Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Páginas
▼
domingo, 17 de febrero de 2013
Coloquio íntimo
Coloquio
íntimo, secreto, misterioso de dos que se aman y mi alma tiembla al sentirlo
venir.
Cariñosas
memorias que vibran cual sones de violines de amor entre presiones de nuestras
manos al son de las palabras que juegan, que palpitan entre calor de besos.
Coloquio
íntimo entre caricias y ternuras en un lenguaje mudo, con nuestras trémulas
manos asidas con el fervor de los que aman, palpitando en los labios los besos
entre ambos, hablamos sin voz ni palabras.
Son
momentos de dicha suprema, temblorosa, en los que nuestros espíritus hablan.
Coloquio
íntimo, breve pero intenso, necesario para nuestro existir por los tiernos
momentos inolvidables que vivimos al son de nuestros gozos que no pasarán al
mundo del olvido.
Coloquio
íntimo surge entre suspiros cuando la tarde apaga sus colores y los astros
encienden sus lumbreras, cuando se duermen las aves y las flores.
Coloquio
íntimo, diálogo de dos espíritus que tiemblan bajo la luz de la luna que el
paisaje baña.
¡Amor!,
un instante detén allí el vuelo, murmura tus himnos de triunfo y recoge las
alas.
Conciliábulo
de íntimos secretos, lucero de mis mañanas, quiero seguir tus pasos y darte
todo mi amor, dame tus manos, iremos juntos a gritar fuertemente un te quiero,
mientras la luna muestra su blanca hermosura.
Coloquio
íntimo, nuestro, enamorados de vivir, amándonos en paraíso claro donde se
cruzan luces y sombras entre besos, goces y pasiones que movilizan brisas
tiernas y cubren con verdes esperanzas los vergeles que súbitamente dibujan diestramente
arabescos celestes con luceros.
Coloquio
íntimo que nos hace vibrar como notas, cantos y músicas de campanas vibrantes
de plata y el verso como pensamiento puro surge con imágenes resplandecientes
como burbujas de oro en campos de flores y recuerdos deliciosos que vuelven y
nos dejan entre nardos empapados de rocío.
Coloquio
íntimo, juntos estamos perdidos en las vagas visiones que cruzan en hora
felices los cielos del alma.
Con
las trémulas manos asidas, con el mudo fervor de los que aman, palpitando en
los labios los besos, las caricias tenues, entre silencios que crecen y nos
envuelven en tibias brumas de pasión.
Coloquio
íntimo, quiero ahora, en esta hora inocente sentarme en el umbral de tu mirada
y despertar cada día entre tus brazos, susurrándonos palabras de amor,
respirando como flor que se abre al viento.
Préstame tu luz
Préstame tu luz, la tuya, la que ilumina
con fulgores mi cercado todo, dándome las rojas alegrías que burbujean intensas
en el sol que redondea las armonías equidistantes en el humo danzante del amor.
Préstame tu luz, es el color del tiempo
donde aun me atrevo a amar, ilumina mi mirada que creí perdida en una lejanía
distante.
Te llamo hasta quebrar mi voz, por aso me
derramo en llantos y sangra mi corazón.
¡Préstame tu luz, la necesito!, mis manos
se angustian en el aire por el largo alumbrar del movimiento.
Quiero sentirla como se siente el agua
del puerto, pensativa, calmada.
La gozaré en un temblor de hojas en que
se paran gotas del cielo al suelo.
La quiero para soltarla al viento al son
de mis deseos, eres la luz de mis mañanas que aguardo entre mis cantos, risas y
sones de poemas que tú me inspiras, que caen sobre el papel como manchas
florecida del azar.
Dame tu luz, no me dejes en las sombras
entre las angustias, los deseos no cumplidos y el dolor de no tener la luz que
no se tiene y el gozo de esperar la que vendrá.
Quiero colmarme con la claridad que tú
tienes.
Vamos hacia ella los dos, nunca más
solos.
Mundo de dos, verdad de dos, verdad
paradisíaca iluminada por tu luz prístina y pura ya no mas días y noches solos.
Préstame tu luz la que abre mis caminos,
y pone en sus finales embarcaderos con alas, en un nido nuestro donde nos
encontramos con el alma y las manos, en suaves y aterciopeladas caricias y
alegrías en un final cierto en nuestro existir.
Préstame tu luz, mi cuerpo tiembla, es la
felicidad que esta ya cerca en su gran marcha subceleste, hollando nubes,
quebradas, roquedales, a una velocidad de luz de estrella desde las lejanas
constelaciones y mis ojos bien abiertos la esperan con frenesí y anhelos.
Es tu luz, la que buscaba, no luces soñadas,
sólo la tuya, la que ilumina mi vida toda y se expande luciendo en mi alma su
forma decisiva.
Me estremezco sólo de pensar que mi alba
iluminada en desatada prisa me transporta a tu mundo, amado mío en alas leves
hacia la felicidad del gran gozo de amar y ser amada.
