Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 10 de noviembre de 2010

MI VIENTO ERES TÚ


Mi viento eres tú, el que me hace temblar, estremecer entre tus brazos.

Me llevas flotando a la orilla del nacer, al lecho virginal y pleno de candor.

Y lo que ha sido ya, los años, las memorias llamadas nuestra vida, tú, mi viento, las alzas y las llevas en vuelos ingrávidos a lugares remotos como sombras, dudas de existencia.

Mi viento eres tú, tú me meces con amor, me acunas y ante mi sorpresa no me sueltas y suavemente me izas entre brisas inocentes como en un mar inmenso.

Mi viento eres tú, me llevas a lugares lejanos, tembloroso de que la vida nos separe, retrasando desesperadamente con abrazos apretados la caída al borde del existir.

Mi viento eres tú, el hacedor del milagro de buscarme entre alharacas y estrépitos, hurgando entre los bosques tupidos, entre los campos florecidos, entre las lianas de las selvas tupidas.

Me encuentras y esa noche, gran madre de nosotros vamos hacia el nacer del amor.

Mi viento eres tú, me envuelves, me haces ir contigo por encima del cielo y del suelo, buscando el lugar exacto en el fondo escondido del horizonte, en esa grieta exacta donde sólo los dos, alma contra alma nos amaremos con pasión desbordante que hará temblar al mundo como estrellas puras y rutilantes.

Mi viento eres tú, escóndeme, cubre mi vida con tu amor, desbordante de huracanes de besos, ciclones de ternura, brisas de cálidos abrazos y caricias sin

Amar sin miedo


¿Qué me ha dado tu amor que vivo sumergida en él, sin miedo a perderlo?
Sólo sé que por ti sigo siendo un ser que pertenece a lo inexistente.
¿Qué me has dado ya que río, ya no lloro?
Me aíslo contigo en un ensueño que persiste en la noche, hasta en la noche en mi sueño, cuando vienes me alumbro de alegría y al irte me ensombrezco de tristeza.
¿Qué me ha dado tu amor que vivo sin miedo a amar?
Lo siento tierno, como los brotes de bambú incipientes que inquietos se asoman al viento.
Si pudiera tu alma responder a la mía desde esta lejanía, te diría en secreto qué cosas ansía.
Amar sin miedo, estamos separados por caminos largos pero igual puedo tener de tu amor la certeza y gozar plenamente como si estuviera entre tus brazos.
Si al caer de la tarde, nuestras almas se fueran a la orilla del mar y en un beso se unieran, el cristal de mis sueños la realidad partiría en mil trozos risueños y mi amor cantaría en nuestras almas vibrando en unísono canto.
Amar sin miedo, voy por la vereda de esta nueva historia y en este pergamino de momentos intensos, escribiré poemas para poder estar a tu lado a través de mis palabras hondas, sentidas, vibrantes.
Paralizada estoy en tu recuerdo, mi pensamiento vive palpitando en mí y siento que por ti la paz me inunda el alma.
Amar sin miedo, voy hacia ti sin temor a nada ya que tu amor es arte divino. Junto a ti, tu pureza fecunda fue germen de ternura que se arraiga cada día más en mi corazón.
No me dejes ir, ya que tu amor alienta mi vida y dilata la hondura de mis sentimientos.
Sólo así comprenderás mis versos, los más vibrantes, los más sentidos, los refugios incesantes de mi vida que se acompasan en mi alma cobijándome e impulsándome en verdad a continuar volcándolos en estas hojas en blanco para ti, mi amor.

