Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 22 de febrero de 2013
Vehemente amor
Vehemente
amor, apasionado, te amo intensamente, me debía bastar con lo que ya me has
dado y pido más y más, cada beso tuyo me pide otro para cumplirse a sí mismo ya
que tú nunca podrás dar otra cosa de tí más perfecta. Se cierran mis ojos
esperándote, límpida, impetuosa como la voz primera porque tu entrega es
reconquista de ti, vuelves a mí en cada momento entusiasta, fogoso, buscando
mis más íntimos secretos.
Vehemente
amor, efusivo, totalmente entregado a este querer de dos, por eso no te
expliques tu amor, ni me lo expliques, obedecerlo basta.
Me
hundo en tu querer, llenándolo de síes de gozos, de pasiones, de deseos sin
fin.
La
forma de querer de tú es dejarme que te quiera.
El
sí con que te me rindes en el silencio.
Tus
besos son ofrecerme los labios para que los bese yo.
Vehemente
amor, estoy abrazada a tí sin preguntarte nada, de miedo a que no sea verdad
que tú vives y quieres.
Estoy
abrazada a ti, sin mirar y sin tocarte, no vaya a ser que descubra con
preguntas, con caricias, ese soledad inmensa de quererte sólo yo.
Vehemente
amor, el firmamento resplandece cuando me acunas en tus brazos y me llevas las
manos a tu pecho, amor, que desnudándote caminas sobre el muro que cerca mi
silencio.
Mi
piel se enciende con rubores de deseo y floto sobre el agua que mana mis
recónditos adentros.
Sacúdanse
las bases de mi sangre para que aparezca tu nombre contra el cielo.
Vehemente
amor, te necesito a mi lado, cerca muy cerca, mi cuerpo enredado en el tuyo en
un aire estremecido de ternura y bajado de altísimas esferas.
Tú
eres para mí viola de amor que toca con sus notas cada fibra de mi cuerpo todo
cincelado en nácar verde y perfil modelado en blanda cera.
Apoyada
en el calor de tus hombros, enlazo las cimas de lo cielos en la tierra.
Creces
hacia dentro de mis dedos y al roce y al llamado de tus ojos se alza de mi
sangre un efusivo abrazo que te cobija muy dentro mío.
Vehemente
amor, no quiero que te vuelvas recuerdo, sombra esquiva entre mis brazos,
quiero tu ardiente cuerpo que me entregas entre tus brazos.
Eres
mi felicidad, mi dicha toda, dentro de mi te llevo porque digo tu nombre.
¡Ven
y tú llegas despacio y quedo!
¡Ven
a mis brazos abiertos!
¡Ven
con tu amor que me ata y me desata en cada lujuria de tu mirada errante con tu
alas que me envuelven toda, con tus labios de amantes ardorosos y tiernos!
Seré
tu pasión, tendrás que amarme con tu brazos redentores.
Vehemente amor, ¡cómo decirte que te quiero mío y
me quiero tuya por toda la eternidad!
Daga hiriente
Daga
hiriente, atravesó mi corazón y traspasó los límites de mi cuerpo en mi mundo
frágil, me hirió muy dentro, lastimando mi Yo íntimo.
Hemos
vivido juntos, el tiempo se contaba apenas por minutos, un minuto era un siglo,
una vida, un instante de amor.
Nos
cobijaban techos, menos que techos, nubes, menos que nubes, cielos, aún menos,
aire, nada.
Daga
de dolor, inmenso océano de lágrimas inundó mares y ríos.
Galerías
enormes de congojas, pesares, tristezas, sin pisadas de dos, ni estelas
recordadas.
Daga
hiriente como punzantes flechas afiladas cursaron el aire y traspasaron mi
pecho dejando heridas punzantes en el alma y las manos vacías y yertas de amor.
Mi
lecho de nubes, nido de amor quedó vacío, sangrante, frío, solo.
¿Será
este minuto próximo o mañana o en el borde mismo ya del jamás donde tu carne y
la mía, mi nombre y el tuyo no se encontrarán?
Daga
hiriente, de pesar, de un latiente sufrir que hace brotar lluvia de llanto
entre mantos de niebla, húmeda de cristales, de hielos lacerantes que se hunden
en mi espíritu, sin fecha y sin nombre.
