No hay
silencio profundo en el fondo del mar, las criaturas marinas ensayan sus
preludios de amor. Todos tienen su voz, sus canciones, y hasta sus lamentos
profundos. lanzan risas cantarinas, veloces, corriendo, danzando, saltando en
un caos calmo.
Las
ballenas ensayan sus canciones de amor, que parecen quejidos lastimeros,
volando hasta el sol. Hasta los peces pequeños conversan sin cesar en tenues diálogos, los delfines
rosados se acarician.
Se oye el
agua vibrar, se oye el viento silbar a
la distancia y la tierra al girar. Se oyen muchas
historias en el fondo del mar: los barcos hundidos con corazas de sal, son
fantasmas que arrullan desde las profundidades del mar.
Los
delfines en su danza taciturna se deslizan en la arena profunda, dejan las
tristezas de sus ojos del color del océano infinito, en la oscuridad de los
abismos.
El coro
de sus voces candorosas y frescas te revelan su amor. De su amor total viene la
reintegración perfecta del alma sus cánticos nos colman todos los vacíos de felicidad y pesadumbres.
Los
delfines nos invaden en un sinfín de emociones, en una perpetua devoción de
tarareos sin fin. ¡Gracias por existir! Junto a las ballenas, símbolos de
libertad se van a su destino, despacio, jugando esas grandes criaturas que se
mueven en los muslos sombreados del agua, no hay mayor esplendor del gris que
cuando la luz las platea.
Su
respiración profunda es una exhalación.
Los delfines y las ballenas y todos
los seres vivos del fondo marino danzan entre las aguas y los barcos
hundidos.
Vida en
el fondo del mar, mundo cambiante en el gran vacío pleno de júbilos y cantos.
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