Atardecer
frente al mar, sé que mi corazón alguna que otra tarde recordará estas serenas
aguas del mar y este levísimo encantamiento azul del cielo que las sueña.
Sé muy bien
que mi corazón recordará este crepúsculo, buscará este frescor, estos reflejos
del lento atardecer que ven mis ojos.
Atardecer
frente al mar, los pájaros escriben con sus vuelos en la celeste página la
belleza y verdad de la cual soy testigo.
Esta visión,
esta emoción, viaja ya por el tiempo, hasta este día para dejar temblando su milagro
desnudo en las aguas.
Entonces, me
acordaré del hoy.
Donde fluye
vida, mis ojos brotan como manantial de agua al son de la música al ver el sol
esconderse entre nubes en el horizonte.
Cuando
agoniza el sol, el agua se le entrega, fraternal, sumisa, envolviéndolo con
guirnaldas de flores y collares
ondulantes. Desaparecen estos espléndidos colores de un arcoíris iridiscente, soñando va la tarde azul y la
vida marcha hacia el ocaso.
Entre
abanicos de espuma de olas que golpean sin cesar las rocas, el cielo se va
tornando de colores rojizos ante la puesta del astro.
El mar por
la sal sutil y el iodo sano plateado por los hilos del sol conserva la música
de sus ondas en marcha.
Atardecer
frente al mar, entre trompetas radiantes del agua el cielo como una flor dormida
cierra sus pétalos de colores.
Atardecer
frente al mar, entre aromas de mar y sal mi corazón se estremece y mi alma
renace en onda paz y me veo reflejada en espléndidas sinfonías que viajan al
ritmo sigiloso al encuentro de este atardecer tan esperado
¡Tengo todo
el mar en mi pecho!
¡Todo el
cielo en mi alma!
Atardecer
soñado que frente a mí se cierra y queda plasmado en mis pupilas por siempre.
¡Cuánta gracia, el cielo y la mar a mi cuerpo
entregan!, pájaro de fuego, reflejándose en los sonoros espejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario