Estoy triste, aturdida,
melancólica,
escuchando la lluvia a
través de mi ventana.
Añoro al amor que aún no
me ha tocado,
¿Existirá para mi algún
día?
No lo sé, mi esperanza es
como el agua que atraviesa arroyos, ríos y mares.
Ahora, enamorada del amor,
tú, el que espero, eres el milagro que me produce dolor apasionado, valiente y
audaz, sueños.
Estoy triste porque mi
lecho está vacío
y el gran aire que me
envuelve, también limpio, sin señales de que tú vendrás hacia mí.
La soledad me invade de
lágrimas saladas que como un gran mar en mi pecho se derrama.
Todo lo esperado no llega,
las esperanzas se truncan, entre luces distantes,
azar sin respuesta.
¡Qué desilusión tan leve y
sutil, sin color, tan vaga como las sombras!
Mi tristeza me la ha
robado la noche, era mía, era bien mía, pensaba decirla en versos,
darle forma como dan las
lagrimas, forma tibia al dolor de adentro…
Pero, el papel esperó en
vano, mis poemas de amor, quedaron dentro de mi alma guardados hasta que te
encuentre.
Y mi tristeza se va lejos,
en las estrellas altas, en esas brisas frescas.
“Si
algún día te descubriera
todos
mis cantos olvidaría
y
mis versos mi gloria coronaria”
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