Hay emanación de amor y alegría, en cada instante, presencia
completa, iluminada aún a la distancia…
La distancia no es ausencia, ni el olvido es silencio. La
mente nos lleva a lugares recónditos,
ocultos, dónde el amor escabullido y
misterioso nos espera.
Nuestro amor esta profundamente dentro de mi entorno, esclarecido y puro
para darse por completo, sin perderlo ni
dejarlo, sin forma y sin tiempo, sin atisbos no posibles, a la distancia, se
manifiesta sin resentimiento,
Sin posesión, sólo intenso y especial.
Es el verdadero amor que sobrevive a la distancia como
prueba de vida, nos hace sentir en un lugar más allá de nuestra alma en un
estado continuo de felicidad y armonía infinita.
A la distancia, no
hay brechas de tiempo, el amor florece en el espacio, más allá del todo: ¡Que gran milagro que las distancias no
existan! ¿Dónde acaba el horizonte sin límites? ¿Se acerca o se aleja?
A la distancia, mi trémula
espera avanza tranquila y con
voces que suenan no estrenadas, son las del amor esperado.
La esperanza culmina el puro querer, buscando claridad,
avanzando sin tinieblas.
En la distancia, a través del misterio de la vida plena de
sentimientos embarcados pero no a la deriva, sin tempestades, sin rendimientos,
siguiendo las huella del sueño buscado y abierto en un todo al borde del
espacio y del tiempo.
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