Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


viernes, 3 de agosto de 2012

Amor distante


 No toda distancia es ausencia, te busco en el sin fin del mundo, a ti, el ser seductor, el ser carismático. Por las circunstancias del destino estaremos lejos o por caminos diferentes o por los inevitables signos de la vida. Amor distante pero lejos y cerca la vez, senda sin rumbo que nos lleva a encontrarnos en los confines del mundo.
Entre nosotros la distancia no existe estamos juntos aún en la lejanía,  el amor nos une y nos hace que nos busquemos.
Barcos de luz, nos llevan a estar más cerca, barcos de tiempo con alas que zarpan y nos alejan para otra vez volver  a estar juntos.
Barcos que llevan nuestro amor distante, como olas, como alas,  para vivir cada instante como si fuera el último.
Barcos de tiempo con tránsito lento y lejano que nos llevan a encontrarnos en el distante horizonte  en el gran amor nuestro.
Barcos de nuestras mentes, amarremos los recuerdos al puerto del olvido  y vivamos el presente aún a la distancia.
Nuestra brújula, huérfana de norte  marca la distancia hacia la inmensidad del encontrarnos.
La vida ¡qué sentimiento de alegría! Música del alma, luz que nos guía, sin largas esperas ni vanas ilusiones.
Gracia inesperada que vino y nos envolvió y riendo juntos las ansias de amar nos llevaron al tiempo del vivir  tenue que no ata, sólo es esencia de sentir amando.
El viento fuerte y universal nos acerca y desde la nostalgia de los recuerdos vividos nos junta otra vez para una unión pura brotando desde nuestras almas donde ya no habrá más despedidas.
¡No más silencios ni distancias entre los dos!

Mito de amor


Solos en el mundo, únicos,  símbolos de pureza  y dulzura, la Diosa Afrodita los amparó siempre, llevan en sí toda la potencia del amor y los ineptos de amar los han perseguido, los casi exterminaron,  para nutrirse de esa savia de eterno amor.  
En Asia, Turquía, Anatolia, aún resisten el asedio del hombre algunos pocos, se vieron en América en época de la Nueva España.  ¿Existen? ¿Dónde?  ¿Cuándo?
Símbolos de amor y de pasión se borraron de la historia de no ser más que el puro anhelo de aparecer otra vez.  Hoy trovadores le cantan buscando su unicornio azul.
Son especiales, como especiales también los seres que entre escombros, estíos, inviernos derrumbados, galopan su curso de vida, lento antes,  pero se desviven de ansia ahora por empezar otra vez el secretísimo que se nos olvidó y hay que reconquistar con la sangre y el alma todo lo que se creía perdido.
Unicornio, su figura, símbolo de poder sensual, buen augurio pureza y dignidad real así como de energía espiritual y creativa, es y seguirá siendo misterio sin resolver en el mundo.
El cuerno del unicornio parece ser el recipiente o cauce de su pensamiento y también puede ser el órgano, tercer ojo, en que radique su misterioso sentido.  
El gentil unicornio ha conocido el vacío de los ecos, es un ser salvaje.
No se deja domar, no tolera bridas doradas ni aperos de seda. ¿Por qué a mis pies le crecieron alas y siento deseos junto a las estrellas en el universo?
¿Por qué quiero volar entre unicornios míticos? ¿Por qué mi amor se ha despertado en lo recóndito de mi corazón? ¡Qué, por qué sonrío, todos me preguntan!
Y mi corazón ansía saberlo, sólo sé que tú, el único, el especial, ha vuelto a hacerse oír con su voz de sonido dulce como el del unicornio. Amor que arrulla este milagro sublime y etéreo.
Mi unicornio azul ayer se me perdió y desapareció pero ¡oh!, milagro de milagros, hoy reapareció con su cuerno de añil pescaba una canción, saberla compartir era su vocación.
Pronto, muy pronto, quisiera tenerlo conmigo, amante de mi vida, entre cantos dulces y palabras tiernas. Tú eres mi unicornio, en tu risa, en las alas tibias de mis sueños.
En el unicornio existe amor como en el eco de tu nombre, la agonía de tu ausencia.

