Marcha a tu paso, mi
amado.
Yo iré al mío.
Trota mapas de tersa
cartulina que yo galoparé mi desvarío,
para trocar un ya, por un
acaso.
Hoy para no irte a buscar
y traerte a mi lado piafa mi rosillo
y se empecina en sacar sus
ardores de pegaso.
Esté amor al que hoy le
decimos ¡adiós! Fue un amor en remolino,
donde confluían todos mis
raudales,
unos arrastran tiernos
recentales, otros se encrespan con furor felino.
Él vendrá del fondo del
espejo, donde mi infatigable catalejo,
lo construye,
lo pierde y lo reitera.
¡Adiós! , el adiós nos
separa para siempre y mi corazón se agita, duele,
se apesadumbra.
Quiero que estés conmigo
como antes, yo entre tus fuertes brazos,
sintiéndome muy feliz.
Y cuando desde el balcón
del frente, mi libre albedrio precisa y sente llegar a mis labios,
tus besos ardiente,
ardorosos.
“Te
retratas fiel,
sobre heliotropo,
del crepúsculo”
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