Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 15 de abril de 2013

Amor perdido


Sólo a ti


Sólo a ti, quiero a mi lado, donde en tus brazos me siento protegida y amparada.
Embrujamiento de amor, llenaste con tu dulzura inmensa toda mi vida.
Sólo a ti, junto a ti, el alba abre en la noche y el crepúsculo en el pecho del día y el dolor de no tener la luz que no se tiene y el gozo de esperar lo que vendrá. 
Nos amamos sin límites o sin medida, inseparables e indivisibles.
Sé tú las alas y el espacio infinito, el ser amado sólo a ti me entrego, tanto en el llanto y la desolación como la alegría. 
Si derramo lágrimas que no sean de tristeza y soledad sino de comunión con el amor.
Sólo a ti, para ti, escribo mis palabras, mis versos, porque nunca más estaremos solos, verdad de dos, fruto de dos, verdad paradisíaca y única, cuando terminan las virginidades del día sólo y de la noche sola. 
Nada es tan infinito, tan completo, tan perfecto como el amor.
Sólo a ti amaré, porque tú y yo esta noche y todos los instantes de nuestra vida, tenemos la fuerza liberadora que nos conduce a vastas moradas invisibles del infinito.
Hoy no pensé en ti y tampoco estuviste en mis sueños y ¿sabes por qué? porque si fueras un pensamiento  éste pasaría con el tiempo y si fueses un sueño despertaría y sería irrealidad.
Entonces estás por encima de los pensamientos y de los sueños porque estás en el centro de mi corazón. 
Y esto es amor.
Sólo a ti, mi vida es tuya, ven a mis brazos, suelta esa felicidad que cumpla su misión de fuego puro y así tú y yo nos abrazaremos sin movernos, locura indispensable para ser felices.
Sólo a ti te enviaré cantos de risas y alabanzas para compartir tu vida con la mía y para que me enseñes de lo que está hecha la vida.
¡Eres tú quien puede caminar en mis pensamientos y latir en mis adentros junto a mi corazón!  ¡Sólo a ti te doy el valor de mis alientos porque no hay duda ya de que nosotros somos los dos llamados posesión lenta, al fin, del paraíso.

Dones de felicidad


Dones de la felicidad, ofrenda pura y casta que puedo hacerte llegar con todo mi amor.
Dones de dulzura, dádivas para el ser bueno que merece que me apegue a ese algo que fluye de manera natural y libre.
Dones de esperanza, regalo que te entrego con paciencia y valor, sin cadenas que nos aten, sin frustraciones ni pena.
Dones de ilusiones, que vuelan muy alto sin obstáculos hacia el fondo tierno del horizonte, donde caben las alas que se elevan al más allá.
Dones de alegría, gracia que el destino te ofrece con arrebatadas fuerzas, vendavales del mundo para que nuestras almas estén eternamente unidas.
Dones de dicha, regalo de una vida gozosa y plena de luz, viviendo juntos, sin sombras alargadas, ni besos no recibidos.
Dones de gratitud para agradecer el amor que nos lleva a vivir amando entre risas, belleza e imaginación.
Dones de visiones de otros mundos, que entre estrellas de lo ignorado y de lo inmenso podamos asomarnos al vacío en jirones pálidos de incienso.
Dones de la inocencia, pura, crédula, casta, que nos envuelve cuál capullo trasparente y traslúcido para que los males, dolores, quejas de este mundo no nos hieran nunca.
Don de la paz, que nos rodee, nos inunde nuestro mundo interior, nos lleve por caminos abiertos y brillantes sumergiéndonos en la inmensidad de tú y yo.
Don de la claridad, que inunde nuestros corazones rebosantes de amor, del verdadero, con luces cálidas, sin tinieblas en el espacio de nuestro existir.
Don de la lealtad, carisma de un carácter puro y de una sensibilidad para nosotros mismos y para los demás que nos rodean.
Don de la fidelidad, merced que nos otorga la vida para sentirnos en un espacio de existir, medido por la luz del alba, hasta el crepúsculo.
Dones de la vida, no abandonen nuestros corazones bajo el gran cielo azul, tiemblan y viven latiendo con sus encantos de brisas tiernas que se cubren con vergeles tupidos dibujando en nuestro Yo bellezas que abren nuestros caminos en el existir.

Vuelo del alma


Vuelo del alma, frágil y etérea que se eleva vagando inmersa y callada en el suave viento dejando que vuele sin contar las horas.
Cómo céfiro suave duerme mi aura nívea y en la luz del primer día tanto tiempo esperado y tanto tiempo olvidado  mi alma voló como hálito fresco entre sueños y risas, danzando sorprendidas, trenzando pasos leves.
Vuelo del alma, en busca de la esperanza, entre ardores de pasión y abrazos de amor.
La buscan los sauces temblorosos llorando contra mi piel y los rizados nenúfares suspiran a mi lado.
Vuelo del alma, libre y solitaria, que se va lejos, muy lejos, a los confines del mundo buscando trasmutar la tristeza en felicidad y encontrar los júbilos del mañana.
Y llegó de pronto entre su vuelo raudo, un rayo con luz de fronda que revoloteaba  con su alegría.
Mi alma toda estalló en risas, tan suaves, risas tan hermosas de cristales desgranados que en claros trinos, trémulos mis besos volando fueron en la búsqueda del amor sin límites.
Vuelo del alma, vuela alto, muy alto, no te quedes en el medio del camino, porque allá, adelante… ¡algo te espera! 
Vuelo del alma, que me lleva entre fragancias místicas de sueños a crear versos que nacen de mis manos en noches donde dibujaba en el cielo mis alondras con alas y juegos, mis ríos con sabor a secretos. 
Vuelo del alma, buscando en calma la luz  de tu mirada, enrejadas sombras en mis noches, durmiéndose la luna en el silencio del firmamento azul del recuerdo.
Vuelo del alma que se esconde en el infinito, se alarga como el mar cuando se esconde, sin barcas ancladas en ningún puerto y sin poemas guardados con desvelos ni extraviados entre letras. 
Esas donde encontré por vez primera nitidez de las auroras, extasiando la ausencia para que el olvido no duela.
Vuelo del alma, ve y busca el libro de añoranzas y en odas de almanaques despiertos guarda en el santuario los versos olvidados.