Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 10 de abril de 2017

Mientras te espero


El tercer beso


El tercer beso,
 el que se desliza sin saber a dónde,
suavemente,
como una leve caricia tibia y cálida,
lleva entre sus labios
el mensaje secreto, único,
de tu amor por mí.

Entre tu verdad más honda y yo,
me entregas siempre tus besos.
La presiento cerca,
ya, la deseo, no la alcanzo,
cuando estoy más cerca de ella,
me cierras el paso, tú,
te me ofreces en los labios
y ya no voy más allá.

Tú triunfas, olvidas,
besando tu secreto encastillado.

El tercer beso en la frente,
es más seguro,
los labios ceden, rinden
en forma al otro labio
 que lo viene a besar.
Mientras me mirabas y yo te miraba,
se detuvo el tiempo en medio instante,
el amor me llamaba y yo le obedecía.

Mientras me susurrabas
y yo te amaba
se alzaron los sentimientos,
 mandó tu voz,
el cielo se hizo visible en tus ojos
y yo renuncié el querer en tus labios.

El tercer beso,
preámbulo de una mirada,
para llegar como lluvia
a un frenesí de besos,
una lujuria de sentimientos.

Fue un instante sin fin,
 sin tiempo para soñar.

El tercer beso,
es el que trémulo y ansioso, vacilante
es el que quiere besarme en tu ausencia sin labios.
Besos me entregas,
sin ruido, esquivos a veces,
dulces otras,
como un gran fruto redondo,
 aquí en mis labios.

En el paraíso de tus ojos me pierdo
porque estoy perdida,
en la paz de tus labios,
me encuentro porque estoy contigo,
en el universo de tu alma vivo
con mil sentidos, en ti, vivo, amándote.

El tercer beso,
el que sabe a silencio y a sueños,
con melodías de ternuras
y tacto de deseo,
sabes a mi mundo,
a todo lo que anhelo,
sabes a amor, a mi amor.

Ten presente que un día el beso tuyo,
va a nacer de lo que estás escondiendo
y te saltará todo a los labios.
Y lo que tú me niegas
me lo entregas,
me lo das sin querer,
donde querías negármelo.

El tercer beso,
despacito, sonrosa la piel,
disfraza levemente
la defensa absoluta del ser último.
Besas mi rostro, mi frente
y me siento la más amada,
la más distante, la más última,
ésa que ha de durar, secreta,
cuando pasen mis labios, tus besos.

Quiero el amor, libre, suelto,
sin sombras, sin puertas
con trabas ni cerrojos
para vivir en ti sin temor
a lo que yo más deseo,
 a tu beso, a tus abrazos,
a tu solo cuerpo posible,
a tu dulce cuerpo pensado.

Dime, ¿por qué tarda tanto
en llegar ese tercer beso,
el anhelado, el sólo mío,
el que mi corazón espera
 porque sabe que hay algo en él
 que es saber que tú quieres dármelo?

En un rincón de mi alma


En un rincón de mi alma,
escondidas, apretadas, enlazadas,
nacen mis letras, mis prosas,
mis poemas que nuestro amor creó.

Son los versos que lloran en la lira,
que se quedó sin cuerdas.
Son las aves de mi niñez
que buscan y no encuentran
un árbol protector en que posarse.

Las busco con desesperación
 pero las estrofas de amor
 se anidan en frases
que escribo como amor para ti.

En un rincón de mi alma
donde nadie lo encuentra,
se oculta el poema de amor,
el que nos unió,
poema que escribí
con dedos de amor y llanto de cristal
por la falta de tu presencia
que tu ausencia se llevó.

Ausencia que se siente
como cuando el fuego se extingue
porque el aire ya no está.

En un rincón de mi alma,
se guarece entre frondas de lágrimas
el dolor de no tenerte a mi lado
y pido noticias de ti al viento,
 al ave, a la flor, al bosque
y a los astros del firmamento.

Mas no he de dejar de buscarte
 pues me dice una voz secreta:
¡sigue no te canses, mujer poeta!
Él ha de venir a buscarte
 por tierras, mares y cielos,
en su cansada fantasía.

