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Cada minuto



Cada minuto que el reloj desgrana con las pinzas prolijas y puntuales,
mi entendimiento tanto más se afana por descifrar enigmas y señales.
El aire hunde en pos de la campana, que su sonido flota cada minuto,
anunciando que el Hoy tiene sentido si lo vivimos con amor intenso,
dejando estela traslucida en el existir de cada ser viviente.
Si vivimos cada minuto, perfume, luces, formas y sonidos nos desentrañarán,
de su cautiverio y azuzan, apaciguan los sentidos en un riesgoso y repetido juego.
Detrás la espesa niebla del misterio y más allá un dios mudo, sordo y ciego espera.
Ilusionista, embaucador, inimitable mantenedor de sueños
 de cada segundo del todo poderoso, tiempo.
El segundo se inmiscuyó en este poema para darle un toque de color y de magia,
con mucho amor intenso que escribo ya ahora, acá , en esta página que te esperaba,
ansiosa de que aquí cayera como lágrimas de amor.

“labios, una flor,
su perfume es mi dolor,
ausencia tenaz”

El espejo



El espejo, reflejo de toda nuestra existencia,
me acerco a él temerosa porque a su través desfilan sin orden,
sin control, imágenes difusas unas claras otras,
de mi vida en el ayer.
El espejo es el Hoy y el Ayer a la vez y nuestras emociones, no deben permitir,
que mi alma se acongoje, se entristezca, de lo contrario debemos ir como recuerdos,
con alegría, risas, cuando desfilan momentos intensos de amores profundos que dejaron,
huellas marcadas a fuego por su intensidad de haber sido amada con total entrega.
Mis poemas en el espejo se cruzan, se mezclan, ya no sé cuál es cuál.
En el espejo vivo con un dejo de gozo y otros de lágrimas.
¡Ay espejo misterioso, no quiero ahondar en ti porque me quiero mucho y gozo por lo que tengo
y por quién soy.
No quiero penas por tantos sueños muertos a mis espaldas.

“El espejo absorbe mis tormentas,
 comparte mis bonanzas,
colma mi corazón de amor entre recuerdos”.


Estoy sola



Estoy sola, bajo la opaca multitud soterrada.
Todos pasan de prisa.
Estoy sola.
Cómo el náufrago que desde perdida playa llama en vano.
Estoy sola.
Angustiada, por el polvo rencoroso, pisoteada.
Estoy sola, olvidada,
¿A dónde alargar las manos?
¿A quién abrir el corazón desolado?
Estoy sola.
En los silencio del páramo, extraviada.
Todos llevan la tristeza del rebaño,
sin recibir las señales de los astros.
Estoy sola, acosada.
Por lo rostros repetidos.
Renovados.
En quienes  inútilmente
Busco el signo del amor.
¡Ay!, si pudiera huir lejos, por el campo,
y sin relojes echarme sobre el pasto!
Estoy sola, encerrada.
Quisiera correr descalza, a la orilla de los ríos.
Y en las manos de lo aires.
Subir en pájaro o nube, transformada.
Estoy sola.
Arrastrando las tinieblas de mi cuerpo
Que relámpagos furtivos van cortando.
Estoy sola.
Abandonada.
Entre miles que transitan a mi lado.

¡Qué lejos el verde campo
Y qué lejos mis amores!