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lunes, 6 de agosto de 2012

Espera vivida


Desde la distancia, en las estaciones de mi fantasía, te espero con ansía, Espera vivida, el tren de la vida no se detiene, avanza.
Llega en tu búsqueda, pletórico de dichas y amores.
Las largas jornadas en vapores inmersa, como el tren que retumba por las vías, se detienen y te buscan con imaginación y anhelos.
El tren vacío que se acerca que me derrama y grita en cada vía, me aleja de ti, a la distancia y logra mi grito sofocado.
Ya no estás en la ventana de  la sombra, en la penumbra, ahora  iluminas gritando mi nombre y tus palabras son el último humo de la tarde. La vida se torna en curvas, pero el puente  recto nos lleva a la espera vivida.
El tren se para, se detiene, y te apresa en sus brazos y tu espera vivida se llenó de sonrisas. EL paisaje de la tarde como un río de la nada me conduce a este tren viajero de la espera verde de paisajes encendiendo los ojos y abriendo sus puertas.
Vaivenes sin parar, en medio del camino, llevándonos a la luz, pronto, muy pronto saltando horizontes, co movimientos rítmicos, audaces y únicos.
¡Qué ruta fácil hacia la espera vivida! En vaivenes suaves y ondulaciones leves, sin prisa, hacia la tarde larga, en la estación esperada, frenando despacio, alargando el momento en tiempo lentísimo y perfecto del encuentro de dos, sin adioses juntos, sólo mirándonos en el borde de un sueño más.

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