Sol en la Tierra


Girasoles con luz cambiante, grandes, enormes e imponentes que guardan en su centro el misterio de la vida y la dulce tristeza de la soledad, son soles en la tierra, con un contorno amarillo que los ilumina como dorándolos con rayitos de calor desde el amanecer.
Girasoles, giran y giran buscando su amor para besarlo con tranquilidad y paciencia. Tristeza sienten al no poder por siempre contemplarlo, ya que con la oscuridad de la luna llega y se oyen sus llantos en la negra noche.
Los girasoles son una prueba de un más allá, una prueba viviente de esperanza, con sus tallos erguidos y sus sonrisas nobles, seducen con sus corolas almidonadas de estambres y dorados colores alumbran todo su entorno.
Con enormes suspiros, llena de frutos su alma, elevan al cielo su gozo de vivir. Íconos del amor, inocentes y puros presienten el aroma vasto del campo.
Coronan la flora con eternos estallidos de dulzura.
Con destellos de fuego, en medio de la soledad de los llanos, los trigales envidian tu sino y tú en cambio te elevas entre cardales.
Apenas la boca del día se abre para tragarse la noche, el girasol levanta su frente y se pone a mirar la luz de arriba. Fija está y la sigue contemplando todo su camino.
La figura del sol es esta humilde flor, su mundo entero. De noche guarda su calor la luz que ha recibido como el mayor de los tesoros. ¡Qué belleza encierra su corta vida descabellada de azafrán e ínfulas de luz!

Lluvia de verano


Se siente llegar, el olor de la madre tierra, nos envuelve. Las nubes grises, como algodones de plumas, se acercan desde el horizonte.
Esperamos con ansia inquieta  lo que de lejos se acerca.                                                               
El viento, gran aire, preludio de lo que vendrá nos envuelve y empuja y triste bandada de hojas acuciadas por el aire, revolotean como alas de papel y tornan vuelo.
Las primeras gotas se sienten llegar, arcángeles revestidos de túnicas de chubascos trayendo despacio, sin apuro, espadas de agua que llegan a la tierra y resuenan en el aire.
La grata lluvia de verano refresca el aire caliente y poco a poco el sendero desaparece.
Todo reverdece en el agua y la lluvia, los árboles majestuosos la esperan con ansias y los pájaros quietos en sus nidos, se acurrucan y dormitan.
Aguaceros, peregrinos del sueño estival con música de gotas que rítmicamente nos acompañan en esta tarde especial.
El agua deslíe la conciencia, una a una empapa las imágenes, se agitan sus reflejos y en la memoria llueve otra vez como en nuestra infancia. Lluvia de verano que sin apuro nos lleva a cálidos recuerdos.
Ya las estrellas aparecen y el cielo se sonroja, las últimas gotas de lluvia  caen entre las hojas.
El agua inundó mi alma, porque tarde más completa no puede existir, las gotas de lluvia, pianistas celestiales con su melodía regresan el amor del mar a la luna.
La lluvia de verano nos brinda con su música, como a través de un velo irreal, la paz perfecta y plena de la naturaleza en su total apogeo.

