Murmurar, susurrando quejas de dolores dormidos,
de heridas no cicatrizadas.
Esto nos lleva al fondo de las tumbas, al fondo de los mares, al
fondo de los vientos,
al fondo del silencio.
He aquí los signos ¡Cuánto tiempo olvidado!
¿De dónde viene?
¿En dónde estaba?
¿En qué alturas, en que profundidades?
Andaba por la historia del brazo con la muerte.
Murmurar, llorar de amor y miedo caminando por senderos.
Cada cual viaja en esta vida en el suyo y de esta manera iremos
hacia el caos,
al abismó que se está viviendo a esta altura en el mundo.
La vida sin amor, es como vivir sin tiempo, sin espacio, sin
corazón, sin sangre.
Es como andar de una lado para otro, sólo en el vacío, hacia el
fondo de un abismó.
Murmurar de mis buenos seres que creí me amaban, yo no me quejo,
pero me pregunto,
¡Oh, mis amores, los que habéis tocado mis manos!
¿Qué habéis tocado?
Y vosotros que habéis escuchado mi voz ¿qué habéis escuchado?
Y los que habéis contemplado mis ojos ¿qué habéis contemplado?
¿Por qué los murmullos, las envidias, los celos, me han herido?
Lo he perdido todo y todo lo he ganado y ni siquiera pido la parte
de la vida que me corresponde.
Ni montañas de fuego, ni mares
cultivados.
¡Basta ya!
¡Quiero vivir en paz y con amor!
Allí donde la tierra pierde su ruido,
allí donde me esperan mis queridos
fantasmas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario