
son el eco que resuena en mis entrañas,
como los versos en mi alma
que cantan a lo grande
porque van conmigo
con un corazón que las alturas ama
en un ideal cuyos fulgores persigo.
Aspiro a que se insinúen
en el real mundo en que vivo.
¿Qué buscan?
¿Qué esconden?
¿Amares tumultuosos, espontáneos, vibrantes,
sin doblegarse a un doble juego?
Deseos reprimidos,
quiero alcanzarlos, una vez, mil veces,
con decisión inequívoca,
con prisa desatada,
con mis ilusiones volando
hacia altos templos de vestales iniciales.
Deseos reprimidos,
los quiero por audaces,
los quiero por ingenuos,
yo sé que en sus anhelos hay horizontes
para los mundos y los cielos.
Placeres, quereres, poderes,
entran sin desearlos
a la porosidad lumínica
de todo mi ser.
Deseos reprimidos,
los ansío dentro de mí,
por doquier aparecen
en cualquier lugar,
en momentos imprevistos,
sin tener un ápice de necesidad,
de poder, de poseer,
de intentar aprisionar al amor
entre barreras semiabiertas
para sentirme más libre,
dispuesta a intentarlo todo,
a descubrir lo más obvio,
a lograr el descubrimiento
del deseo realizado.
Deseos reprimidos, íntimos,
que intuyen los aromas del amor,
que dan vitalidad,
fuerza, ternura y placer
para que la vida transcurra sin tregua,
con pausas moduladas,
sin insistentes sobresaltos,
como queriendo volar.
Deseos reprimidos,
tejedores de urgencias, de reclamos,
de esperas, sin prisas ni bravatas,
pero con insistencia terca
para poder llegar a recoger
el aroma del mundo
y sentirse dentro de él…
profundo y con total fuerza
ilimitada y necesitada.