Renunciación


Renunciación de tenerte a mi lado, me despido de ti, te regalo la luna, todo fue una ilusión vana y breve.
No se si te amé, creo que no, pero me queda tu sonrisa dormida en tu recuerdo y el corazón me dice que no te olvidaré.
Renunciación, te digo adiós por siempre aunque toda la vida siga pensando en ti.
La noche alba y vacía se poblará de recuerdos ya no tenidos y en presagios de memorias revividas me iré buscando con ojos penetrantes en altas madrugadas, ese amor que me está esperando, cálido y tierno, pleno de esperanzas para vivir un viaje sereno y largo.
Desde la nada subiste, maestro de la seducción, a la cumbre dorada de la conquista y ahora desciendes al valle de las sombras, callado, apesadumbrado, sin nada en las manos vacías.
Tus amores te abandonaron a la vera de tu camino, estás sólo con tus pesares y dolores.
Tenías en poder y el coraje de enfrentar la vida y vencer pero la vida y tus entornos te vencieron,
Renunciación total, me despido de ti con pesar y pena, no por mí en quien dejaste la inspiración divina de crear con amor versos, palabras, guiones de vida que vuelan por el mundo. Sí por ti que estás recibiendo de la vida la hiel del ultraje y los golpes duros que duelen más que las heridas abiertas.
Renunciación, te dejo con lo que tú anhelabas y te abandonó, no pudiste dominar tu genio metido en el polvo de la mentira, sin descanso, no viste que el verdadero y único amor te estaba esperando.
Ahora, desnudo y solo bajas de tu pedestal de mármol roto y ya nunca encontrarás la paz prometida.
Yo me voy al mundo nuevo, de noches claras y estrellas errantes, a encontrar el amor, el verdadero, el que me inunda de jazmines entre blancas espumas y esmeraldas temblorosas de vergeles que nos envolverán en un abrazo total y nuevo.

Transmutación



Transmutación, cambio sin fin, que te lleva a ser alguien diferente en un ir y devenir continuo, evolucionando hacia lo inexpugnable del mundo interior.
Transmutación, conversión, la piel se transforma en otra piel, en un mundo inédito que nos lleva a una metamorfosis del amor, transportándome a una abierta risa de depurados cristales, saliendo airosa de ciénagas de olvidados amores del pasado.
Transmutación de un ser frío, altivo, arrogante, en una mujer soñadora que vive el cálido romance del amor que desea inspirar y desatar en un loco frenesí que la arrebate.
Alteración de un corazón roto en uno palpitante y gozoso que sueñe y se estremezca entre los abrazos anhelados y esperados de ti, el de mirada ardiente, el que me hace sentir presa abandonada al albedrío de sus fuertes brazos.
Transmutación, mis brazos quietos e inmóviles se transforman en alas enlazadas; en espumas nacaradas mis manos se convierten y en un sortilegio del sol mi cuerpo se graba en el ébano azul de tu mirada.
Cambiante vida la mía, transmutada hasta el fin, buscando al caer de la tarde que nuestras almas se fueran a la orilla del mar y en un beso se unieran, donde el cristal de mis sueños la realidad partiría en mil trozos risueños y mi amor cantaría en nuestras almas vibrando en unísono canto.
Transmutación, cambiar la lejanía por el abrazo nuestro iluminado por sueños y suspiros de amor.
Transmutación, dame un corazón nuevo, no acerado, donde morar pueda este nuevo amor, corazón con calidez, dulzura y goces eternos.

Te quiero todavía


Te quiero todavía y deseo olvidarte, hundirme en el fondo del océano oscuro o irme tras horizontes lejanos.
Sueño y en mi temblor siento el dolor de la unidad que no existe, imposible unidad la que buscamos.
Desgarrada en dos, la dicha llega con el miedo de su virginidad inconquistable anhelando el amor que ya fue.
Te quiero todavía y te ruego con palabras sentidas que me dejes olvidarte, no quiero tener mi alma partida, no luchar con este amor que no existe, no lidiar con lo que sufro al no tenerlo.
Te quiero todavía, y sin embargo espero y el tiempo pasa, pasa y de lo que fue una hoguera sólo queda una braza pero sigo soñando que estás conmigo aún.
Y quizás en la sombra de mi esperanza ciega, comprenderé, de pronto, que lo que nunca llega, nos entristece menos que lo que llega tarde.
Te quiero todavía y alguna vez, aunque tarde, mis versos deberán decirte lo que para mí has sido, báculo de flores, lámpara de luz indefectible, númen eterno para que las palabras surgieran de este intrépido corazón con ternuras hacia ti compartidas.
Te quiero todavía y mis manos vacías tiemblan al escribir lo que siento, ya que siento más allá de las brumas de mis ojos cerrados por las lágrimas, la ansiedad de las horas convirtiéndose en días esperando a que llegue el olvido y con él sin calor la llama y ya sin fulgor la estrella.
Y seguiré así mi camino diciendo con palabras mustias y tristes “Era él…”, el que inspiraba mis versos.
Nuevas lunas se asomarán entre los árboles y las acompañaré en la danza, desnuda y casta.
Las aguas me llevan con sus vestiduras de música, que no tienen fin, esperando el poder amar porque la dicha quiere también su dicha, libre y sin recuerdos del pasado ya ido, con un perfume nuevo que viene con el viento o como agua transparente en cántaro sediento.

