Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


domingo, 22 de octubre de 2017

Revelación


Lo que soy y lo que fuí


Soy un alma peregrina
iluminada por el amor,
entre arrullos y cantos,
entre claridades de luna
y brisas de jardín
con el corazón infinito
en el cáliz naciente.

Boca que busca
el nuevo verbo de besar.
Fui un mundo en sombras,
sin fuentes para beber
ni refugio de dulzura
en el vago adormecer.

Lo que soy y lo que fui,
ser transformado con el cuerpo
llevando el alma,
siempre vanamente
a pensar en ti
para que te vuelva a olvidar.

Hoy soy aire
que me llena de espacio
y equilibrio con calma
voy al cóncavo delirio
con mi mirada ininterrumpida
en el vasto universo.

Lo que soy y lo que fui,
cuerpo íntegro,
alma no más adolorida,
en el mañana iré a lugares lejanos
sin querer ni un resquicio de sombra,
apresando siempre
el resplandor supremo de un verso.

Fui en el ayer, ayer de ayeres,
los cantos del dolor entre sollozos roncos,
el amor me había abandonado
y mi corazón sufriente,
casi temblando
se hundía en el mar de llantos
entre gritos y clamores
en la cavidad negra de las olas
y en el abismo del viento
donde va lo que muere.

Lo vi descender
al pozo de las tormentas,
abrirse como un loto
en las aguas tranquilas,
bailando en las olas,
rebotando en las crestas.

Soy ahora en este Hoy
un alma inagotable
que mana de una fuente
refulgente: amor.
Amo la vida,
abro los brazos, me regocijo
y me yergo embelesada
ante el milagro del existir.

Antes, mi espíritu vagaba
por la extensión de la nada,
insensible a las señales del viento melodioso,
ahora río, canto, danzo
y los versos, las ideas, las palabras de amor,
revolotean a mi alrededor,
girando bailes sin traspiés,
volando en el viento
hasta las hojas amarillentas
que las esperaban con inquietud.

Mi mundo interior
ni se disuelve ni vacila,
se desatan por dentro
los miedos sin morir
y como el canto de un violonchelo
se evade y se extiende
en el aire amortiguado
y se derrama entre olas de caricias
y ternuras frescas.

Lo que soy y lo que fui,
antes no tenía el caudal del amor
que como río desbordante
inunda tierras y campos,
ahora tengo un corazón
pleno de esperanzas
y de deseos de paz y de felicidad,
yendo al claro manantial
donde la sed termina
y comienza mi mundo de azul dulzura
resplandeciendo en la transparencia
de un nuevo amanecer.

Lluvia de amor


Lluvia de amor
que va cayendo en mi corazón,
 lluvia que resbala por los cristales
en gotas de agua dulce
que recorren hasta el último de los rincones,
provocando divinas sensaciones
que se estancan
en mil sentimientos interminables.

Se convierten en un vuelo
de palabras blancas que mojan,
 lentamente, el alma.

Lluvia de amor,
eres el espíritu de mis amores,
eres esperanza y razón,
eres lluvia fresca en mis manos,
eres quien busca los sueños
vestido de estrella,
 eres lluvia frondosa del cielo,
 sol que irrumpe detrás de las montañas,
aire que levanta,
que da fuerza y vida al amor.

Tan convencida estoy
de tu gran transparencia,
en la que vivo,
de que la luz, la lluvia, el cielo,
son formas en que te esquivas,
vaga interposición entre tú y tú.

Nunca estoy sola
mientras la luz del día ilumina tu alma
 o cuando al encenderse las estrellas
me van diciendo palabras que tú piensas.

Esa gota de lluvia
que cae sobre el papel es
como una difusa flor de azahar
que tú me envías
 desde donde vives.

Eres esas pequeñas gotas
de sentires y relámpagos
que poco a poco va calmando
 en finos diamantes
la tormenta del alma,
 empapando cada espacio
de los corazones enamorados.

Eres agua pura
cuya presencia engalana,
caricia divina salpicada de sonrisas.
¡Qué siempre llueva, lluvia fresca del alma
y al final deje un arco iris!
Lluvia de amor para el corazón,
 lluvia fresca de brisas y amores,
en besos ardientes y caricias suaves.

Lluvia frondosa convertida en amor.
A través de la lluvia
me llegas tú,
entre gotas frías
que acarician mi rostro,
llenas de armonías las siento,
cierro mis ojos
mientras lentamente te pienso
y lentamente te siento.

Románticos pensamientos
 llueven en mi mente,
atrapando la lluvia un sinfín de sensaciones.
Yo sólo te sueño, amor mío
y te siento conmigo
mientras la lluvia cae…
en su húmedo y romántico velo
que me suaviza…
como brisa de terciopelo
recordándote y haciéndome feliz
en este ensueño bello
como las gotas que caen
 en el cristal de mi ventana.

La espera


La espera,
con infinita calma y paciencia,
expectante,
te busco como a una flor,
no lejos de la noche,
mi cuerpo mudo se abre
a la delicada urgencia del rocío.

Hay en la espera, un rumor a lila,
rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol
con pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
 una tribu de palabras mutiladas,
 busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
 los funestos, los dueños del silencio.

La espera,
en ella he dado el salto de mí al alba,
 he dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.
Soy la silenciosa en el desierto,
la viajera con el vaso vacío,
 la sombra de mi sombra.

Sin desesperación ni ahogos,
sólo con penas profundas,
 te espero tan sólo por un minuto
de vida breve, único,
de ojos abiertos
que te ama en su mirar,
danzando de alegría entre flores pequeñas
como palabras sentidas y dulces.

La espera,
desnuda en el paraíso de mi memoria,
sin conocer el destino de mis visiones,
 tengo miedo de no saber nombrar
 lo que no existe.

Salto de estrella a estrella,
de sombra en sombra,
muero de muerte lejana,
la que ama al viento.

La espera,
 mi memoria iluminada
es como una galería
donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá.
No es verdad que no vendrá.

La espera,
 no quiero ir tras tu búsqueda
como sonámbula y transparente
en nuestro nido de hilos que tú dejaste
y ahora rígido sólo me danzo
y me lloro
con tus recuerdos
doblemente sufrida
en la memoria de aquí y de allá.
Y en la noche un espejo de cenizas
 como una visión lejana
refleja tu amado rostro,
en mi corazón de medianoche.

La espera interminable,
pasa lenta, con pausas dolorosas
y en un canto arrepentido,
vigía detrás de mis poemas,
 me amordaza, me quiebra,
me inunda de llantos largos.
La noche que fue de los dos,
se dispersó con la niebla
y quiero mirar tu rostro una vez más
 hasta que se aleje de mí
 el miedo
como un pájaro al borde filoso de la noche.

Pero el silencio sin ti es cierto
y por ello mis palabras vuelan en el aire
porque estoy sola y escribo.
No, no estoy sola,
hay alguien junto a mí que tiembla.
Delicia de perderse en la imagen presentida,
voy en busca de quien soy,
peregrina de mí,
 voy hacia la que duerme
en un país al viento.