Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 4 de noviembre de 2016

Desilución inesperada


Mañana del ayer


Mañana del  ayer,
vivida con intensidad total
como si fuera un Hoy
último y deseado.

Sobrevuelo como una dinastía de soles,
amo y soy amada,
estoy envuelta en hilos
de unión perdurable y recíproca.

Mañana del ayer,
ya vivida desnuda,
he soñado una noche solar
con viento y lluvia,
me borraron como a un fuego,
como a un poema
escrito en un muro.

Mañana del ayer,
más allá del olvido,
alguna vez de un costado de la luna
verás cómo caen los besos
que brillan en mí.

Las sombras sonreirán altivas
luciendo el silencio que gime vagabundo,
vendrán las hojas impávidas
que algún día fueron
lo que a mis ojos vendrán
las mustias fragancias
que innatas descendieron del alado son.

Mañana del ayer,
esperada,
ansiada,
deseosa de vivir las rojas alegrías
que burbujean intensas en el sol,
que redondean las armonías
equidistantes en el humo
danzante del amor nuestro.

No me abandones, mi amor,
en esta verdadera mañana del ayer.

No quiero que falte poesía,
en el Hoy del hoy,
entre ensueños rezagados.

Pido el silencio entre nosotros dos,
que nos amemos juntos,
como si fuéramos uno,
solo tú y yo.

Mañana del ayer,
sed
silencio
encuentro
amor.

Vida, mi vida, déjate caer
déjate doler, mi vida,
déjate enlazar de fuego,
de silencio ingenuo,
de piedras verdes en la noche clara,
déjate caer, ahora,
ya, mi vida.

Mañana del ayer, cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
el temor de no tenerte solo tiene poemas,
solo tú haces de mi memoria
una viajera fascinante,
un fuego incesante.

Invadiendo mi silencio


Invadiendo mi silencio,
tú el que intentas murmurar,
constantemente,
tus palabras sentidas de amor
no dejando que me encuentre
a solas conmigo misma
para borrar de mi mundo interior,
antiguas desolaciones.

Quiero mi silencio mudo
 incluso hasta en el viento que toca mi oído,
o el eco que se asoma a burlar mi voz.
Hoy necesito soledad,
el cielo está oscuro,
la luna se ha ido,
 las flores no tienen la esencia de ayer.

Las aves volaron dejando su nido,
me siento sola,
pero sé que tú vendrás
al grito desesperado de
¡vuelve a mí, no me abandones,
necesito tu amor!

Invadiendo mi silencio,
estoy en penumbras con todo mi hastío
 y en cada suspiro lloro una oración
que clamo en silencio
porque sé que todo fue pasado
y que tú vendrás a mí,
dejando en tinieblas, dolores ya idos.

Invade el silencio todos mis espacios,
mi vida marchita navega sin ti,
en un triste andar
 se mueren mis pasos,
 te buscan sin tregua
para que me traigas al hoy
donde tú me esperas.

Invadiendo mi silencio,
sin ningún encuentro, sé mi amor,
 vigía de esta silenciosa
que quiere regresar
de su viaje interminable
en el desierto de su alma
y que su corazón,
de la mano dulce de la brisa,
llegue hasta ti.

En la caricia de tu voz,
yo era el umbral de tu presencia,
yo estaba en la sombra de tu nombre,
yo habitaba en ti,
 pero en mi mundo de silencio,
no te encuentro
y un profundo dolor invade mi corazón.

No me dejes estar en el completo olvido,
hazme llegar sólo una caricia leve,
el recuerdo de una sonrisa,
 la mano dulce de la brisa
y acércate con ternura
a mi mundo de silencio.

Invadiendo mi silencio,
 tú, sin prisa, despacio, lentamente,
te vas adentrando en mi mundo
 para hacerme beber
la fuente de la vida,
aquella que dejé
sin casi darme cuenta.

¡Ven! ¡Entra en mi alma y hazla renacer!
Que poco a poco
tu magia invada mi ser
despertando sus deseos
 de gozar y amar
y así lograrás detener el tiempo
entrando al silencio de mi alma
para vivir contigo
suspiros leves y caricias cercanas.

No quiero que seas
en mi mundo de silencio
un simple reflejo
en mi imaginación
y que al despertar mis ojos no te lloren.

Invadiendo mi silencio
con tu presencia en mi cuerpo
para darme la flor del amor de la vida
que hoy desvela mis pensamientos
con silencio de olvido.

Infinita Ingenuidad


Infinita ingenuidad,
mi alma está anegada
de inocencia
en una poética fe en el mañana
y aunque el viento me envuelva
en mantos invisibles,
 intangibles,
mi candorosa esperanza
de vivir el amor verdadero,
ése,
el sentido.

Necesito mañanas
sin torvas neblinas
del silencio
 estando tú conmigo
como una sombra
de mariposas frescas,
tibias,
que orillaban el vuelo
y yo confiada hacía
que el sol enredara
sus hilos con el viento.

Infinita ingenuidad,
bendita eres
 porque abres mi alma
 al amor sincero.

Sí,
soy crédula y cándida
porque feliz,
enamorada de la vida,
mi alma canta
y mientras el río me arrulla
en mis sueños enamorados
 de las sombras frescas
siento tus pasos
venir a mí,
 tú,
mi amante fiel.

Infinita ingenuidad,
 bienaventurada seas,
no me abandones nunca
 porque creo
que cabalgando
en vientos de perfume y oro
 llegas a mí
con tus caricias suaves
como pétalos de rosas,
ellas me atan
a la sombra de tu fuego
y en la sal
de tus palabras.

Allí
entre tus brazos
enredé mi alma
para siempre.

Soy soñadora,
apasionada
y acaricio el silencio
de tu ausencia
porque desde otra lejanía,
 siento el sayal de tus manos
y tus brazos
como caricias desbocadas
 que en galopes de metal
y oro
llegan a mi cuerpo nostalgioso,
así brota mi alma parca,
 allí bulle
mi amor pleno.

Infinita ingenuidad,
¿a dónde me conduces?,
 ¿a qué lugar escondido me llevas?,
 siento que candorosa y virgen
me arrancas en cada brazo
 un suspiro
y desarmas mi alma
en cada beso.

Todo está intacto
en tu inocencia pura,
eres mi música blanca
que enciende mi inspiración
y hace nacer
como hilos invisibles
mis poemas de amor,
frases que encienden
 mis limpias noches de ilusión
y de deseos guardados.

Infinita ingenuidad,
manso camino
perfumado de azahares,
de lilas
y de azucenas
 donde tu aroma
me envuelve suavemente
 llevándome a altas cimas
de goces buscados.

Ser sincera
me conduce al reflejo
 donde se dibuja mi alma.

Allí donde una imagen más
 de las que tienes
me harán vivir en un rincón
de tu presente.

Infinita ingenuidad,
siento tus alas
y nubes de música en mis manos,
 siento que todo en mí
quiere volar,
me llevas en brazos
a un mundo
que aturde mis sentidos
y me ofreces amor,
 tu amor.

Comúlgate conmigo
en mi pureza
y haz de mi vida
un lugar mágico
donde el amor vibre
y palpite
como tierno pájaro
tembloroso,
 inocente
y puro.