Quimera

Quimera de ser feliz en una mera ilusión de mi alma, desde mi cuarto en penumbras, con persianas en ascuas y puertas invisibles, porque estoy esperando al amor que vuelve de aquel mundo perdido donde hubo tantos sueños.
Quimera de felicidad bebiendo el zumo destilado de mi sueño, dejando en una estela de luz mi desamparo.
Con los ojos cerrados lo veo flotando a la deriva iluminándome de lejos para encontrarme en su memoria donde quedó grabado mi nombre y mi voz.
Quimera, entelequia mágica que me da fe en el recuerdo de frondas que pasaron pero que me lleva a futuros de innumerables días de amor, de alucinación y fantasía, bajando la luna y volando en sus brazos.
Quimera, ensueño, sin misterios ni rumbos inciertos, sí con delirios de pasos que se juntan en el silencio del aire, que se llena de ternuras en un amor puro, que envuelve con total arrebato a nuestros cuerpos donde la luz tímidamente se asoma.
Quimera, visión sin desolación, con luz de dorada dulzura, de luceros altos que nos llevan con caricias en las manos, lentamente a caminos ya no cerrados con resplandores sin penas.
Quimera, mito de este amor consagrado en un ensueño pleno de miradas, de palabras, de deseos, susurrándonos suspiros entrecortados, ilusiones de eterna pasión.
Quimera de sentirme amada, con este amor de verdad ya que lo imposible siempre llega, felicidad que nos trae el tiempo por horas que van y vienen, por el aire y que espero con una celeste paciencia porque sé que el momento está por llegar.
Quimera, sin delirios ni brumas del pasado, sí con sueños en los que me sumerjo y estoy contigo,
Volveré a tu ternura y empezaré a decir lo que nunca hubiera dicho ¡te espero! ¡eres el mito hecho realidad!

Acompáñame


Acompáñame en la vida, se tú mi bastón, mi brújula, mi guía.
Acompáñame con amor, no con olvidos de la nada, no con distancias sin presencias, no con pesares ni dolores.
Sí con alegrías compartidas, risas vividas, besos con mimos intensos.
Acompáñame, tú el amor mío, el que a mi lado se acerca y busca mis manos y mis placeres.
Dame todo tu sentir, fascinándome con tus palabras, esas que llegan a lo profundo del alma, las que acarician con cada frase, cada latido y cada palpitar.
Acompáñame en este camino incierto, sinuoso, con curvas largas y rasgantes.
No me dejes en la soledad sombría, sin luz ni claridad.
Acompáñame a ver las estrellas en la cima del mundo, sé el espíritu que traspasa, invisible, mis tinieblas y así seremos dos sombras unidas en el espacio azul y transparente.
Acompáñame desde la lejanía para que te sienta junto a mí con verdades claras y ciertas.
El amor que nos une desde el más allá, sin vernos, en un abrazo apretado, fuerte, carismático y sin fin, nos unirá en esta vida lograda por dos.
Acompáñame a vivir un sueño que nunca llegará a su fin.
Acompáñame en este juego que es la vida en el viaje que será vuelo mágico y sincero para deshojar la noche compartiendo nuevas madrugadas