Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 18 de enero de 2011

ESPÉRAME


Así de improviso se oyó un !espérame! que con sigilo entró por la puerta entreabierta de mi alma, esa palabra mágica y nueva.
!Espérame! ¿A quién? ¿Dónde? ¿Cuándo? mil preguntas surgieron de improviso, intuyendo que el giro sin giros de mi vida iba a cambiar.

El espérame imperioso, grave, sin vueltas, venía de muy lejos en mi búsqueda.

Es que la vida no nos señala, no nos hace preveer, que por ese instante signado por mil preguntas y respuestas nos veríamos marcados por unas situaciones imprevistas e impredecibles y que el amor nos estaba llamando con gritos de desesperación.

El ¡espérame! en ecos repetitivos de estrella en estrella cruzó el vasto océano y se acercó.
El ¡espérame! nos estrujó el corazón y sus gotas cual lluvia de besos cambio hasta el andar que se hizo lento, rítmico, cadencioso y la risa se oyó mas clara, repetitiva, con luces doradas en las pupilas de los ojos.

La ansiedad del espérame nos se hizo esperar y tarde muy tarde en la noche la respuesta se disolvió en un resplandor de luciérnagas brillantes.
!Sí! espero a ese alguien que con prisas y deseos me ha de encontrar.
Y en una alfombra tejida con hilos de seda de mil colores, el espérame me hizo ir por caminos sin límites, atravesar obstáculos, frenar necedades, hasta que por fin segura y valiente acudió al llamado que se sentía más cerca.

¡Ah! !Espérame! es que nadie encontró palabra más juguetona, más dulce, más traviesa, que nos hizo virar la vida y sentirla más cerca.

¡Espérame! sí, ya estamos juntos, los espíritus se tocan, las mentes se hablan y los pensamientos raudos y veloces corren de uno al otro diciéndose querencias y mil cosas locas...! Qué felicidad saber el uno y el otro que los dos existen! y se entrecruzan los caminos con donaires de príncipe y princesa...