Hoy,
nuestros besos están solos en el nido vacío y sangrante.
No
queda nada, absolutamente nada del ayer vivido entre cantos, poemas, músicas,
sólo queda este dolor agudo, lacerante, tétrico que reboza y agita mi espíritu
sintiendo la vida como un sueño trémulo, no vivido.
Daga
hiriente, estoy al otro lado de los sueños que soñaba a ese lado que se llama
la vida que se cumplió.
Y
ahora de tanto haber realizado nuestro soñar, nuestro cuerpo está en dos cuerpos.
El
mío herido, cuajado de orlas negras. Mi espíritu desdichado, acongojado, no
puede volar alto, las tinieblas lo rodean, le impiden ascender a lo alto
buscando la paz imprescindible para nuestro existir.
Daga
hiriente que por milagro me escapa de tantas agonías soslayando en laberintos
del alma fugitiva, lugares secretos donde me lastiman y hieren.
Me
refugio en cuevas oscurísimas para no sufrir sin sentir mi cuerpo en el que el
dolor pueda dolerle buscando lugares sin espinas entre tinieblas con luces
esquivas.
Mi
mundo interior lleno de esperanzas marchitas, sufre entre ilusiones perdidas y
sin tocarme apenas rozan mi frente alas de profecías.
Me
siento herida de muerte sin heridas, me abandonaste, ya soy parte del tiempo de
tu olvido.
Necesito
que mis dudas se disipen, ver la aurora en fiestas nacarinas, en rosas, en
albores, el tiempo que perdí sufriendo.
¡Desaparezcan
palabras vividas!
¡Encuéntrenme
mañanas sin neblinas!
¡Que
se acerquen dichosas tardes otoñales entre frondas verdicientas!
¡El
amor me espera, con nuevas pasiones y ardores sin fin!
Cenizas de amor
Cenizas
de amor, ¿qué guardó mi corazón, palpitante y crujiente del intenso amor que
por ti sentí?
Se
siente tu ausencia, no te he olvidado, aún te sigo amando entre las cenizas de
amor que me envuelven, te siento dentro de mí y en las sombras nocturnas del éter,
en la inmensidad, aún bajo la luna triste y taciturna, vago en pálida soledad
como vagabunda del cielo y la tierra con la perenne inquietud de encontrarte y
encerrarme en tus cálidos brazos.
Cenizas
de amor, he pasado por la senda estrecha de los grandes zarzales de la vida,
desgarrando mis blancas vestiduras entre dolores y penas.
Sentí
tu desdén y tu abandono, tu olvido y yo como perdida en mí, no dejé ni un
instante de sentirme tuya, siempre tuya.
¡Qué
dolor, es como arrancar la luz del alma!
Cenizas
de amor, sólo quedan resquicios de un fuego apagado, te fuiste de mi lado para
siempre y sigues en lo hondo de mi sangre y yo como escudo que resguarda mi
pecho te enlazo en las venas abiertas de mi sangre.
La
muerte tiene silencio y olvido piadoso, la traición, la mentira, se hace ortiga
sobre el corazón despierto y algo de mi luz en el polvo se ha perdido.
Cenizas
de amor, tantas noches con sueños desvelados entre sombríos y tristes
pensamientos, con llantos, quejidos y penas de dolor acrecentadas.
Cenizas
de amor, el pecho malherido sufre y el luto cierra todas mis ventanas.
¿Hasta
cuándo esta pena inundará mi alma?
No
quiero más el llanto en la noche pegado a mi piel como tul de agua, no quiero
más tristezas oscuras frente a las tinieblas.
Quiero
gritar mi dolor fuertemente en el aire para despertar limpia y serena en mi
nueva aurora única y calma.
Cenizas
de amor, que caigan en un valle de nieblas para no sentirlas más en mi triste
sangre, para poder recorrer el océano de verdes amapolas angustiadas.
Sufre
mi alma estremecida por no tenerte, quiero alcanzar y gozar de la paz anhelada
como fanal de luz para que se agote mi devorante sed de no sentirme amada por
ti.
Cenizas
de amor, necesito hundirme en el mar tras los corales liberadores del tedio y
salir airosa, pura, limpia y casta, llegando a aquellos lugares donde jamás
cruzan las crueles aves del tiempo y sentir mi cuerpo y mi espíritu liberados,
llevándome a un mundo nuevo.
