Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 12 de abril de 2020

Pienso en ti


Tu amor esquivo


Tu amor esquivo,
el que se esconde de improviso,
desaparece en un solemne silencio,
duro y distante.

Ven, déjame ver tu rostro oculto,
te acercas en un tiempo nuevo,
y sin ninguna razón me das tu amor falso,
pleno de artimañas
para que mi corazón te crea
y abierto se vuelque hacia ti.

Tu amor esquivo,
con recovecos, testimonio cruel
de que en verdad, no me amas.

Tu amor esquivo
como una sombra caminaba mi pecho,
saltando al compás de los pulsos,
aferrando con invisibles dedos,
cada sentimiento que hacía suyo.

Tu amor esquivo,
sin rostro pero con mil caras
donde el corazón de deseo facetado
al sol de su afán de ser desconocido
deslumbraba la retina de un soñar sin ocasos.

Por tu amor esquivo y doloroso
mis versos se van licuados en silencio,
fantasmas de estrofas, etéreos,
rompiéndose en azogues desesperados.

Amor esquivo,
tu amor no estaciona en parte alguna de mi cuerpo,
eres sólo, quizás, un pensamiento
que arroba mi mente como paisaje
ya sediento y acabado.

Te pienso aún en la distancia
y como alfarera te doy forma,
arcillando cada caricia,
creyéndola verdad
para que su paso sea eterno.
¡Pobre de mí!
Ilusiones fallidas, tontas, ingenuas,
tu amor es y será esquivo,
tú ya tiraste lejos, muy lejos,
las llaves de mi puerta.

¡Cuánto llora el alma mía!
por ese, tu amor esquivo
que en mis entrañas lo vivo
y hacen de mi alma un erial.

Amor huidizo,
sorteas todos los obstáculos,
los cerrojos, las rejas
para no llegar a mí.

Rehúsas amarme
y evasivo y sin tregua me dejas sola,
entre mantos de lágrimas,
desesperados sollozos y temores sin fin.

Pierdo así, mi ilusión
que fue mi guía
y de sombras mi espíritu se anega.

Tu amor esquivo
rehusaste mi amor,
ya nunca más besaré tu rostro
y mis versos en sueños alados
girarán a otro orbe,
buscando un amor que me espere.

Vuelve a mí


Vuelve a mí,
no desaparezcas de mi vida,
no rompas los sagrados votos
de amor
que nos unían.

La vida tiene altibajos,
penas,
ilusiones,
desgarrantes dolores,
pero también,
amor,
gozo,
placeres infinitos.

Vuelve a mí,
te has convertido
en parte de mi historia
y vivirás por siempre
en mi memoria.

Regresa a mí,
a mi vida,
porque juntos venceremos
obstáculos,
derribaremos muros,
abriremos cauces nuevos,
escalaremos montañas
para ver el ocaso
en el rojizo horizonte
y destellará en nuestro derredor
un símil de paraíso.

Vuelve a mí,
mi alma te está esperando
haz el viaje completo,
del silencio de tu ida
al silencio de tu regreso.

Pasarás
sin siquiera darte cuenta
por alfombras
de diseño de amor.
Cambia,
cambia de vuelo
y vuelve a mí,
como la ráfaga del enjambre
bajo la tormenta.

Vuelve a mi umbral
para colmar los huecos
que fragua la nostalgia.
Regresa paso a paso
por los aires,
como un equilibrista
en un tablón de nostalgias,
desde la encandilada transparencia
como un fantasma al revés.

Mi soledad está hecha de ti
lleva tu nombre
en su versión de piedra,
en un silencio tenso
donde pueden sonar
todas las melodías
de tristezas y lágrimas
que crecen en los bordes del recuerdo.

Vuelve a mí,
dejaste mis puertas abiertas,
me abandonaste de pronto,
como alguien que vislumbra
que jamás se vuelve.

Mi soledad me inundó,
mis poemas de amor
se perdieron en la noche oscura
y en las noches de tormenta
me producen
espejismos misteriosos.

Vuelve a mí,
no llenemos el cuenco de los años
con un agua del olvido
quiero sentir un canto
huracanado de dicha
por estar a tu lado, borrando,
con un trozo de esperanza raída
ese adiós que escribiste
con sangre de mis sueños
en los cristales de mi existir.
¡Vuelve a mí
y ámame otra vez!

Anhelo frustrado


Anhelo frustrado,
creí en tus falsas palabras,
melodiosas,
seductoras
         que acariciaban mi alma,
pero eran tan sólo
palabras vacías de amor.

Y llegó el fin,
donde no quiero ni nombrarte,
ni pensar en ti.

Sólo, ser humo en tus ojos
y del mundo sin ti,
el final.

Anhelo frustrado,
no veré más tus ojos
que me quemaban hondo,
que me mataban con su gris ausente
con tu piel de vientos
y tu pasión de locos.

Anhelo frustrado,
tu amor me ató
y me desató
en cada lujuria de tu mirada errante.

¡Basta de seducción!
procaz y sin verdades ardientes
y yo quedo con el desgarrador recuerdo
de tus ansiados besos.

Creaste música blanca,
para conquistarme en plenilunio,
consumiendo mis temblores,
devorando mis gritos
bajo tu piel fantasmal
y traicionera
que aún me ahoga desde esta distancia
tan presente.

Y aún estás
rezagando mi camino
con cadenas y cerrojos en mi vida
para que nadie pueda entrar.

¡Basta!
vete ya de mis recuerdos
tu nombre ya está guardado en mis joyeles.
No leeré ni una letra tuya,
no me escribas para que yo desborde
y me consuma en fuego.

¡Déjame en paz!
con mi silencio flotando sobre el agua
que mana de mis recónditos adentros,

Balanceándose en mi frente una corona
por donde el aire se escapa de mis dedos
y no saben ya mis labios
la palabra que una
tus oídos a mi verso.

Anhelo frustrado,
fueron por momentos
anhelos amados,
ilusionados,
vibrantes,
ahora sacúdanse
de las bases de mi sangre
y que tu nombre desaparezca
contra el cielo
y desnudándote camina sobre el muro
que cerca mi silencio.

Tú ya no estás más en el verde
levantado del árbol
donde perdí mi albedrío,
ni en el viento caliente del estío
ni en la orilla del mar enamorado.

Amor frustrado,
perdido por siempre
sin sentir ya más el cercado de tus ramas
amaneciendo,
  ya renovada y sin fe en ti.