Despierta mi sed de amar, tú, el encontrado, despierta la
fervorosa faceta del amor esplendoroso, el que hace gozar y sentir la llama
pasional que enciende el corazón con dulzuras y caricias.
Despierta mi sed, necesito sentir el querer impoluto, bello
y sensual, donde la languidez y el deseo fluyen como cauce lento de agua fresca
hacia un placer que estremece el alma y cuerpo todo.
Despierta mi sed, quiero sentir caer sobre mí tus besos como
mil pétalos de rosas y dejar que el sueño invada mi cuerpo como un río de
olvido por no realmente tenerte y navegando sin rumbo, a la deriva, buscarte
para que me colmes de amor.
Despierta mi sed, ven a mí de noche silenciosamente, sin
murmullos, en el último destello de luz, la última nube, así podré sentirte en
mis rincones ocultos y despertarás mis deseos más secretos e íntimos.
Despierta mi sed, espero lo imprevisto, vivo sin verte pero
te siento, estás en el agua, en la tierra, en el aire y en el incendio voraz
que me consume.
Despierta mi sed y llévame lejos que tus ojos penetrantes me
vean sin mirarme y hagas de mí un ser luminoso, eterno, vibrante, que con
lentos suspiros, muy despacio, despierte al amor plena de ardores y deseos.
Despierta mi sed, aún si hay luz, pero sin testigos del mundo
que nos rodea, sí en el silencio que reservo para ti.
¡No tardes! ¡Ven pronto y calma mi sed de amar!
Semidespierta, aquí en la penumbra te espero callada y sola, sedienta de amor
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