Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 9 de noviembre de 2012

Ya no te quiero

Dolor del alma


¡Oh! cuanto tiempo silenciosa el alma, ni un gemido se escucha, ni una queja.
El tiempo vuela con alas de golondrina cuando debería quedarse quieto y parece inmóvil cuando debería volar.
Dolor del alma, cuando al quererlo la suerte se mezcla en nuestras vidas.
De la ausencia, las penas desconocidas y envueltas en el misterio que subyugan, van con rapidez que asombra, van llevando ilusiones a la sombra.
Dolor del alma, con un péndulo inmóvil que ya no cuenta las horas que se van, no siente los minutos cadenciosos a golpes del corazón que adora, aspirando la magia embriagadora de tu amoroso afán.
¡Abandóname dolor del alma!
Llévame a la intensa voz de ternura, que vibra en el alma de mi amante, como entre la noche oscura una campana distante nos busca para encontrarnos entre recuerdos perdidos de angustias y desengaños.
¡Dolor del alma! crece como una alta llama, envuelta en gasas y tules blancos y me lleva por encima de ocaso a otros mundos buscando la paz, el sosiego, ¡no más penas desconocidas! que se mezclan en nuestras vidas.
¡Sí la luz al alma!
¡Sí que aparezcan en nuestro mundo interior, luces, músicas y poemas de amores eternos!
¡Dolor del alma! ¡Vete pronto! ¡Déjame encontrar el cariño dulce y tierno que dé a mi alma calmas hondas y vívidas ternuras, besos puros y dichas profundas!
Y así poder seguir escribiendo mis poemas a los que entrego mi vida, los vivo como un anhelo porque soñadora soy.
¡Dolor del alma, ya no más!, pondré música a mis palabras y así la brisa suave y breve los llevará hasta ti, amor esperado por siempre.

La música de mi alma



La música de mi alma trasciende hacia el infinito con sones melódicos y dulces, plenos de sentimientos de amor.
Va a impregnarse a mi corazón haciéndome sentir temblor de balada como voz que nunca se cansa.
La música de mi alma es tu nombre recogido en mi boca, es color en el viento, es tan leve en extensión que sufre el labio al amparar su son en un breve tiempo.
Mueve el viento su lengua sosegada, el monte su verdor sangra en su espesura al oírse la música de mi alma.
La música de mi alma son los signos de tu voz que me reclaman, despiertan mi ternura y mi requiebro.
La música de mi alma se recuesta en el aire alado de los vuelos, sobre el linde sonoro de tu pecho.
¡Oh el blando corazón que yo apetezco que llora y llorando me desvelo!
La música de mi alma mueve tus distancias como alas batientes por detrás de mis mejillas, el color de tu tez, allende el ojo, fatiga el  corazón y mi respiro.
La música de mi alma hace soñar tus manos por mis manos, sol desmayado y musgo despertado y el calor de mis pupilas ahonda la trabazón de tus abrazos.
La música de mi alma va como alas en el aire que ajusta como un arco mis deseos y del puente que tiendes con tus flechas bajan sombras de amor intenso a nuestro suelo.
Ella custodia el hechizo de tu sueño, mis manos, angustiándose en el aire por mi largo alumbrar del movimiento.
La música de mi alma divide en luz el zócalo del viento, el aire se serena al escucharla, nace desde mi corazón estremecido y torna el río aljófar de la mar a los roquedales, dorada abeja en aires de alelíes, la miel de mis labios te buscan y te besan.
La música de mi alma, sube en notas, en número concorde a tu pecho y es mi regalo para ti, amado.
Mira, una viola celeste cruza el cielo y armoniza su son con mi cantar que ya es nuestro, por mi música nos amamos y nuestro amor riza el viento y mueve el follaje.
La música de mi alma te busca siempre desde el amanecer hasta el fresco temblor del rocío y así te la hago llegar para que te sientas perdido para siempre en tu embeleso sin sentir el cercado de mis ramas y que veas mi fuego que en los fuegos arde.
Sacúdanse las notas de mi música para que aparezca tu nombre contra el cielo, amor, que desnudándote, caminas sobre el muro que cerca mi silencio. 

Luz en las tinieblas



Luz en las tinieblas, se asoma entrecubierta, entre neblinas grises y oscuras, en duras alamedas de cristal donde el aire es triste, me sigue y canta llantos de amor.
Necesito la luz, el cielo amplio, el mar en calma pero las tinieblas como abismos sin fin me hunden en tristezas y llantos, me envuelven sin poder ver ni un resquicio de luz aunque sea opaco y sin brillo.
Luz en las tinieblas, risas y lloros sin flor, sin rumores de alas en mis sueños.
Mis versos, mis poemas, se esconden, cada estrofa es una nube y para flotar en ella hay que tener luz de estrella y corazón de amor.
¡Versos!, entre la luz en las tinieblas con ímpetu alado ascienden al ideal del alma enamorada y en las estrofas vierten el cielo y la tierra cantando entre claros y oscuros su canto de amor.
Luz en las tinieblas, serenamente triste, colmada de suspiros, mi alma entre mantos de nieblas y de misterios se viste en noches solitarias entre versos de angustia y fragosas tempestades que el mundo me ha rodeado.
Luz en las tinieblas, en la hora del recogimiento, mi espíritu duerme en una duermevela sombría y torva, sólo se apacigua cuando ese pequeño rayo de luz se asoma entre los acantilados oscuros.
Las nubes vespertinas se amustian, los bosques tupidos se adormecen, la humedad los torna grises y en las colinas, un vaho torpe y nublado asciende hacia el más allá.
Luz en las tinieblas, entre la azul altura del vasto firmamento creo ver tu figura ágil y amada llegar hasta mí, asomándote entre los astros cuyas luces divinas como miradas pesan sobre mi pensamiento en mi corazón solo y cansado.
Y de sombras mi espíritu se anega y entre las tinieblas una voz se escucha que me dice: ¿Seguir? ¡Si no se llega! Y seguir es luchar, ¡qué inútil lucha! Ya sobre mi arpa, ahogando sus rumores, el tedio pesa y el silencio flota…
Ya no se escuchará el reír de la vibrante nota.
Ya la luz de las tinieblas se extingue, la oscuridad total y absoluta sólo me permite imaginarte a mi lado, ya nunca más te besaré en la frente, el sueño alado no girará en mis versos.
Sólo aspiro a encontrar, evitando el borde del abismo, un noble amor sincero que no me conduzca a una realidad abrumadora.