
Ya todo pasó, como por un túnel del tiempo, las ilusiones del venir cercano se alejaron presurosas y ya no las espero.
Ilusión de amor que anhelamos con ansia, casi con desesperación y sólo nos llevó al vacío vano de esperanza y anhelos de amor.
Te esperé, te esperé con apremio, para sentirme contigo acurrucada y protegida, mas todo fue un sueño, tan solo un sueño porque tú has sido la luz que iluminó mi camino. Fuiste mi musa, la inspiración con la que escribí mis logros. Hoy se alejan de tus manos mis versos, tan vacíos y tan llenos de vanas ilusiones que ni sabrán que tú algún día los hallarás.
Las esperanzas se esfuman en ilusiones vanas. Mi corazón partido por fuerzas ya vagas, derrumban mi templanza y en trémulos latidos se cubren mis ojos con lágrimas y el alma hecha despojo se va en lluvia salada.
Vanas ilusiones como las sombras leves, sutiles, que no se pueden besar, tapiando sentimientos que no se van a encontrar más. No quiero que se vayan, se escondan, vanas ilusiones últimas de amar.
Sí en enredaderas adheridas a muros, hierros, árboles, para apretadas para que no se evadan las vanas ilusiones para que en un afán de retorno vuelvan invariablemente exactas a sí mismas, plenas de acciones, más nuevas que se llaman futuro.
Signos, palabras, simulacros trazados en papeles que no llegarán más a tus manos, quisieron ser tu apoyo eterno, ser tu suelo, tu tierra prometida, pero tú más tarde las deshiciste en tiempo, polvo, dejando sólo vagos rastros fugaces, recuerdos en las almas.
Vana ilusión del ayer, del hoy, del de siempre. La princesa de luto se despierta de un sueño, que una estatua de sal se acabó.
Hoy tan sólo confía en las mentiras del tiempo. Triste y solitario está el jardín del deseo, y tan sólo confía en las mentiras del tiempo.
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