Eres mi
música, mi numen, mi inspiración, mis poemas nacen al compás de tu sentir, al
latir de tu corazón.
El
pentagrama de tu amor, con notas claras, redondas, tibias, despacio se van a su
destino, para encontrarse más tarde en mi cuerpo, siguiendo el curso largo de
una huella imborrable.
Eres mi
música, toda de espuma blanca que me besa con sabor a los zumos del mundo.
¡Qué gusto
denso y aromático a tierra, a sol, a mar!
Son sonidos
dulces que me llegan, no sé si de las estrellas o de las auroras de cielos
nuevos con un asombro infinito y mientras no vengas tú yo me quedaré en la
orilla de tus notas, de tus vuelos, de tus sueños, de las estelas, inmóvil,
esperándote y escuchándote expectante.
Eres mi
música, sé que sólo quiero estar contigo, canturreando, susurrando tus sones
únicos e inolvidables.
Ni en el
mirar, ni en el besar aprendí lo que tu música me quería hacer llegar y
entonces sin que tú supieras un gran sollozo estalló en mi ser para que tú me
besaras y me estrecharas en tus brazos, lágrimas que tú secarías besándolas
gota a gota entre música de agua clara.
Eres mi
música, cuando tú me elegiste, el amor eligió, salí del gran anónimo de todos,
de la nada, recibí tus compases de amor que llegaron al fondo de mi alma, hasta
las profundidades más hondas y mi tristeza fue toda alegría, gozosa de que tú
me encontraras y me hicieras rodar, prendida a tu ser, en tu pulso, en tu
corazón.
Eres mi
música, no te vallas nunca porque si lo haces retornaré a ese mundo imperfecto
en que vivía sin diferencias en el agua, en la gota, en la nube y en mi boca
quedará tan sólo tu nombre perdiendo yo el mío.
Eres mi
música, tus compases caminarán conmigo y mientras yo te sienta mi ilusión, mis
anhelos brillarán intensamente con luces parpadeantes buscando el horizonte
tuyo y mío.
Siento que
tu sueño es mi deseo, siento que tu mirada es mí descanso y que la música de tu
alma me colma de paz infinita…