Los seres que del bien y del mal, de la soledad y del dolor,
de lo justo, de lo cruel, me han diferenciado, me han inspirado un amor
incondicional.
No hay palabras ni gestos, sólo amor para recibir y para dar
en todas las sonrisas, en todos los momentos, en todos los encuentros, a salvo
de un mundo que a veces no entiende lo que significa querer ser verdad.
Quiero agradecer a la vida por todos los instantes vividos.
Se que puedo en momentos difíciles estar rodeada, amparada, querida, hasta
siempre.
Valoro todo el amor que recibo. Brilla en mi cielo,
temblorosa estrella y el corazón, la juventud y la esperanza me infunden
anhelos de cantar y amar hasta el infinito a mis seres queridos.
Momentos felices que se graban en el recuerdo del hoy y del mañana.
El sol se vislumbra en el horizonte entre mil nubes de
colores Juventud calma y fresca bendecida donde es suave el rayo del sol que
abraza el resto de la vida. ¡Edad feliz! que embellece el tiempo y la
distancia.
Las voces de alegría juegan con los sueños derramando su
encanto en la brisa perfumada de una edad de oro.
Con sus voces dulces sus abrazos tiernos, hace que nos
queramos cada día mucho más.
¡Juventud! Eres mis ojos cristalinos con mirada intensa y
viva me traslada adonde mi curiosidad me lleva.
¡Juventud! Sabes a agua fresca y límpida. Hueles a aire puro
como de bosques.
Mis jóvenes llenan todos los momentos que compartimos con
una plenitud de amor y dulzura que ilumina la vida entera.
Viviendo con alegrías frescas e inagotables, con energías continuas, con
eterna sed de búsqueda.
¡Juventud! Toda la eternidad es tuya...
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