Cada minuto que el reloj desgrana con las pinzas prolijas y
puntuales,
mi entendimiento tanto más se afana por descifrar enigmas y señales.
El aire hunde en pos de la campana, que su sonido flota cada minuto,
anunciando que el Hoy tiene sentido si lo vivimos con amor intenso,
dejando estela traslucida en el existir de cada ser viviente.
Si vivimos cada minuto, perfume, luces, formas y sonidos nos
desentrañarán,
de su cautiverio y azuzan, apaciguan los sentidos en un riesgoso y
repetido juego.
Detrás la espesa niebla del misterio y más allá un dios mudo, sordo
y ciego espera.
Ilusionista, embaucador, inimitable mantenedor de sueños
de cada segundo del todo
poderoso, tiempo.
El segundo se inmiscuyó en este poema para darle un toque de color y
de magia,
con mucho amor intenso que escribo ya ahora, acá , en esta página
que te esperaba,
ansiosa de que aquí cayera como lágrimas de amor.
“labios, una flor,
su perfume es mi dolor,
ausencia tenaz”
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