Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 5 de febrero de 2013
Regocijo
Amar
es dulce regocijo de dos almas unidas por un sentimiento especial que palpita
profundo en los corazones exaltados por gran emoción.
Es
alborozo, calor, agitación, arrumacos interminables, besos que brotan con frenesí
entre dos seres lánguidos de caricias y promesas eternas.
Regocijo,
aroma que ilumina las mañanas, me seduce… se perfuma la ilusión con deleite.
Un
olimpo de tentadoras fragancias, inminente consecuencia de estar juntos, muy
juntos los dos.
Regocijo,
melodía que acaricia con alegría los sentidos, me fascina, se modula la ilusión.
Un
cosmos de irresistibles sonidos, inminente consecuencia de tu voz.
Regocijo,
felicidad y jubilo, ópalo que resalta sus colores, me cautiva… se encandila la ilusión…
un infinito de seductores tornasoles, inminente consecuencia de tu fulgor.
Regocijo,
que desboca los latidos, me convoca, se inflama la ilusión… Un caos de
irreprimibles instintos inminente consecuencia de tu ardor.
Elixir
que inmortaliza el sentimiento, me sublima, se melifica la ilusión.
Un
paraíso de dulcísimos encuentros, inminente consecuencia de tu sabor.
Regocijo,
como una luz que se encuentra con otra luz y queda iluminando el mundo sin que
nada se toque, es el milagro que nada puede ser recuerdo porque el recuerdo es
la pena de si mismo, el dolor el tamaño del tiempo y todo lo nuestro fue
eternidad, relámpago.
Regocijo,
sonidos que acarician, instintos que convocan, arrebatos de emoción, aromas que
iluminan, fulgores que cautivan, laberintos de ilusión.
Rendida
a tu presencia, inminente consecuencia del prodigio de tu amor.
Regocijo,
regodeo, entrega total del uno en el otro, amando tenazmente, desesperadamente,
ya que quien ama se otorga lo que siente.
Se
pinta lentamente la tarde rojiza, el aroma de tu perfume el ocaso matiza,
mientras la luna de su escondite lentamente ascendía, se escuchaba de las aves
su última melodía.
Melodías
nos rodean y en mi alma surcan ideas, frases, poemas de amor entremezclando sus
letras, deshilvanando sus palabras entre pétalos de caléndulas y magnolias en
flor.
Las
tiernas azucenas juegan al ritmo de nuestro amor y al amarnos parece que las
estrellas del cielo cayeran.
Escribimos
juntos en el aire con nuestro fresco aliento como si fuera un libro, escuchando
el cantar del viento que nos arrulla para que conciliemos el sueño con total
regocijo.
Recordándome
Recordándome
(desde
un olvido lejano, viniste tras el viento, buscándome)
no
quise escucharte.
Recordándome
(llegaste
a mí cantando sueños que volvían de los tiempos de antes y en tus estrofas
amantes querías que mi voz te acariciara)
no
quise escucharte.
Recordándome
(traías
en tus palabras el pasado compartido entretejido con latidos de amor entre
inquietudes de momentos pasados juntos)
no
quise escucharte.
Recordándome
(querías
que volviéramos a estar juntos prendidos a los restos del silencio de este
tiempo ya pasado y del que escapamos por milagro)
no
quise escucharte.
Recordándome
(esperabas
mi pura promesa de volver a estar juntos, pero al despedirnos de lo gozado y lo
sufrido quedo atrás)
no
quise escucharte.
Recordándome
(pensaste
que nuestro sueño de amor vivido aun persistía y que nuestra ansia de vivir amándonos
latía aun en nuestros corazones)
no
quise escucharte.
Recordándome
(no
te diste cuenta que estamos al otro lado de los sueños que soñamos a ese lado
que se llama la vida nuestra que ya se cumplió)
no
quise escucharte.
Recordándome
(me
dices que me quieres y es como un despertar de un no decirlo, sin designio de
lo que lo sepa nadie, tú siquiera)
no
quise escucharte.