Vida marina


No hay silencio profundo en el fondo del mar, las criaturas marinas ensayan sus preludios de amor. Todos tienen su voz, sus canciones, y hasta sus lamentos profundos. lanzan risas cantarinas, veloces, corriendo, danzando, saltando en un caos calmo.
Las ballenas ensayan sus canciones de amor, que parecen quejidos lastimeros, volando hasta el sol. Hasta los peces pequeños conversan  sin cesar en tenues diálogos, los delfines rosados se acarician.
Se oye el agua vibrar, se oye el viento silbar  a la distancia y la tierra al girar.                            Se oyen muchas historias en el fondo del mar: los barcos hundidos con corazas de sal, son fantasmas que arrullan desde las profundidades del mar.
Los delfines en su danza taciturna se deslizan en la arena profunda, dejan las tristezas de sus ojos del color del océano infinito, en la oscuridad de los abismos.
El coro de sus voces candorosas y frescas te revelan su amor. De su amor total viene la reintegración perfecta del alma sus cánticos nos colman todos los vacíos  de felicidad y pesadumbres.
Los delfines nos invaden en un sinfín de emociones, en una perpetua devoción de tarareos sin fin. ¡Gracias por existir! Junto a las ballenas, símbolos de libertad se van a su destino, despacio, jugando esas grandes criaturas que se mueven en los muslos sombreados del agua, no hay mayor esplendor del gris que cuando la luz las platea.
Su respiración profunda es una exhalación.  Los delfines y las ballenas y todos  los seres vivos del fondo marino danzan entre las aguas y los barcos hundidos.
Vida en el fondo del mar, mundo cambiante en el gran vacío pleno de júbilos y cantos.

Fuego en la naturaleza


Tropeles de sombras huyendo en islas a través del fuego desatado. Nubes sofocantes, rojizas, deslumbrantes.
Humaredas negras inundan el aire. Puro y diáfano de ese día inesperado.
Fuego en la naturaleza, desatado, ni cómo, ni porqué, es la naturaleza en forma cambiante avisando al hombre sus quejas y llantos.
El viento agita las ramas del bosque, desatando entre cenizas polvo y  brasas.
La curvada línea de fuego se dispersa por doquier y los árboles se quejan, lloran, gritan.
Con un dolor angustioso la naturaleza sufre doblemente, la tierra se reseca, los árboles mueren.
Jamás el fuego jugó su mejor rol. Pero poco a poco va retrocediendo sin bramidos ni crepitaciones.
Es el final de un día inesperado, del dolor resulta un nuevo crecer, un amanecer lluvioso, gris, que a sabiendas existiendo los brazos y caen las lágrimas de la naturaleza para exterminar el fuego al final de los caminos.
Y allí donde el fuego destruyó una nueva vida verde, aún sin crecer, espera el momento de surgir con más fuerza y más energía para que el paisaje de primavera torne otra vez verde. Esplendoroso, mágico, hacia el último cielo, para resurgir en primavera con las alas de las leves y primeras golondrinas.
De las cenizas el misterio de la luz y de la vida nació múltiple el viento como un Ave Fénix, esencia del fuego, que del humo su vuelo emprendió extendiendo sus alas, brillando como la luz del sol para cuidar al mundo entero.
¡Símbolo viviente de la inmortalidad y de la resurrección!

Faro de luz


La noche es la gran  duda del mundo, oscura y misteriosa. Triste noche, ronco huracán, borrascosas nubes sólo iluminadas con la luz del faro a la distancia.
Se confunden el cielo, la tierra y el mar pero a lo lejos, el puerto, cobijo y albergue seguro, e siente cercano próximo al faro lengua de fuego que recorre el mar tenebroso.
Entre nieblas tenues, tu cuerpo de piedra, con tu diadema de luz, arde como los astros en el cielo.
Faro de luz, silencioso y atento que ilumina peligros a lo lejos, rocas pérfidas, escollos áridos, señuelos que engañan a las naves.
Faro de luz, norte de los navegantes, eres la gran advertencia del peligro inminente. Desde lo profundo del mar, traes a la costa pacífica y segura a los que en larga ausencia anhelan el llegar.
Tu lumbre, divina aureola de la noche, refleja el sol naciente. Torre de piedra con reflejos de luz que atraviesa el horizonte dando esperanza luminosa.
Relámpago de pura luz, sin trueno, silencioso, música, sin notas que sin rumor alguno está silencioso y eterno, presente siempre.
Luz del faro que ilumina el camino a la protección, seguridad, amando de noche a los ojos del cielo suprimiendo de lejanas que son las distancias del mundo la luz del final de un túnel.
El silencio de la luna cubre las sombras de la noche, junto a los destellos del vigía eterno.