Revelaciones
Revelaciones,
manifestaciones de sentimientos compartidos, en noches astilladas de estrellas
en arcanos sueños verdaderos.
Nos
hemos encontrado, descubrimiento pleno, choque de materia convertida en
victoria, gozosa de los dos en prodigioso pacto.
En
la noche, a tu lado, las palabras son claves, son llaves, nos confesamos
nuestro amor entre palabras secreteadas y susurradas.
Que
tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones, te enviaré mensajes que
tremolarán en tus manos y así volverás a mi lado, tú, el amado tan amado.
Revelaciones,
remedo tus antiguas alabanzas y beso tu rostro desde lejos, sin tocarte
siquiera, tú, tallado en marfil y amaneciendo yo en esperanzas heridas,
renovada.
Te
nombro siempre entre lirios y rosas en primavera para cercar tu aroma con mis
manos, eres un ruiseñor que perdido en alta ramas, le doy caza de amor con mis
venablos.
Revelaciones,
descubrimiento profundo del amor que por ti siento.
El
aire se serena y se torna el río calmo y transparente como aljófar de la mar a
los collados.
Espero
que mi lenguaje logre hacerte llegar a ti la gran expectativa de mi querer que
en un silencio pleno de formas y visiones corre hacia ti como el único pájaro
en el viento.
Revelaciones,
mi amor es una ofrenda inocente y pura, difunde mi sed de ser amada y en la
madrugada, sin ti a mi lado, sueño, desnuda el alma en una noche con viento y
lluvia que me borra como a un fuego,
como a un poema de amor los recuerdos ingratos que desfilan por mi mente.
Revelaciones,
alguna vez de un costado de la luna verás caer los besos que siguen brillando
en mí, las sombras sonreirán altivas, luciendo el secreto que gime, vagando,
buscándote hasta alcanzarte y estar entre tus brazos.
Revelaciones,
que mis sentidos despiertan agudizados, creciendo en pos de ti, como un tul de
ternura que envuelve tu imagen en mi cuerpo con el frescor de la creación
primera.
Anegaste
mi marea, mi cuerpo reclamó tu esencia y te sentí cerca de mí como ángel
custodiando mi alma con un temblor tocado de rocío, en un viento por vientos
perseguidos.
Revelaciones
¡Alma mía, que se disipen las dudas, los temores y resplandezca en mi vida el
verde que se nutre en mi ternura!
La espera
La
espera, con infinita calma y paciencia, expectante, te busco como a una flor,
no lejos de la noche, mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío.
Hay
en la espera, un rumor a lila, rompiéndose.
Y
hay, cuando viene el día, una partición de sol con pequeños soles negros.
Y
cuando es de noche, siempre, una tribu de palabras mutiladas, busca asilo en mi
garganta para que no canten ellos, los funestos, los dueños del silencio.
La
espera, en ella he dado el salto de mí al alba, he dejado mi cuerpo junto a la
luz y he cantado la tristeza de lo que nace.
Soy
la silenciosa en el desierto, la viajera con el vaso vacío, la sombra de mi
sombra.
Sin
desesperación ni ahogos, sólo con penas profundas, te espero tan sólo por un
minuto de vida breve, único, de ojos abiertos que te ama en su mirar, danzando
de alegría entre flores pequeñas como palabras sentidas y dulces.
La
espera, desnuda en el paraíso de mi memoria, sin conocer el destino de mis
visiones, tengo miedo de no saber nombrar lo que no existe.
Salto
de estrella a estrella, de sombra en sombra, muero de muerte lejana, la que ama
al viento.
La
espera, mi memoria iluminada es como una galería donde vaga la sombra de lo que
espero.
No
es verdad que vendrá.
No
es verdad que no vendrá.
La
espera, no quiero ir tras tu búsqueda como sonámbula y transparente en nuestro
nido de hilos que tú dejaste y ahora rígido sólo me danzo y me lloro con tus
recuerdos doblemente sufrida en la memoria de aquí y de allá.
Y
en la noche un espejo de cenizas como una visión lejana refleja tu amado
rostro, en mi corazón de medianoche.
La
espera interminable, pasa lenta, con pausas dolorosas y en un canto
arrepentido, vigía detrás de mis poemas, me amordaza, me quiebra, me inunda de
llantos largos.
La
noche que fue de los dos, se dispersó con la niebla y quiero mirar tu rostro
una vez más hasta que se aleje de mí el miedo como un pájaro al borde filoso de
la noche.
Pero
el silencio sin ti es cierto y por ello mis palabras vuelan en el aire porque
estoy sola y escribo.
No,
no estoy sola, hay alguien junto a mí que tiembla.
Delicia
de perderse en la imagen presentida, voy en busca de quien soy, peregrina de
mí, voy hacia la que duerme en un país al viento.
Susurros del alma
Susurros
del alma, están en mí, como una lluvia de suavidades indefensas, íntimas que
claman por sacarme de mi rutina diaria y solitaria para arrastrar mi sed de
verme en el silencio de tus miradas grises.
