Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 22 de abril de 2018

Mi jubilo


Cada minuto



Cada minuto que el reloj desgrana con las pinzas prolijas y puntuales,
mi entendimiento tanto más se afana por descifrar enigmas y señales.
El aire hunde en pos de la campana, que su sonido flota cada minuto,
anunciando que el Hoy tiene sentido si lo vivimos con amor intenso,
dejando estela traslucida en el existir de cada ser viviente.
Si vivimos cada minuto, perfume, luces, formas y sonidos nos desentrañarán,
de su cautiverio y azuzan, apaciguan los sentidos en un riesgoso y repetido juego.
Detrás la espesa niebla del misterio y más allá un dios mudo, sordo y ciego espera.
Ilusionista, embaucador, inimitable mantenedor de sueños
 de cada segundo del todo poderoso, tiempo.
El segundo se inmiscuyó en este poema para darle un toque de color y de magia,
con mucho amor intenso que escribo ya ahora, acá , en esta página que te esperaba,
ansiosa de que aquí cayera como lágrimas de amor.

“labios, una flor,
su perfume es mi dolor,
ausencia tenaz”

El espejo



El espejo, reflejo de toda nuestra existencia,
me acerco a él temerosa porque a su través desfilan sin orden,
sin control, imágenes difusas unas claras otras,
de mi vida en el ayer.
El espejo es el Hoy y el Ayer a la vez y nuestras emociones, no deben permitir,
que mi alma se acongoje, se entristezca, de lo contrario debemos ir como recuerdos,
con alegría, risas, cuando desfilan momentos intensos de amores profundos que dejaron,
huellas marcadas a fuego por su intensidad de haber sido amada con total entrega.
Mis poemas en el espejo se cruzan, se mezclan, ya no sé cuál es cuál.
En el espejo vivo con un dejo de gozo y otros de lágrimas.
¡Ay espejo misterioso, no quiero ahondar en ti porque me quiero mucho y gozo por lo que tengo
y por quién soy.
No quiero penas por tantos sueños muertos a mis espaldas.

“El espejo absorbe mis tormentas,
 comparte mis bonanzas,
colma mi corazón de amor entre recuerdos”.


Estoy sola



Estoy sola, bajo la opaca multitud soterrada.
Todos pasan de prisa.
Estoy sola.
Cómo el náufrago que desde perdida playa llama en vano.
Estoy sola.
Angustiada, por el polvo rencoroso, pisoteada.
Estoy sola, olvidada,
¿A dónde alargar las manos?
¿A quién abrir el corazón desolado?
Estoy sola.
En los silencio del páramo, extraviada.
Todos llevan la tristeza del rebaño,
sin recibir las señales de los astros.
Estoy sola, acosada.
Por lo rostros repetidos.
Renovados.
En quienes  inútilmente
Busco el signo del amor.
¡Ay!, si pudiera huir lejos, por el campo,
y sin relojes echarme sobre el pasto!
Estoy sola, encerrada.
Quisiera correr descalza, a la orilla de los ríos.
Y en las manos de lo aires.
Subir en pájaro o nube, transformada.
Estoy sola.
Arrastrando las tinieblas de mi cuerpo
Que relámpagos furtivos van cortando.
Estoy sola.
Abandonada.
Entre miles que transitan a mi lado.

¡Qué lejos el verde campo
Y qué lejos mis amores!