Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 6 de julio de 2017

Mi júbilo


Sed de ti


Sed de ti,
de tus besos dulces
y de tus caricias aterciopeladas,
de tus abrazos abiertos y afectivos.

Cuando pienso en ti,
mi rostro recupera perfil y mirada
y mi alma encendida y liviana
vuela con lazos azules
saltando árboles
en una rápida salva de pájaros.

Sed de ti,
de tu cuerpo desnudo junto al mío
entre rumores de palabras de amor.

Y en el filo de la madrugada,
mi sed se acrecienta
con partituras distintas
que emplazan casi siempre,
renovando el diseño.
la textura,
el color de la trama de mi sed por ti,
ahora que te nombro y te reclamo.

Sed de ti,
cuando el cielo se afina,
al conjunto de un sutil cosquilleo de flautas
la última estrella remisa,
abandona su puesto de guardia,
me gusta perderme en ti,
en todo tu cuerpo,
en tus ojos,
en tus brazos,
en tus dedos entrelazados.

Sed de ti,
me gusta sentir tu sabor,
tu aroma,
tu olor a bosque umbrío,
tu mirada intensa
que me traspasa el alma.

Tu eres mi hombre,
o el espejo y tu rostro,
donde se refleja la historia,
el aledaño del amor,
sin sombras furtivas y rumorosas
que crucen como un galopa antiguo
el umbral de mi cuerpo esperándote.

Sed de ti,
grito,
clamo,
sostengo mi mirada entre fulgores de ira
por no tenerte.

Sed de ti,
mi boca te busca
con un ansia certera e increíble.

Amor indeleble


Amor indeleble,
frágil como el pétalo de una rosa, 
indefenso como el perfume de un jazmín,
¡Qué dolor que no sean nunca iguales
las cosas que son las mismas!
¡Toda la vida es única!

Amor vulnerable,
si el vasto tiempo entero
-río oscuro- se escapa
en las manos nos deja
prendas inaccesibles llamadas días,
horas, en que fuimos felices.
Amor vulnerable, 
en mi corazón dejaste
una nota escrita con letras doradas,
que nunca jamás podrá ser borrada
porque las hiciste con tinta indeleble
cuando te marchaste
tras tus nuevos amores.
Amor vulnerable,
hiciste con tinta indeleble
suaves letras musicales
y dejaste sin borrarme
 todo esto que yo siento.

Amor vulnerable,
débil,
 inerme,
indefenso,
hoy cuando más te recuerdo,
mis mejillas gotean muy lentamente
y en mis brazos de Morfeo
mis ojos palpitan
con mantos de lágrimas de plata.
El amor no te hace sufrir,
sólo te hace vulnerable
frente a quien amas.
Exhalo amor,
 vulnerable al último aliento
que me ata a tu boca.
Soy frente a ti, ángel o demonio,
ambrosía total o vida,
soy vulnerable al deseo,
a la suavidad de tu piel,
eres cielo entre mis dedos y mi voz,
fuego turbulento
que se mezcla con mi sangre
y desata mis deseos.
Amor vulnerable,
tensión que me desborda,
que pasea entre las sábanas,
mi piel contra tu piel,
mi tacto contra tu tacto,
mi pecho contra tu pecho,
mis labios contra tus labios,
cuando te hundes en mí
todo soy mar.

Que tu voz embellezca los mares
mientras caigo 
y caigo,
en cataratas humeantes
y en enmascarando oleaje,
donde tú estés.

Alma, polvo,
luna, mar.

Tu huella que mi mar se llevó


Tu huella que mi mar se llevó,
lejos, lejísimo,
ni se verán más
tus pasos firmes y seguros,
ni sentiré tu húmeda piel
sobre mi cuerpo,
desnuda está mi carne,
colando entre mis dedos
mansa arena aunque a veces hacia adentro
el deseo reverdece
puliendo artesonados por tu ausencia.

Tu huella que mi mar se llevó,
otras aguas se mueren en tu pecho
que son mar a mis sueños y mi olvido,
mas tus naves combaten
y naufragan en un abismo
de geográfico equilibrio.

Iré a vivir el mañana
sin que tú cerques mis huellas,
temblando de futuro,
a sentir la vida de prisa,
segundos,
siglos,
siempre, nada.

Alfabetos de mi espuma
un día te alejaron de mi mar
y yo por perdido te di,
quizás por un instante tan sólo.

Tu huella que mi mar se llevó,
porque ya no sentía las alegrías altas
de tu querer y las angustias de estar
aún queriendo poco me inundaron
con lagrimones que anegaron mi pecho.

Sólo quedaron en mi alma los poemas,
las frases,
los monosílabos de amor
que se escondieron dentro,
muy dentro,
para que tu huella
no se lo llevara a la nada.

Desde la tarde aquella
que mi mar te llevó
aún andan por mis venas
mis versos despacito
y muchas cosas he visto
que pasaron traídas
y llevadas por el tiempo.

Sobre ti fui pasando
mis horarios perdidos,
sobre mí tú seguiste
como el sol en los pétalos.

Y tu huella mi mar se llevó
en la brisa de mi dolor caído,
con la tristeza ingenua
 de saberme en lo cierto,
tu vida era un profundo batir
de inquietas fuentes
en inmenso río blanco
corriendo hacia el desierto.

Tu huella que mi mar se llevó,
te llevaste mis caricias
en el gesto de tu abrazo
y en tus palabras quedaron rumores
parecidos al lenguaje
que llevabas en tu boca de agua
desde el más quieto charco
al más agreste risco.

Entre el hombre y mi alma
se ha cruzado una espada
de espumas blancas.
Ha sonado la lucha
y me siento intocada,
mi mar te llevó,
estoy sobre los siglos
con fiereza de olas…

¡Nadie palpe la sombra
que mi impulso ahuyentara!
¡A veces la vida me quiere estallar
en canciones de angustia inesperada!

Yo quisiera quedarme
en el secreto de mis penas punzantes
como estrellas,
pero mi alma no puede alcanzar
el silencio del poema sin palabras.