Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 24 de noviembre de 2016

Muy cerca


Mientras espero


Mientras espero
inunda mi alma el perfume
lejano de tu ausencia
que acaricia mi piel
y me abraza tu silencio.

Mientras espero me rodea
 un silencio de voces y ojos
 cenicientos de cristal
 y te amo en la espera
en un letargo impreciso
 que arrastra en sus alas minutos
 y tormentas para acercar
a mis caricias el fuego de tu piel.

Mientras espero borro
 el sueño de tu lejanía,
mi delirio,
mi ilusión,
mi incertidumbre.

Mientras espero,
te quiero en mi presente,
en este hoy de cantos de cigarras,
 de trinos enjaulados,
de flores indefensas
y de cielo lleno de brotes blancos.

Y al sentirte,
de mi alma se abren
 palabras nuevas,
encendidas de amor,
sílabas largas,
versos áureos
que acarician tu ser.

Mientras espero
 te siento como la sombra
 que me acompaña.

Te busco y te pienso,
eres el que alimenta mi espíritu
y calmas mi sed.

¡Ámame!
Seré la sal de tu camino
y el verde de tu sombra acogedora.

Mientras espero,
lentamente me sumerjo
en la nostalgia de tu ausencia.

Respiro desde lo hondo de mi ser
esa presencia esquiva,
plena de misterio
que me niega tus manos y tus ojos.

¡Qué difícil es encontrarnos!
Te encontraré mientras espero,
 a través del misterio
nunca bastante claro
y estaré contigo
en el remanso de agua mansa,
bajo la verde cabellera de un sauce.

Mientras espero,
pensativa y triste
oculto mi pena muy dentro y mi corazón
 palpita sin engaños,
buscando la paz y la ventura,
 reviviendo lo que pudo ser y no fue.

Las preguntas me acosan,
¿por qué para poder tenerte en mí,
no debo tenerte para mí?
¿Toda mía es la culpa de tu ausencia?
 ¿Será mi culpa?
¿Y tu miedo a amarme y ser amado?

Mientras espero,
más te amo cada día
 porque estás en mí
 y la paz serena del amor
que siento sacude mi soledad
 y me hace sentir que acaricio
 el pétalo de tu sombra
y que sigo viva,
 existo,
gracias a ti.

Bien lejos


Bien lejos,
desde la distancia imprevisible,
te invoco, a ti,
señor de mis amores
y entre sílabas deslumbrantes
quizás te diga:
¡Ven a mí!
¡Acércate!.

Bien lejos,
por el aire,
sin volar,
sin tocar tierra,
mi vida está suspendida
sin tiempos puros,
equidistante de los dos crepúsculos,
solamente por buscarte a ti.

Tiempos de gozos ya idos,
horas limpias,
esperando nuevos alfabetos
que se hacen y deshacen
en rapidísimas palabras
como versos tendidos en el cielo.

Bien lejos,
los caminos pueden recorrerse,
sin dar más que un paso,
un paso que se convierte en el deseo,
en la necesidad de estar con el ser amado.

Amor lejano,
lejos como una estrella,
tú mi amado te encuentras de mí.

Y aunque no pueda verte
por la distancia mi amor
se expande por toda la tierra
y toda ansia se calma
tan sólo en escribir versos para ti.

Bien lejos,
distingo los destellos
de tus besos apasionados,
son relumbres,
claridades,
alejándose,
acercándose y en delirantes titubeos
los siento cerca,
cerca de mí,
a la sangre de mis venas
que van en busca de su centro,
mi corazón enamorado.

Bien lejos,
vienes y vas
y tu canto vive dentro de mí,
alma arriba,
alma abajo,
cantando y recantando.

En la lejanía,
cuando se va tu sol cantas estrellas,
se va estrellando el alma,
con los ojos cerrados,
de luceros,
en tu cantar nocturno,
me brisas y él me entrega
desde la distancia al mismo río
de tu eterno cántico.

Vienes y vas desde bien lejos,
desde el humo a la nada,
a través de los poemas.

¡Cuántas más luces hay,
más dudas tiemblan y vibran
de pena mi alma toda!

Delicadas,
ardientes,
nuestras almas se buscan
por nuestro diferir,
como por un camino
donde no hay despedidas.

Y al final,
el hallazgo,
el contacto del uno con el otro,
la nueva separación vencida,
la unión pura,
brotando de la lejanía.

Y mirándonos en el triunfo
como de un agua quieta,
tú y yo,
otra vez sólo veremos un rostro.

La noche no es más solitaria,
ni serenamente triste,
sin manto de tinieblas,
nos encontramos desde lejos,
bien lejos,
para encender la pasión
que no estaba dormida.

Herida de amor


Escuchemos juntos
una dulce melodía,
armoniosa que nos permita
danzar juntos con ansias
de seguir viviendo el hoy
hacia un futuro pleno de promesas.

Herida de amor,
mis pasos te seguirán buscando
como visiones de sones acompasados
y correré a regiones ignotas
en un pentagrama vacío que busca
y no encuentra sus notas
que en lejanías se esconden
y se guarecen
en frondas de tupidos follajes.

No lo entiendo,
no logro entender
como se puede herir de esta manera,
¿por qué después del sol radiante,
la fría noche se hizo eterna?
y él, en quien creí,
estalló como una copa
de fino cristal en mil pedazos
que impregnaron el aire
en un vacío irrecuperable.

Ciertamente prefiero
lo que parece ser amor
y dejarme cegar con tu infinita
luz que me consume.

Herida de amor,
cuando escucho tu voz
y mi corazón lleno de lamentos
comienza a golpear
aceleradamente mi pecho.

Quisiera tener alas para volar
y estar a tu lado
para acompañarte y apoyarte.
Cuantas más piedras
te arrojen más alto
haré mi pedestal de gloria para ti.
Lo importante es levantarse
¡fuerza!

¿Por qué siento que mi mundo
está apartado entre soledad
de soledades
entre mil noches sin lunas?

Herida de amor,
la lluvia desgrana
el gris de tu mirada,
mi angustia se prende
en cada gota agonizante.

Herida de amor,
tú me regalas el recuerdo de tus ojos,
plomizos y aleteantes.
Eres el fino aliento de la aurora
y un abrazo de sentimientos mansos.

Herida de amor,
eres en mis días de tormenta,
claridad que perfora nubes.

Herida de amor,
eres la placidez del agua
que en mi piel revolotea
y mi sangre te llama
y te siento mío para siempre.

Corazón con alas de ciudad.
Voz de horizonte y de queja solitaria.
Ojos de jacarandá
madurados en la nostalgia.

Herida de amor,
no quiero que el sol me despierte,
quiero seguir soñando contigo,
tu recuerdo y tu figura
las tengo en mis ojos,
clavadas como dos luceros,
te tengo a ti en mi alma
y prendido en mi corazón.