En un rincón de mi alma,
aturdida y desangrada
 revolotean recuerdos purificados del pasado
y como en una tierra mullida
danza en amores trenzados
 a mano delicada,
 intrincada filigrana
como un gran amor donado.

En un rincón de mi alma,
mis sueños peregrinos
prosiguen sin tregua
la búsqueda de tu amor,
se afanan, luchan,
persiguiendo al mañana
que te traerá otra vez hacia mí.

Y como una luz como telar exangüe,
el cielo ilumina mis tristezas
e hilvana, enviando a mis páginas,
letras como poesías de la noche fría.

En un rincón de mi alma,
 te tengo guardado,
 tú, el soñador, el amor compartido,
 luz del dolor cuando mi arpa reza
¡oh luz! ¡oh belleza blanca de ilusiones!
¡Cuánta esperanza
 irradia en mi alma
 la sombra de tu ser ausente,
siguiendo un ideal
y un sueño que no se alcanza!

Y hay en éste, mi otoño,
cuando la vida empieza a declinar,
mi corazón rebosa de amor
y mi espíritu se anega de ilusiones
en el silencio que flota
a nuestro alrededor,
rodeándonos como un tapiz vaporoso
 entre hilos alados y brillantes.

El sueño de amor inunda mi alma
y en mis versos gira
como magia del más allá,
 inundando mi alma
de un existir único y verdadero 
donde no existe
el mago azul de la mentira.

Renacer cada día

 

Renacer cada día,
en un amor de éxtasis en noches encantadas
sintiendo el mágico sentir de la vida
donde el tiempo se escurre entre mis dedos.

Quiero sentir contigo las tormentas triunfales
incorporándonos hasta los truenos
y columpiándonos en sus hilos dorados.

Renacer cada día, ofreciendo mis más íntimos madrigales de amor
 a ti, mi amado,  llevándote
por los misteriosos laberintos de mis sentimientos.
Mi tiempo de canto versado ha de seguir,
entre mis prosas he guarnecido de auroras mi soledad,
levantando mi voz con cuerdas de resonancia en mis manos.

Renacer cada día, evocando odas
y caminando por líneas de pasión entre mayúsculas de libertad.
Amo la naturaleza junto a ti,
cuando busca su calor la solitaria gota de rocío
en el pétalo de una perfumada flor.

Al fondo de los profundos océanos astrales
buscaré en pos de la potente luz
que exigen nuestros espíritus,
abrigando ilusiones en las noches de euforia,
plasmando los sueños en hojas sueltas,
flotantes, que el viento agita llevándolas a tus manos.

Renacer cada día
 en poemas que envueltos en su crisálida aspirante al vuelo,
en su gozoso existir nos unen entre frases de amor
que van brotando florecidas.
Renacer cada día contigo a mi lado,
tú estás en cada espacio de mi esencia.
Si respiro tus sueños despierto en tus pensamientos.

Soy la que ya no vive si no estás a su lado.
El amor surge en cada amanecer,
esperando renacer cada día,  llenando mi alma de amor.
En cada palabra, en cada frase de amor,
expreso lo que siento en mis horas solitarias
en las que no dejo de pensarte.
Clamo por ti mi amado amante, tú eres la luz de mi esperanza
y tú mirar me enciende y me arrebata.

Renacer cada día, donde evoco tu presencia
y mi alma ansiosa en melodías te envía como mensajes,
 letras de amor,  por todo lo que por ti siento,
brotan entre suspiros nostálgicos
donde se esconden las prosas que tú inspiraste,
mi numen, el único y verdadero en mi vida.

Renacer cada día, sin rendirnos jamás.
En volandas, en un equilibrio estremecido,
me alzo hacia el azul cielo
en un puro silencio de nuestro existir,
en una gran pausa entre vida y muerte
porque así se crea el escenario de un gran amor.

¡Qué mágico milagro de nuestro destino
que nos estremece en este vivir gozoso!