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domingo, 20 de mayo de 2018

Soledad


Estoy sola bajo la opaca multitud soterrada.
Todos pasan de prisa a mis cuatro costados, como un naufraga que desde
la perdida playa llama en  vano.
Estoy, sola, angustia, por el polvo rencoroso, pisoteada.
Estoy sola, olvidada.
¿ A dónde se alargan las manos?
¿A quién abrir el corazón desolado?
Todos llevan las tristezas de la vida, sin recibir las señales de los astros.
Estoy sola, acosada.
Por los rostros repetidos, renovados en quienes inultamente busco el rostro,
de un hermano.
¡Ay! si pudiera huir lejos por el campo.
Y sin relojes echarme sobre el pasto.
Estoy sola, encerrada, quisiera correr descalza a las orillas de los ríos
y las manos de los aires subir en pájaros o en nubes.
Y abrir la ventana a las golondrinas del aire.
Para entregarles el secreto de mi alma acongojada,
porque mi alma alucinada hace lluvia en mis ojos siempre azules,
dulcemente despierta a las glicinas.

“El silencio
 me trae tus ojos
 de perla temblorosa”

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