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domingo, 24 de mayo de 2020

Tus caricias


Tus caricias
como aroma de flores de azahares
impregnan mi piel
y me envuelven
en suaves delirios de ensueño
haciéndome sentir
que a nada en el mundo se parecen.

Tus caricias,
leves como la seda,
frescas como brisa al amanecer,
son promesas de dichas desatadas.

Las quiero en mí a mi alcance,
cerquísima,
como está el ser amado
con el ritmo de su cuerpo al lado mío
que aunque sin verse se siente,
se sueña.

Tus caricias deshojan mi tristeza
en anhelosos huecos de amor,
dándole luz a mi alma.

Laten en mis sienes
como tenues sombras de ruidos,
caricias que como pétalos de rosas
se deslizan en mi rostro
cual temblores de hojas
y gotas del cielo.

Tus caricias como tímidas palabras
sueltas o murmullos en el aire,
en lento encanto,
sin ansias,
descubren mi cuerpo lentamente,
allí en ardorosas palmas
que me llevan a reclinar mi mejilla
en el blancor de plumas
que visten nuestro lecho de amor.

Tus caricias,
que como gotas de lluvia
caen sobre el papel,
ese,
el florido del azar,
donde las letras bailan
y crean palabras de amor.

Tus caricias me hacen conocer tu mundo,
me quedo inmensamente deslumbrada
al ver que el brazo que te tiendo
tu me lo estrechas.

Tus caricias flotan
en el paraíso ideal
de lo que anhelamos ser,
en ese velo súbito
en nuestra vida tan clara.

Son sutiles como alas de mariposa
y aleteos de ángeles
que protegen mi ser
y le dan paz a mi alma.

Tus caricias me estremecen de impaciencia
y soy feliz sintiéndolas latir
con frenesí en mi piel.

Me seducen,
me apasionan
y crean dentro de mi mundo interior
una alegría sin fin.

Tus caricias,
sin ellas no concibo el no tenerte,
son una cálida huella de los sueños
que soñamos con el aire azul en cada día.

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