Recordándome
(me dejas el mensaje de tu gran querer callado que sólo tú crees sentir , lo que
fuimos, ya no somos, son sólo imágenes pasadas de ti y de mí)
no
quise escucharte.
Recordándome
(rompes
mi mañana que es de cristal por esperar y apareces cuando tu quieres para volver
a ser lo que fuimos y ya no somos)
no
quise escucharte.
Recordándome
(sin
vacilaciones creíste volverme a tener, abrazarme sin término, pero me heriste
en lo hondo al buscar tú otros ojos, otros cuerpos)
no
quise escucharte.
Recordándome
(después
de vivir tus breves amores quisiste estar conmigo otra vez pero nunca supiste
que ya no estabas mas en mi vida, sólo eres una huella que se desdibuja en el
aire)
no
quise escucharte.
Recordándome
(tu
sensación de retorno que te estrecha el alma, déjala ir tras el más allá porque
ya nuestra realidad, la ya vivida, no existe más)
no
quise escucharte.
Llegaste sin aviso
Llegaste
sin aviso, lentamente, en secreto, despacio, poco a poco saliste de la oscura
noche en un milagro misterioso. Te esperaba ansiosa, anhelante desde el tiempo
del ayer, no creía en tu llegada, no te esperaba, vivía tan solo en una memoria
lejana del amor sin tiempo ni recuerdos.
Llegaste
sin aviso, como corre el río sinuoso en ondas oscilantes, entre calmas de
manglares, entre orillas sin principios ni fin que se nos acercan misteriosas e
insinuantes.
Entre
estrofas amantes surgen las letras, las palabras dulces y acariciantes para ti,
mi amado amante.
Llegaste
sin avisar, cantando con dulce cadencia el yarumi, poema eco poesía como elogio
a la naturaleza.
Yarumi,
planta que nace después de la quema del suelo, como enviada de la naturaleza
para recuperar al hombre puro contra la insolencia y la ignorancia que destruye
todo a su paso.
Llegaste
sin avisar, y me dijiste que el amor es el secreto de los siglos en receso que
va dibujando su invisible rocío cósmico en los atardeceres temporales del
espíritu y tus palabras con sonrisas abrazaron nuestros mundos profundos y
luminosos.
Llegaste
sin avisar, limpiando mis tristezas, te llevaste mis llantos, fuiste alegría
junto a tus palabras con sonrisas, trayendo de a poco la vida con colores
brillantes y límpidos.
Nuestro
amor es como un anochecer y un despertar junto a ti impregnando nuestra piel
con la suave y cálida brisa de un nuevo día
Llegaste
sin avisar, haciéndome un hueco en la inminente llegada de la luz, soy voz al
fin, hermosa y afinada, pura y descansada pudiendo confundir mi mirada con mil
estrellas fugaces, tocando una eterna melodía inolvidable, salvándome del
olvido.
Desarraigada
Desarraigada,
su significado profundo y hondo hiere y lastima el alma, trastorna mi mundo
interior, confunde mis amores en desamores.
¿Por
qué me siento apartada, alejada del mundo que me rodea? Soy una emigrante itinerante,
mi lar está fuera del real, mi imaginación me transporta a un mundo donde vivo
dando amor, traspasando barreras, cadenas, prejuicios, críticas, ¿cómo no
sentirme perturbada al vivir desconectada, descuajada de la rama alta del
ciprés verde y frondoso, cima en la que creí vivir, levantando vuelos cortos y
veloces para regresar al lugar que creí era amada?
La
vida tiende sus redes y en un instante me siento dañada pero, ¡ya no más! No
pueden arrancarme de la luz que me conduce a un orbe nuevo y maravilloso,
desprendiéndome de lo que el amor me hace escribir, inundar páginas en blanco
que me buscan desesperadamente con ansias de volcar en ellas mis inquietudes,
mis sentimientos, mis deseos de escaparme a otro lugar distante y vacío donde
encuentre la paz ansiada en mis ideas locas de estar enamorada de la vida.