Susurros
del alma, calmos, cálidos, íntimos que como una brizna viva me acercan a tu
lejano letargo de cariño para nacer en tus atardeceres bajo el canto de tus
besos en la danza de tus brazos en el ritmo de te anhelo en flor.
Susurros
del alma, encienden la leña de tu cuerpo de mármol perfumado para recibirme
entre las lenguas encendidas de tus manos, pero son sólo sueños, son pasados
tibios porque son futuros limpios.
Pienso
en tus brazos de estatua, esculpidos por la pasión fresca de mis formas tuyas.
Susurros
del alma, murmullos sutiles, dedicados, que llegan de improviso, rumoreando
frases de amor entre jacarandaes madurados en la distancia.
Los
siento llegar como mariposas al vuelo de fuego y de tormenta en mi alma juglaresca, en mi mente de
fantoche apabullada y me arrullan en mis horas muertas esperándolos como busco
tu figura desdibujada y deslineada.
Susurros
del alma, los quiero junto a mí, sintiendo las caricias no como un viento indiferente, sí con besos
ardientes y apasionados, jugueteando en mi carne muda de cariño.
Susurros
del alma, los siento aflorar en todo mi ser, esperándolos expectante en mi
silencio colmado de ti, como un juego puro, sencillo.
A
veces se me olvida que vivo de milagro el amor fabuloso que me inunda ingrávido
sobre tu recuerdo con corazón de magia sintiendo la ilusión de que nada nos
cuesta nada.
Que
el hecho más simple, el primero y el último del mundo fue querernos.
Susurros
del alma, viven en mí como luces extrañas que buscan el amor, ese, el anhelado,
el verdadero, el que busco torpemente con una cálida fuerza extrañada.
Los
espero tropezando con el cielo, entre papeles que esperan mi prosa de amor
inspiradas por ti, mi amado amante.
Susurros
del alma, los abrazo tiernamente, se acercan con gracia, con un querer ansiado,
traen un sueño, un sueño único que siento todo trémulo por haberlos esperado
siempre.
Susurros
del alma, entre tibias memorias, sin contornos, entre lirios y verdes valles,
tientan mi recuerdo y mi albedrío haciendo nacer en mi suelo hasta tu frente
una hiedra de amor enternecida.
Pequeñas promesas
Pequeñas
promesas, vienen desde muy lejos, nos atrapan, nos envuelven, dándonos alegrías
al escucharlas.
Son
fugaces y tiernas, nos despiertan sentimientos que creímos ocultos, que ya nos
habían abandonado.
Pequeñas
promesas de amor, de un amor que arrastra con recuerdos vagos, ya casi
olvidados, el cual creí inexistente pero cuán profundo arraigó en nuestras
almas.
Nos
hacen crecer poderosas alas para cortar como golondrina el cielo azul y celeste
de esta aurora nueva y me siento casta, luminosa, transparente, serena, andando
libre y sin sombras en un camino de estrellas.
Pequeñas
promesas que pasan por el aire como ramos verdes, cercando mi sosiego, posando
un viento en mis labios, guardando tu augurio en cofre de plata.
Mis
manos están prontas a recibir tu ofrecimiento, rogando que se cumplan mis
deseos de estar junto a ti, tan sólo instantes, minutos de mí existir, calmo y
sereno.
Pequeñas
promesas, te escucho, te nombro y te reclamo y mi deseo reverdece hacia
adentro, puliendo artesonados tu ausencia.
Recorre
mis orillas un viento adolescente en primavera y en este otoño mío la estirpe
de mis cantos se levanta y la sangre vibra, palpita, te convoca y te
necesita a mi lado, entre suspiros
entrecortados y hondos.
Pequeñas
promesas, el indicio de ti, es como un signo de dorada abeja en el aire de
alelíes, la miel de mis labios muda al carmín tus besos esperados.
Renuevas
mis anhelos y esperanzas y siento crecer en mis solares, olivos, laureles y
mirtos blandos y proclama con todos mis sentidos ¡tuya soy entre aires de
cristal y oros perfumados!
Pequeñas
promesas, tan sentidas y anheladas que temo despertar en tus pupilas por no
apoyar mis ojos en los tuyos y por un breve resquicio de mi frente se asoman a
mi pecho tus sentidos y tiemblan las
barandas de mi cuerpo al sentir apoyar tus leves y deseados brazos en mi cuerpo
estremecido.
Pequeñas
promesas, siento promisiones que de tu piel sin nubes se levanta un sol joven
de rosas circuido y mi boca en la boca del estío se inicia en el secreto de
nombrarte.
Te
llamo hasta quebrar mi voz, no me defraudes, prométeme no olvidarme, sé que el
amor se despertó en los dos y se derramó en nuestras almas, reflejándose tu
imagen en mi cuerpo como el frescor de la creación primera.
¡Pequeñas
promesas, acérquense, arrumáquenme, denme la tibieza primera de un amor
amanecido y luminoso!