Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 23 de marzo de 2019

Recuerdo mágico


Un poema sin final




Un poema sin final,
sí un comienzo pleno,
augusto,
soberano,
un himno total al amor.

Surgen mágicos alfabetos
en hojas sin tacha,
vírgenes,
puras,
esperaban los monosílabos brillantes,
rasgos de cristal, puntas de agua.
Un poema sin final,
que dejó frases de verdades nobles,
cláusulas marmóreas,
casi totalmente blancas
que lentas pasan al papel.

Sin una gran retórica,
humildes, con pausas,
sin notas especiales,
el vapor del amor
hace componer odas lejanas
como las frases dulces
de celestes temas del eterno amor.

Un poema sin final,
con una escritura extraña,
la que llega y ya se fue,
la indescifrable,
la rápida,
la que con plumas veloces
sobre otras precipitadas
borran apenas las escribo.

Parecen escritas por otras alas,
las invisibles,
las misteriosas,
esbozadas a la ligera
pero con deseos e ímpetus
de ser leídas.

Pluma tras pluma
el poema se vislumbra
dando paz y calma al alma,
gozos al corazón
y cantos maravillosos al espíritu.

Pero cuando quiero que se vuelque
en el papel se rompe de pronto el encanto,
suelta la flor su perfume
mas si una frase lo aspira
entonces se evapora o se consume
en las cuerdas de la lira.

Un poema sin final,
sus estrofas son altas nubes
que llegan a horizontes lejanos,
no podemos escribir desde tan lejos
sus versos casi invisibles,
porque para poder hacerlos
hay que tener luz de estrellas.

¡Versos!
¡Poemas!
Con ímpetu alado al ideal,
ascended y en las estrofas
verted el tesoro conquistado.

Un poema sin final,
entre risas y lloros
en flor se congrega al rumor
de las alas de mis sueños.

Nunca pude saber
cual estrofa fue la última,
la que anunció el amor esperado,
la que en un fulgor de alborada
comenzó en mi duermevela matinal
pero que no llegó a escribir el final,
todo lo que habita en mi interior
lo guardo en un secretísimo lugar
donde habitan los ideales de mi prosa.

Un poema sin final,
en el que se rompió al punto de terminar
su encanto escondiéndose
la flor de la inspiración en un intangible ensueño.

Y busco en mi interior
ese final esperado que es imposible,
no está en mis estrofas
los sones que desde mi laúd van brotando,
son los pasos de las visiones
que conmigo lo andan buscando.

SI algún día descubriera ese final olvidado,
todos mis cantos aromarían mis versos
y pediría al viento noticias de su llegada,
al ave,
a la flor,
a la nube y a los astros del firmamento.
  




Horizontes lejanos




Horizontes lejanos, el tuyo y el mío,
se acercan despacito,
se van rápido ya.
Necesito estar contigo,
ver el mismo cielo,
llegar hasta las nubes sin fin
abrazada a ti.
Un hondo estremecimiento se aquerenció
en mi interior y destelló en derredor un símil de paraíso.
Un horizonte plomizo desembaló la mañana
y el pájaro que crecía profundamente dentro de mí,
desangróse por no estar contigo a tu lado
y trocar nuestra sigilosa coincidencia
 en alto aire nublado y gris.
¿Por qué un segundo todopoderoso
vuelve inútil el gesto más preciado,
el gozo y el placer de tan sólo
instantes fervorosamente deseados y nombrados?
Horizontes lejanos, ¿Por qué este inexorable desencuentro?
No son lejanos nuestros horizontes,
porque nuestros corazones en un primer impulso
vuelcan por nuestros sentidos sangre nueva.
Nuestras voces son apenas un rumor,
sombras de nuestras manos
que se deslizan en el atardecer del hoy.
Estamos juntos Hoy y más que Hoy,
lapsos de oro y de marfil,
soy tuya para siempre 
                                                              
                                                               “En los duros biseles
                                                               del silencio
                                                               el calor de tu cuerpo
                                                               me enlaza 
                                                               por la cima
                                                               de los cielos con la tierra”

Mi vida y tú




Mi vida y tú están entrelazadas, juntas
no es existir si nos separamos.
Éste verso mío no es de alguien ya definitivamente muerto,
aquí estoy a tu lado,
aún vivo escribiendo para ti, mi amado.
Hay personas que pasan por la vida
sin que nos demos cuenta.
Tú, mi amado, en cambio, fuiste un alud de sobresaltos,
un júbilo ardiente, una caja de Pandora,
música con nuestras melodías.
Me diste la ternura que yo siempre me negué
y yo te compensé con todo mi amor mi vida.
Juntos, agazapados como dos felinos
cubrimos de pasión el miedo ajeno que llevamos dentro.
Mi vida y tú, son otro viento que aviva la misma llama
que hoy es canto que arde en la sustancia misma del poema.
Irrumpes en un cielo donde inútil
se estremece aún la llama del deseo.
Otro aire alimentará nuestros deseos,
nuestros placeres,
nuestros besos ávidos de caricias.
Mi vida y tú, crecen en nuestro abrazo
como imagen del fuego.
Hay una sed que no se apaga, que es llama
en medio del torrente, una llama que ya no abandona
su ardor, ni sucumbe aún
en el cauce rápido del agua límpida.
Busca en la luz un camino,
una escala de penumbras
y ven a mí,
¡te esperaré siempre!

                                            “La poesía es la palabra imprescindible
                                            que rueda hecha poema,
                                            está en todas partes
                                            y no se deja ver”.