Desarraigada,
desterrada de este mundo real y poder irme al mundo mágico, puro y límpido
donde nacen mis prosas poéticas vírgenes y sin causas ni porqués.
Desarraigada,
me voy, no tengo tiempo de volver a empezar, de regresar a ese pasado cercano y
lejano a la vez, debo volver al hoy, plenamente, entre cielos azules y nubes de
algodón, entre desprecios de lejanías, mares transparentes, turbulentos y
calmos, entre rojizas puestas de sol en el horizonte lejano, las nubes danzan a su alrededor, en silencios y vientos
calmos.
Desarraigada,
¿por qué ocurrió? No lo sé, son diferencias de vida, de sentir el amor y de ser
amados, como ídolos de mármol, duros, impenetrables, rígidos y no con el
corazón abierto para dar lo mejor de mí, de sentir cálidos sentimientos y
brisas frescas y limpias en mi mente.
Ya
me desprendí de todo el manto de llanto, ahora sólo correré tras la música, las
risas, las bellezas del verde bosque, el azul del mar y los corazones tibios y
verdaderos que se me acercan y me acarician con sus miradas dulces y palabras
tiernas buscando en mí el amor que aflora sin saber por qué.
La
pesadumbre se fue lejos, no quiero pensar en los recuerdos que me hicieron mal,
busco la luz, quiero sentirme envuelta en ese capullo que me protege entre
palabras de amor en mi ser entero y que la alegría me invada entera, no
sintiéndome desolada y triste, si no plena de amor para dar a raudales por el
mundo que me rodea y lo quiere recibir.
Atracción musical
Atracción
musical es la que por mis venas corre como caudal armonioso de río sonoro y
sereno, te siento dentro, muy dentro de mí, haciéndome sonreír el alma con voz
dulce y amorosa.
Es
el amor que, paciente, tranquilo pero con fuerza, crece y crece entre tú y yo
porque somos dos seres en uno que caminamos por la vida enamorados, sin edad ni
años.
Atracción
musical, de amor ideal que fluye, corre, late, uniéndonos en un sin fin de
emociones que al horizonte y al mar nos conduce a nuestro lecho de amor en
aquella playa distante y lejana donde nuestras huellas se desdibujan al paso de
nuestros pies en la arena blanca y espumosa.
Atracción
musical, escenario de seducción, atracción musical de pasión y deseo, el clamor
del agua nos une como lazos invisibles en una trama de hilos plateados que
saltan, trepan, en nuestro amoroso encuentro entre sueños y desvelos.
Atracción
musical, cadenciosa, continua y sin tiempos para contar, en un vivir, en un
tiempo de rosas como nido que moja y nos une entre lágrimas alegres de amor.
Estamos
juntos y el viento con luces brillantes nos cobija mientras nos besamos y sin
besarnos, nos acariciamos sin tocarnos, nuestros cuerpos son uno sólo en este
tiempo colmándonos y dándonos paz y sosiego.
Sin
dolores ni sufrimientos porque juntos enfrentamos en este mundo con pasión y
querer las adversidades que se presentan casi sin saberlo.
Atracción
musical, caudal de vida y esperanza goce perpetúo y plácido.
Bajo
la luz de la luna, nuestro amor en su plenitud se llena de encanto y ventura y
en su alada claridad el agua en su cauce musical nos conduce a nuestro espacio
de amor.
Atracción
musical, cantos en la lira y en el alma vuelos en nuestro fragante edén donde
nada se puede igualar.
En
la amable brisa que besa mi frente oigo tu sonrisa fugaz y clemente como el
reír del río y el azul del cielo.
Atracción
musical, en un concierto de notas aterciopeladas donde se esconden las palabras
de amor, de ti, mi amado en su remanso de agua suave y dulce y en su centro
fulguraciones de fragua.
Atracción
musical, con olor a rosas y en ellas me miro en sus espejos de agua y veo mi
sombra ilusionada de que te encontraré muy pronto en mi afán de estar a tu
lado.
