El silencio es una pampa de hielo
un humo congelado
sin olor a combate.
Un perfume que estuvo.
Un color que exprimió su gama de color
un gastado resorte que ha perdido elasticidad,
el acto revelado en un veraz espejo.
La palabra extendiéndose de una vez de sí
misma.
Es agraz, un resuello, es ensordecedor.
Es plenitud, la extrema plenitud del periplo.
Comunica que hay distancia, hay mutis
es el secreto de lo prohibido,
es clave de la vida y cómplice de la muerte.
Silencio sepulcral, no hay sonidos
el amor callado se ha perdido
nunca estuvo, su eco se alejó.
El silencio nos da paz al alma
Y resbala dentro nuestro calmando toda
inquietud.
El silencio no nos persigue en nuestros sueños
y no malgasta en ofensas palabras que hirieron
y el tiempo que se extinguió.
Inventé una máscara en ese silencio sordo y
apaciguante,
una máscara de desdén y lejanía
que puede destruir a quien respira cerca
o a quien apenas roce con mis ojos.
El silencio me embriaga todo mi cuerpo para
siempre.
No hay más palabras para el canto
que compartimos y arreglamos en extraños
momentos.
Y cuando todo estaba listo para el canto,
el silencio ocultó todo sonido y la canción no
terminó
es como una lengua encendida que no recuerda
otro estado
no es más una palabra confiada,
ni a las aguas lentas ni a los ríos
desbordantes.
Pasan las horas y el reposo inunda todo tiempo
y lugar.
Ya llegará el momento en que se abra la puerta
que estaba entreabierta para que la luz
deje pasar la vida, el amor y el canto.
“espejo atiborrado de
silencios y recuerdos
que entre hilos y cenizas
hacen una imagen más
para que vivan en un rincón del presente”
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