Quiero
ahora seguir la travesía de las nubes entre redes de hojas perfumadas y entre
brazos del mar que asaltan, impacientes la serena dulzura de una espera que
hace cantar el alma toda.
La desconocida
La
desconocida, la que desapareció tras sus huellas, a su lugar escondido y
misterioso.
¿Quién
es ella, la innombrable, la sin nombre, la que huye del mundo disipándose en
las tinieblas vagas y temblorosas?
¿A
dónde se dirige con su paso cansino y torpe?¿Por qué sus hombros se inclinan
hacia el suelo y sus ojos no se vuelven a mirar el cielo?
La
desconocida, la que un día se sintió vencida, la que no encontraba escape de su
laberinto de amor, que no comprendía nada por tener tanto temor.
Vuelve
sin pronunciar palabra alguna, es aquella, la que viste llorar, en su mirada se
ve que no cree en nada, su corazón de tanto sufrir se tornó de hierro fuerte.
¿Cuál
fue la razón de su cambio, de su soberbia figura ahora cabizbaja y apocada?
La
desconocida, la que sólo conoce la noche,
con sus ropajes oscuros, negros y grises, su rostro oculto con un manto
de enredaderas mustias, se acerca despacio, con su paso cansino, buscando lo
que dejó atrás, sus amores ahora ya ocultos, su felicidad perdida en mil
vericuetos hondos y secretos.
Su
alma fría la atormenta con hondos dolores de nostalgias ya idas.
Camina
sin saber adonde dirigirse y a veces, fugazmente, en un breve instante,
distingue una luz que la lleva a su destino perdido del cual ya no tiene memoria.
Se
desliza entre dos mundos, regresa del submundo donde estaba sumergida para
encontrar su yo perdido.
La
desconocida, para salvar su mundo y limpiarlo de espadas viene en busca de la
antigua luz, de la lámpara olvidada, envuelta en la noche cruel de sus
pensamientos.
En
una túnica de lentos llantos, donde nadie la ve, se envuelve en sus ropajes y
camina sin cesar, asoman a sus ojos recuerdos de amores pasados y sus brazos se
mueven como ramas del agua y entre sus dedos largos aprieta sus puños, su bastón
como báculo la guía hacia el sendero que busca, que se le escapa y se aleja de
la luz avizorada entre el aire y los sones en que arden las cañas.
¡Aprieta
su cuerpo envejecido y leve! ¡Qué hambre de soles a su frente asalta!
¡Aprieta
y no sueltes, palmera alta, con hojas secas y raídas, que el alma y la carne se
van con la vida yerta y desolada!
La
desconocida, de sus dolidos huesos y la raíz de su pasado se va consumiendo.
¡Álzate
de tus escombros, que la vida vale vivirla con amor y esperanza! ¡Espera el
nacimiento del nuevo día desde el polvo de tus muertos, déjalos ir a los
vientos entregados!
¡Quítate
ahora, desconocida, los disfraces oscuros del ayer, de los días amargos y
recupera la vida que quedó flotando bajo tus párpados!
¡Vive,
respira, canta, nada de fuera debe preocupar tus sentidos!
¡Todo
se pierde en nieblas de humo y de incienso! No recuerdes nada de tus tristes y
pasadas jornadas, vive el presente, la fuente de la eterna luz, el futuro
mañana caminará hacia ti.
Sinfonía en no
Sinfonía
en no, romance trunco, deshilachado entre acordes sin fin, dormitando en el
silencio sin ecos, como fuegos en llamear cabalgando con los cometas.
Sinfonía
en no, amor que se hundió en el mar, buscando la obertura perfecta que lo
hiciera renacer de entre pavorosas tristezas, volviendo las superficies,
engalanado de preludios.
Sinfonía
en no, en instantes breves, casi sin darnos cuenta, bajamos al abismo donde la
luz no penetra y donde millones de ojos nos sorprenden y contemplan como en un
acorde no alcanzado, sin notas afinadas en músicas sin armonías.
Sinfonía
en no, su punto de encanto se astilló en mil cuerdas de liras y laúdes que se
consumieron en el aire todo sin que una frase musical la inspirara a
escribirla.