Siento
agua fría en mi piel, zumo de mundo inédito en mi cuerpo pero un cansancio
feliz por tibios presagios que tú encontrarás el rumbo hacia mi soledad que te
siente ya en ella.
Atracción
musical, vivir entre peregrinaciones de surtidores de agua esperándote,
esperándonos, ya que tú eres mi destino, lo sé por temblores, por nubes, por soplos de agua
cerrando trabas y abriendo jubilosa otras
para estar siempre en unidad contigo, radiantes de vida los dos en un milagroso
final de besos lentos.
Tropiezos
Tropiezos
oscilantes, ondulados, deslizantes que me llevan a un mundo nuevo cada día,
exhausta de ir tras aventuras nuevas en mi diario vivir.
Caigo,
me levanto, vuelvo a caer y a empezar otra vez la interrumpida danza tras lo
inesperado, lo imprevisto que se presenta tantas veces sin ser buscado e
interrumpe con suavidad, con ternura, instantes plenos de amor.
Tropiezos
que siempre me conducen a lugares misteriosos entre hadas mágicas y gnomos y
duendes furtivos que me guían para poder volverme a levantar, bien alta mi
frente y no inclinarme ni resbalar de a poco hacia el suelo arenoso y oscuro
donde yace la soledad sufriente.
Tropiezos,
sin tregua, los tiré en el aire diáfano para que vayan en volandas por el cielo
haciéndolos agua para que llenen los cauces del mundo con espuma desatada y
áurea.
Tropiezos,
deslices que me llevan a abandonar mis esperanzas pero no mis prosas poéticas
de amor, las que dejaré que llenen miles de páginas vírgenes como bandadas de
pájaros al vuelo.
Tropiezos
tambaleantes, callados pero sentidos, guardados en el fondo de lo que mis manos
palpan y mis ojos tocan.
Tropiezos
vacilantes, vulnerables, aparecen súbitamente en cualquier instante, en el
menos esperado y los dejo pasar sin resistencias ni resquemores.
Suspendidos
quedan, ingrávidos, buscando un pequeño resquicio para hacerme vacilar y sentir
esa opresión en el pecho que sólo el amor puro puede hacer que los deje atrás,
en el ayer pasado.
Tropiezos,
resbalares sin culpa, dificultades que afloran como cactus en el desierto o
como racimos de púrpura salvaje que cuelgan en el ceibal.
Poco
a poco los pimpollos van apareciendo como el amor en mi alma y el canto suave y
sonoro abre el sendero a la esperanza sin vacilaciones turbias, sólo con
certeras creencias de que todo, ya pasó.
Querer
vivir anhelando amores en infatigable sed de calmas sin tropiezos, con
ilusiones de vida, sin cansancios, tan solo con un poco de felicidad en
instantes inolvidables plenos de ilusión, ideas, fe, imaginación, creando
siempre sueños de amor.
Sabores y aromas
Sabores
y aromas del amor, nuestro amor florece entre la lila buganvilla, la blanca,
amarilla y roja de la gracia que, pensativa, en el conjunto de pétalos, lleva
su aroma al viento y la cala que tiene la forma y el declive de una lágrima,
pronta a desprenderse de unas grandes pupilas invisible.
Nuestro
gozo es intenso, la luna empalidece al contemplar la naturaleza que nos ofrece,
en un estremecimiento contemplativo, en una mullida alfombras de tréboles y el
manantial su espejo donde nos mecemos suavemente.
Al
morir el sol, en el ocaso, nuestros anhelos se desangran en resplandores de
sabores y aromas del amor entre alpinas rojas y heliconias naranjas, rojas y
multifacéticas.
Néctares
de amor, sabores que inundan nuestros poros y llegan con deliciosa ternura a
nuestras almas anhelosas de amor entrelazándonos entre labios húmedos de
perfumes, entre carambolas suaves de sabor y color diferente, verdes y blancas.
