Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


domingo, 15 de febrero de 2015

No me preguntes nada


Ardientes ensueños


Ardientes ensueños,
entre deseos y ternuras,
juntos en el alma y el cuerpo,
nosotros nos amamos
 bajo la tormenta oscura
de palabras no dichas,
en el misterio de la mirada,
 hasta la ira o la melancolía,
 nos unimos en un nocturno abandono.

Ardientes ensueños,
como dos relámpagos
entre el sueño,
 amanecemos atravesando auroras,
llegando al horizonte azul
donde todo se olvida.
Vivimos tú y yo
una secreta existencia
donde el deseo nunca se extingue.

Ardientes ensueños,
donde el amor impera,
rumorea una bandera de rosas,
suspendiendo mi voz
entre suspiros entrecortados,
dulces, leves y profundos.

La transparencia de tus sueños,
galopa en mi camino de sombras
y me haces prisionera
de tus sonrisas y besos.
Tu nombre llueve en mi piel
como una cadena de flores
y en tu suave tiempo imaginario
 soy tuya hasta la muerte.

Ardientes ensueños,
palpitares únicos, sin límites,
 iluminados por el Amor,
salvándonos
de la mediocridad y del tedio.

Nos amamos en nuestros ensueños,
sin prejuicios ni condiciones,
sin esperas ni reservas,
sin egoísmos ni sombras,
sin cadenas ni sumisiones.

Ardientes ensueños
que nos conducen
a la profundidad del océano
con la claridad del Sol en las montañas,
con la fuerza suprema de vientos huracanados.

Ardientes ensueños
que nos llevan a amarnos
con la blanca llama
de nuestras almas despiertas,
con la alegría de cielos infinitos,
peregrinando juntos
hacia la dicha divina e inmortal.

Te siento cerca de mí,
tu canto me atrae hacia ti,
más no sé de donde,
eres algo que vive
 más allá de sí mismo,
 mis ardientes ensueños
 te envuelven, te acarician
y aunque siempre eres nube
 y horizonte lejano,
sientes mis besos sobre tu alma.

Mi camino
está sembrado con tu nombre,
mi espíritu solitario
 te sueña en todas las cosas,
mi espíritu te busca tras toda emoción.

Ardientes ensueños
que abren las puertas de mi vida,
que me hacen escribir
 imaginando libre
de confusiones y miedos,
 estrofas, versos
que vienen hacia mí
sintiendo renacer en mi mente y alma
amores ya vividos o por vivir.

Con lazos eternos nos hemos unidos,
me arrojo en tus brazos,
en tu alma me imprimo,
te infundo en mi ser.

¡Las almas que se aman
no tienen olvido,
no tienen ausencia,
no tienen adiós!
Ardientes ensueños,
palpitan sus aromas,
tiemblan las brisas,
los besos cantan como chispas
que lanzan astros y flores
en vagas notas
que el arpa lanza
como un gran himno
de esperanzas y ansias.

Deshojando margaritas


Deshojando margaritas,
sus pétalos blancos, amarillos,
van tenuemente volando hacia ti,
a tu rostro amado
en medio del campo floreciente
entre vergeles frondosos de pastos tiernos.

¿Qué te dicen sus pétalos de mí?
¿Te preguntan quién eres?
¿Acarician tus labios?

Deshojando margaritas,
entre te quieros y requiebros,
mi amor se alza en vuelo
esquivando temores, dudas, penas,
sólo voy hacia ti
guiada por mis margaritas puras y vírgenes.

Con un te quiero mucho poquito y nada
voy por la vida enamorada y feliz.
¡Viva el amor!
La vida es el verbo vivido del amor.

Las margaritas tiemblan
en mis manos cuando te ven.
Entre mis brazos las acuno y las beso
sintiendo su perfumado aroma
que inunda todo mi cuerpo
que va en tu búsqueda.

¡Vuelen pétalos de margaritas!
¡Vuelen lejos!
lleguen a lugares donde el amor es necesitado
para que todos nos amemos
y sintamos el gozo del vivir.

Cubran como un manto blanco, amarillento,
entre velos envolventes todo lo que nos rodea
en el floreciente rocío de los amaneceres
luminosos de este mundo,
dejándonos como un eco resonando
por los rincones como rocío de luna
en este tiempo que nos atrapa.

Y aquí estamos en el camino primaveral
donde se conjuga el tiempo y el beso
donde la inocencia salpicada de te quieros
susurran en el aire llevándolo por doquier.

Margaritas deshojadas,
lleguen lejos hasta él,
no se reduzcan
al estrecho espacio de mi verso
recorran el paisaje perfecto del amor
donde todos estamos reunidos
por la calma primaveral
que acarician nuestros rostros.

Pétalos de amor recorran
los caminitos del mundo,
vuelen con la brisa de la mañana
llevando el mensaje de que la vida
merece vivirse
y que el amor existe, existió
y existirá por siempre.

Preguntas sin respuestas


A la noche
empiezan a encenderse
desde recónditos lugares,
las preguntas.
Las hay distantes,
quietas,
inmensas,
misteriosas,
distraídas,
como astros que preguntan
desde allá siempre lo mismo:
¿cómo eres?.

Otras, fugaces,
diáfanas,
menudas,
querían saber
cosas leves de ti y exactas:
nombres,
lugares,
esquinas,
viajes donde juntos estaríamos.

Tú no las puedes ver,
pero tienes el sueño cercado,
todo él por interrogaciones mías.
Preguntas sin respuestas,
tú, dormido o semidormido,
alguna vez soñando,
dirás que sí, que no,
respuestas sin tino,
al azar y de milagro
a preguntas que no entiendes,
ignoras la mayoría,
que no ves, que no sabes.

Porque ignoras todo en tu dormir,
absoluto y profundo
y cuando te despiertas,
ellas se esconden,
ya invisibles, misteriosas,
escabulléndose en mi mundo,
se apagan.

Preguntas sin respuestas,
seguirás viviendo alegre
sin saber que en media vida tuya,
la del sueño,
estás siempre cercado
de ansiedades,
de afanes,
de anhelos,
sin cesar,
preguntándose eso que tú ves
y no puedes contestar.

Preguntas sin respuestas,
y mientras te duermes a mi lado,
¡qué paseo de noche
con tu ausencia a mi lado!
Me acompaña el sentir
que no vienes conmigo,
estoy sola,
cavilando qué otras preguntas
pueden surgir de mi mente,
atiborrada de dudas,
temores,
ansiedades.
Los espejos,
el agua,
el viento,
se creen que voy sola,
se lo creen los ojos de la luna,
sirenas de los cielos,
aún titilando estrellas.

Tú, antes de dormirte me dijiste:
!No te vayas!
Fueron tus tres palabras últimas.
Yo sigo aquí a tu lado,
estrechada a ti,
dentro de ti,
hablando contigo.

Otras voces
me contestan sin cesar,
son espectros,
sombras,
fantasmas,
sueños,
amores de otras veces,
compadecidos de mí,
quieren estar conmigo,
van a darme sus manos
pero no se dan cuenta que yo llevo,
estrellada,
cálida,
tierna,
viva,
la forma de una mano amada
palpitando en la mía.

Y entonces me dejan sola
con el beso
que en mis comisuras
tú dejaste antes de dormir.