Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 28 de febrero de 2016

El beso


Te quiero todavía


Te quiero todavía
y deseo olvidarte,
hundirme en el fondo del océano oscuro
o irme tras horizontes lejanos.
Sueño y en mi temblor
siento el dolor de la unidad
que no existe,
imposible unidad la que buscamos.
Desgarrada en dos,
la dicha llega con el miedo
de su virginidad inconquistable
anhelando el amor que ya fue.

Te quiero todavía
y te ruego con palabras sentidas
que me dejes olvidarte,
no quiero tener mi alma partida,
no luchar con este amor que no existe,
no lidiar con lo que sufro al no tenerlo.

Te quiero todavía,
y sin embargo espero
y el tiempo pasa,
pasa y de lo que fue una hoguera
sólo queda una braza
pero sigo soñando
que estás conmigo aún.

Y quizás
en la sombra de mi esperanza ciega,
comprenderé, de pronto,
que lo que nunca llega,
nos entristece menos
que lo que llega tarde.

Te quiero todavía y alguna vez,
aunque tarde,
mis versos deberán decirte
lo que para mí has sido,
báculo de flores,
lámpara de luz indefectible,
númen eterno
para que las palabras surgieran
de este intrépido corazón
con ternuras hacia ti compartidas.

Te quiero todavía
y mis manos vacías tiemblan
al escribir lo que siento,
ya que siento más allá
de las brumas de mis ojos
cerrados por las lágrimas,
la ansiedad de las horas
convirtiéndose en días
esperando a que llegue el olvido
y con él sin calor la llama
y ya sin fulgor la estrella.

Y seguiré así mi camino
diciendo con palabras mustias y tristes
“Era él…”,
el que inspiraba mis versos.
Nuevas lunas se asomarán
entre los árboles
y las acompañaré en la danza,
desnuda y casta.

Las aguas me llevan
con sus vestiduras de música,
que no tienen fin,
esperando el poder amar
porque la dicha quiere también su dicha,
libre y sin recuerdos del pasado ya ido,
con un perfume nuevo
que viene con el viento
o como agua transparente
en cántaro sediento.

Desnúdame


Desnúdame mi amor el alma toda,
hurgando en mi interior.
Rasga las vestiduras
de redes y dolores que me envuelven
y forman parte de mi ser.
Navega en el mar de mi sentir.

Desnúdame y descubrirás
nuevos horizontes dentro de mí,
compartiendo contigo
mis fracasos y mis triunfos.

Desnúdame,
desnuda mi alma
más allá de besos,
caricias y palabras.
Estoy fiel y sumisa a tu amor
en la alborada,
a que desnudes mi alma
y encuentres todos mis sentimientos,
mis anhelos,
mis suspiros en la nueva aurora boreal
del nuevo día.

Desnúdame
con los ojos del alma del amor
navegando en el río y en el mar de la vida,
en el agua del manantial,
en las fuentes y arroyos cantarines
donde se refleja toda la luz
de nuestra esencia pura de amor.

Llévame contigo a gozar de la vida
para crear poemas nuevos,
audaces, con ritmos,
en un conjunto mágico
de letras y palabras.

Desnúdame,
acércate a mi alma,
juntándome en las sombras
con danzares sonoros y graves
cual canto y trinos de aves.

Desnúdame y bajo riendas frágiles,
cruza mi alma como un corcel indómito,
abriéndose paso
entre los sentimientos profundos y plenos
fascinando mi espíritu
con tu algarabía de estrofas,
tiernas y sutiles.

Desnúdame
y hazme llegar tus estrofas mágicas,
bordadas en frases de amor
con extrañas músicas
de acordes lejanos
al compás de la orquesta
que la vida nos ofrece.

Desnúdame entre tus versos,
tú el poeta,
ocultándome en un velo de palabras
con sentimientos verdaderos
y místicos.

Desnúdame en dulces sueños
y en noches jamás olvidadas
y seremos por siempre
soñadores de infinito
entre sombras vagarosas
en espejos inciertos.

Te espero


Te espero en el umbral
de mi pasional abrazo
en la profunda noche,
desprendiéndose tizones
y luminosas chispas,
vertiendo los amantes volcánicos
deseos de eclosión de amar.

Te espero en mi vida,
crepitaste ardiente
las brisas en el silencio inmenso
de la oscura noche.

Ardió en mi delirio tu abrazo creador,
intensa llamarada
de dos cuerpos pletóricos,
inmersos en el amor.

Te espero con ansias de gozos,
con mi ternura ardiente,
abrevarás delicias
que de mi ser anhelante
van hacia ti.

Te espero,
soy tuya,
tómame, abrázame,
vierte en silencio
tus ánforas de fuego
que aceleran el latido de mi corazón.

Te espero,
estoy cerca,
muy cerca de ti,
te quiero a mi lado,
se acelera el latido de mi corazón amante
con tu abrazo leve y tu aliento excitante,
donde enciende la llamarada
que me abraza el pecho.

Te espero
¿vienes amor?,
intensa llama mora en mi pecho
que se inflama
despertando mi ardiente fantasía
y transforma toda la faz de mi destino.

No sé si espero,
amor,
ni si te espero,
pero de pronto estás,
inesperado y me envuelves
en un abrazo cálido de estío.

Reconozco tus ojos de viajero,
tu inseguro silencio,
tu llamado,
tus labios sin mañana
y sin pasado.

Te espero
porque eres un milagro de ternura,
triste y feliz,
eterno y pasajero,
inquieto y firme.

Te espero,
amor ¡Cómo irme!
¡Cómo estar sin estar!
Te espero porque puedo
entristecerme tanto por tu ausencia
que en fantasma de mí misma me torno
y sentirme tan feliz por tu presencia
que los cálices del regocijo colmo.

Pletóricos de dicha,
con dulces sones de músicas
seremos astros del alba,
en la más alta estrella.

Ven…
te espero…
hasta la eternidad.