Sabores
del amor que nos llevan a ser dos, unidos por la acidez del maracuyá, la
dulzura de la melancia, lo agridulce del abacaxi y la frescura de la Eugenia.
Sabores
que inundan como ríos nuestras venas y nos llevan por senderos ondulantes,
transparentes, a nuestro nido de amor.
Amantes
de colores nuevos y aromas de blancas bromelias, rojas equisorias que como una
sola flor une sus pétalos en un gran resplandor rojizo y entre estos aromas
vivimos entre gozos y dichas, lejos del mundanal ruido y ecos repetitivos que
nos permiten comunicarnos hasta lo hondo del alma.
Silencios
sin ecos, entre perfumes envolventes y sabores deleitantes nos transportan en
tan sólo instantes a sentirnos más unidos en verdes hojas del follaje del
bosque, moviéndose al compás del viento que nos arrulla y acuna en este paraíso
único que vivimos.
El
tierno mangostán une nuestros labios con gusto a manga y a cacao.
Sabores
y aromas del amor que como gotas minúsculas invaden nuestro cuerpo y nos hacen
amarnos con total intensidad.
Nuestra
intimidad secretísima, trémula de dicha se rinde ante tanta belleza, colorido,
hallazgo necesario para que nuestros besos sean más lejos, estrechados y
plenos.
Lo
dulce del gusto y la vertiente de los olores arriban a nuestra carne
transcorpórea del cuerpo y ya quedan en nuestras almas como campos florecidos
entre azahares de frutos esperados.
Y el zumo vital es el agua nuestra, que fría corre
desde nuestra boca por nuestra piel,
haciendo que el amor, renazca cada día con nuevo y renovado sabor y aroma.
Desilusión dolorosa
Desilusión
dolorosa, de a poco, despacio, sutilmente, inundó mi alma y con miles de saetas
acrisoladas, rompió la paz y el sosiego de mi alma. ¿Dime tú por qué debo
sufrir en cada instante de mi vida dando sólo amor por doquier? ¿Cuál es el
error que surge de estos sentimientos puros y profundos que me embargan y me
desarman en flores deshojadas por la tristeza, la desilusión, el desespero?
Como estrellas fugaces, en períodos menos esperados me golpean, me hieren, me
lastiman. ¡No quiero sentirlos más! Mi vida necesita del amor puro y límpido, sin mentiras ni falsedades.
Desilusión
dolorosa, esos grises tonos oscuros de tormentas menos esperadas, los rayos
golpean mi alma y me dejan agonizante y temblorosa, miedos ocultan afloran a mi
piel y la verdad inconmensurable y execrable surge de improviso, aquel a quien
amamos con intensidad y pureza nos clavó una flecha envenenada en pleno corazón
y la sangre dolorosa junto con la llovizna de lágrimas que inundó mi cuerpo me
llevó a momentos de desasosiego y desorientación.
¿En
qué me equivoqué? ¿Por qué deposité mi
fe, mi esperanza, mi amor en quien no lo merecía? Éste mi amor puro se elevó
tras el horizonte lejano, dejando tras de sí, sólo desilusión dolorosa.
Quiero
encontrar el camino recto, verdadero, duradero y no fugaz y falso donde sea
comprendida en estos mil sabores amargos y crueles.
Desilusión
dolorosa, apenas en un segundo, mi espíritu que libremente se elevaba entre las
nubes de algodón y campos de cipreses, cayó, llevándose a su paso marchitas
flores de azafrán y floridos vergeles en la tierra seca, cenicienta, rojiza por
la ira y oscura por el desamor.
Desilusión
dolorosa, fueron tras de mí rumores falsos, envidias desopilantes, intrigas traicioneras,
buscando hurgar en mi alma para que el sufrimiento aflorara.
¡No!,
¡no lo permitiré jamás! ¡Soy libre y feliz conmigo misma! Mi espíritu vibra al
compás de música sincopada y de palabras, frases de amor hilvanadas como perlas
de rocío en un collar sin fin de caracoles enlazados por la espuma del mar.