La
composición toda de las alas de los sueños, frotó en cada estrofa en una nube
de grises partituras y sólo con ímpetu alado al ideal asciende en un concierto
de risas y lloros en flor.
Sinfonía
en no, en pentagramas sin notas, vacíos e ignorados, se buscan y no se encuentran,
sus notas ciertas se reconocen apenas en el sonido leve de un viento suave.
Pero
las notas no responden, ni en ninguna parte aparecen, ¿en qué lejanía se
encuentran?¿bajo qué frondas se guarecen?
Sinfonía
en no, encubierta, no se encuentra en este mundo ni está en claves, ni en
signos, tallados en visiones que la están buscando.
Sinfonía
en no, no se escribió aún, inútilmente noticias de sus acordes se buscan en el
viento, en las aves, en las flores, en el agua de las fuentes, en los astros
del firmamento.
Sinfonía
en no, aparecerá improvisada surgiendo en un violín entre acordes flotando, en
sus líricas composiciones.
Las
notas claras, redondas, tibias, despacio se van a su destino, se van a la nada,
son eso no más, su curso en preludio perdido, una huella a lo largo que se
borra enseguida.
Sinfonía
en no, maravilla, milagros, desde lejos se oye el trepidar de sonidos y en los
sueños resuenan graves, bajas y sin tonos.
Sinfonía
en no, vuelve invariablemente, exacta a ti misma, deshaciéndose en tiempo,
polvo, dejando sólo vagos rastros fugaces, recuerdos de armonías escuchadas en
leves recuerdos que por el aire vuelan, portadoras de fusas, semifusas,
corcheas que se entrecruzan sosteniéndose solas en pentagramas vacíos.
Amor compartido
Amor compartido
¿Cómo
podemos vivir compartiendo nuestro amor sin esperar nada a cambio? ¿O tan solo
instantes breves de felicidad para luego sumergirnos en nuestra soledad íntima?
Amor compartido
¿Podemos
recibir, tan solo una pizca de ternura en fugaces instantes, sin sonrojarnos o
sentir culpa? ¿Por qué, como una marca de la vida, el amor traspasa mis
umbrales, hurgando la raíz de mis sentidos?
Amor compartido
¿Cómo
hacer para olvidar que tu amor no es todo mío, que muchas de tus miradas no se
encuentran con las mías, que parte de ti se haya en otro lar y que no llegas a
encontrarte con mi luz que te espera ansiosamente?
Amor compartido
¿Por
qué llegar a sentir que la felicidad de haber sido dos no se logra siendo
uno?¿Cómo lo ha logrado alguien, portador de sueños mudos, germinados bajo el
dulce sabor de besos húmedos que ya no se acercan, sólo distantes llegan sus
reflejos?
Amor compartido
¿Aceptado
o no?¿Cómo soslayar la infelicidad que nos hace llegar a libar de la tortura su
crecida ira desatada en la corriente de la vida?
Amor compartido
¿Cómo
ascender por los peldaños del deseo hasta alcanzar la cumbre de tu nombre en un
grito sólo, desgarrador y único sin morir en el dolor y su agonía logrando la
paz y bonanza?
Amor compartido
¿Podré
estar ya siempre pensando en tus labios, en tu voz, en tu cuerpo, que yo misma
te arranqué para poder, ya sin ellos quererte?
Amor compartido
¿Por
qué este afán mío de hacer posible lo que tú no serás nunca: mi amor entero y
único?¿Podré vivir sin tenerte a mi lado, en tu cuerpo todo mío o es sólo el
gran deseo inútil de tenerte conmigo, a mi lado, en todo lo que haces,
verdadero, visible?
Amor compartido
¿Te
seguiré esperando por siempre, con mi corazón de poeta, después de volar por
todo el universo, regresando con las flores inmortales que dejaré caer en tu
regazo en presencias de lo imposible, de tu querer vivir conmigo, siempre?
Amor compartido
¿Te
encontraré entre las dudas inciertas, calando en lo más hondo para ver si, al
fin, estabas entre la angustia desgarradora, hiriéndome sin dolor, sólo por
señas y sentir que me perdiste en las últimas tinieblas del olvido?
Sé
que estarás en las cimas de mis besos, sin dudas y sin mañanas, en el vértice
puro de la alegría alta, entre júbilos y risas, por placeres y gozos, apuntando
el aire nuestro.