Desilusión
dolorosa, se que como enigmas indescifrables se irán de mi vida, afrontaré con
actitudes enhiestas y verdaderas el nuevo sendero abierto, florecido, en un
bienestar en un campo de amapolas abiertos sus pimpollos al cielo azul y allí
te encontraré a ti, mi amado nuevo, que me traerá en sus manos cálidas mi nuevo
destino.
Desilusión
dolorosa, las esperanzas renovadas y límpidas cerrarán las heridas abiertas y el olvido que se acerca sin ser llamado
golpeará mi corazón dejándolo límpido y claro como agua que golpea la tierra
con desesperación, a veces o con dulzura otras, sin tristezas sin fin, ni
fríos, ni grises golpes, sólo sueños entre luces de amor bajo la luz de luna en
el agua con quietud y calma.
Desilusión
dolorosa que no impida mi vida intrépida, de aventuras continuas, rodeándome
como un manto de aterciopelados pétalos las ideas, las frases de amor, las
prosas poéticas que dan sentido veraz y feliz a mi espíritu inquieto y
avasallante, pleno de ansias de ser amado y querido, sin límites, truncos, ni
herrajes oxidados por el tiempo, sólo aires tibios y dulces donde flote mi
corazón entre aromas de pitangas, burucuyá en flor, azahares volando en el
viento suave llevando la buena nueva de mi llegada a mi vida emprendida sin sobresaltos
ni fatigas.
Sinfonías de amor
Sinfonías
de amor, inolvidables, apasionadas, en un instante se vive toda una vida en
cuatro movimientos lentos, pausados, rápidos de forma de sonata en el pulso
interior de mi corazón
Pueden
ser breves pero intensas y todo nuestro cuerpo vibra y late al ritmo del
corazón.
Sinfonías
de amor, llegan con un aire nuevo y fresco, con un dulce y embriagante sabor a
fresas en el borde de los labios.
Impacientes
caricias y largos frenesíes recorren en inútiles esperas nuestros espacios y
rincones del alma.
Sinfonías
de amor, de sueños que se realizan, de imposibles que no son, momentos
acuciantes que nos llevan a tardes vagas y estremecedoras.
Entre
luces, palabras y música de viola, nuestros cuerpos murmuran el lenguaje del
amor.
Sinfonías
de amor, cálidas y sensuales, emotivas y sedientas, entre movimientos
entrelazados y besos trémulos como cañas en la orilla entre rosas sin espinas.
Entre
el gozo de mirarnos y el regocijo de vivir juntos, auroras nuevas, florece en
cada mañana primaveras esperadas.
Sinfonías
de amor, de silencios compartidos, de diminutas historias, de pequeñas frases,
que nos sumergen en un mundo de fantasía.
Nos
reconocemos sin mirarnos, encontramos nuestros caminos sin equivocarnos y nos
confesamos mutuamente sin hablar.
Sinfonías
de amor, en azules ilusiones, entre arco iris iridiscentes de ternuras y de
goces, brotan los más dulces poemas de amor.
Nacen
infinitas sonrisas que dan gozo al alma y forma al corazón.
De
romántico manantial, emociones espontáneas surgen sin cesar entre exuberante
alegría y placer sin fin.
Sinfonías
de amor, nos elevan al ensueño y el fervor de amarnos nos convoca a
reconquistar minutos ávidos de ternura y ansias sin límite, nos cubren con
gracias de ninfas arrobadas entre besos y suspiros.
Sinfonías
de amor, juntos nosotros dos, llenos de inquietas esperanzas, llegaremos al
gran término del ansia. ¡Vivir amando! Que la luz nos envuelva entre las horas
del crepúsculo cubierto con su manto.
Un
suspiro, dos suspiros, miles al mismo tiempo en una oda en alegro al viento y
el roce de las manos en un preludio a la conquista.
Sinfonía
de amor fusión de dos seres en corazones con música.