Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 21 de junio de 2017

Presentimiento


Hoy Tú No Estás


Hoy tú no estás,
en mi presente
no te veo
y mi corazón se estruja,
 la sangre palpita despacito
 y por mis mejillas
caen las lágrimas
que nacen
de mi alma dolorida.

Me paro
en el recuerdo
para poder hablarte
y me descubro
andando caminos ya recorridos,
momentos que vivimos,
 irrepetibles horas
que no fueron eternas
y se llevó la aurora.

Hoy tú no estás,
es una espera larga
y el pasado sin tiempo
se escurre entre las manos
dejándome de nuevo
con mi dolor a solas,
un eco de palabras
y tus ojos
que me acarician el alma
como vuelo de alondras.

Hoy tú no estás
con paciencia,
calma,
con el viento
te seguiré buscando
en las hojas del jazmín,
 entre las olas del mar,
en las canciones,
en las esquinas,
en los pliegues de mi piel,
en el silencio que me mata.

Hoy tú no estás
y la espera en mi alma es tuya,
en el sabor de tu deseo,
en mis lágrimas
que ansían encontrarte
en poemas olvidados.

Hoy cansada
 te seguiré buscando
atenta,
expectante,
anhelante en mis sueños de hoy,
mañana,
mi amor
de nuevo esperaré
tu presencia a mi lado
y pensaré que susurras en mis oídos
diciéndome
que me amas.

Te busco
y siempre tú apareces,
 miradas,
suspiros…
¡ay amor de mil amores,
amarte será una profecía!
Y guardaré este amor
muy secretamente
porque buscarte
será siempre tenerte
muy cerca de mí.

Hoy tú no estás custodiando
el hechizo de mis sueños
y entre el follaje de tu prado
y en el fresco temblor
de su rocío,
creo verte
y mis ansias se colman
de alegría y repaso
la ciudad,
exploro el río
e indago por el mar
por mí cantado.

Hoy tú no estás
en el verde levantado
del árbol
dónde pierdo mi albedrío,
ni en el viento caliente del estío,
ni en la orilla del mar enamorado.

Hoy tú no estás
y la espera es larga
y sombría
pero con el ruido de mi aliento
te seguiré pensando
en mi silencio,
 mis pupilas se encenderán
 temblando
y mis labios
en una llama angustiante
y quejumbrosa
te seguirán llamando.

Iré por tibios rincones,
 abriré mis puertas
para que el sol te ilumine
y te indique
 el camino
 hacia mi querer.
Hoy tú no estás,
 te esperé con ansias
en mi larga noche,
inmóvil contemplé las estrellas,
grité con fuerza tu nombre
y sólo una luz azul
 bañó mi rostro.

Lágrimas al viento


¿Por qué sólo yo sé
lo que calla mi silencio
y lo que guardan mis recuerdos?
¿Cuál es la causa
de que mantos de lloviznas,
de lágrimas,
inunden mi rostro
y el viento las reciba
 desde mis mejillas?

¿Tú sabes del vacío
que dejaste dentro de mi ser
sin sentirte a mi lado,
entre tus brazos?
¿Acompañan la inmensidad, las ansias
 o tengo tan sólo junto a mí
la música que me recuerda a tu presencia?
¿A dónde te llevaste las lágrimas
 que bañaron mi cuerpo
en espigas del sol recién abierto?

¿En cuál aguacero, de qué tierra lejana
me estaré derramando
para abrir surcos nuevos?
¿O si acaso, cansada de tu ausencia,
mis lágrimas al viento
se estarán congelando
en cristales de hielo?
¿Por qué tú fuiste el único hombre
que besaste mi alma al besar mi cuerpo?

¿Qué frescura me mueve
a quedarme en el alba
en la que tú, despacio, sin prisa,
te alejaste de mi lado?
¿Cómo mueren los últimos recuerdos
que me ataban al tren del pasado?
¿Dónde están mis lágrimas tristes
que nacían de mi alma
al no sentirme más amada?

¿Cuándo sentiré que llegaré a tu alma
 y que tú, en el horizonte nuestro,
desdibujado por mis lágrimas,
 tú me estarás esperando?
¿Sabes tú
cuando se unirán nuestras risas,
más blancas que el blanco
y cual milagro en la luz de una lágrima,
se besarán tu llanto y mi llanto?

¿Por qué mi alma se eleva
 en un viaje alado
 saltando claridades
recogiendo el sol en los tejados
y dejando tristezas y llantos
en nubes ligeras que surcan el aire?
¿Cómo iniciar el camino del olvido,
de nuestro amor ya pasado,
buscando otro sendero, suave,
que me lleve, sin remover los recuerdos
a otros brazos que ansiosos me esperan?

¿Cuándo se abrirán las cortinas
 de mis lágrimas al viento,
 dejando que mis ojos
se unan a otros ojos
en todas las pupilas del espacio?
¿Cómo anudaré mis emociones
 para que la sonrisa
traiga a mis manos la alegría
y la esperanza de una nueva vida?

No quiero más gritos de lágrimas al viento,
 me suelto a la pureza
de un amor sin ropajes,
seguiré mis ansias
como el sol en los pétalos,
vida del hoy y del mañana,
 en un batir de inquietas fuentes,
en un inmenso río,
corriendo hacia la paz y el amor perdido.

La Desconocida


La desconocida,
la que desapareció tras sus huellas,
a su lugar escondido y misterioso.
¿Quién es ella,
la innombrable, la sin nombre,
la que huye del mundo
disipándose en las tinieblas
vagas y temblorosas?
¿A dónde se dirige
con su paso cansino y torpe?
¿Por qué sus hombros se inclinan
 hacia el suelo
y sus ojos no se vuelven a mirar el cielo?

La desconocida,
la que un día se sintió vencida,
 la que no encontraba escape
de su laberinto de amor,
que no comprendía nada por tener tanto temor.
Vuelve sin pronunciar palabra alguna,
es aquella, la que viste llorar,
en su mirada se ve que no cree en nada,
su corazón de tanto sufrir
se tornó de hierro fuerte.
¿Cuál fue la razón de su cambio,
de su soberbia figura
ahora cabizbaja y apocada?

La desconocida,
la que sólo conoce la noche,
con sus ropajes oscuros,
negros y grises,
su rostro oculto
con un manto de enredaderas mustias,
se acerca despacio,
 con su paso cansino,
buscando lo que dejó atrás,
 sus amores ahora ya ocultos,
su felicidad perdida
en mil vericuetos hondos y secretos.

Su alma fría la atormenta
con hondos dolores
de nostalgias ya idas.
Camina sin saber adonde dirigirse
y a veces, fugazmente,
en un breve instante,
distingue una luz que la lleva
a su destino perdido
del cual ya no tiene memoria.

Se desliza entre dos mundos,
regresa del submundo
 donde estaba sumergida
para encontrar su yo perdido.
La desconocida,
para salvar su mundo
y limpiarlo de espadas
viene en busca de la antigua luz,
de la lámpara olvidada,
envuelta en la noche cruel
de sus pensamientos.

En una túnica de lentos llantos,
donde nadie la ve,
se envuelve en sus ropajes
y camina sin cesar,
asoman a sus ojos
recuerdos de amores pasados
y sus brazos se mueven
como ramas del agua
y entre sus dedos largos
aprieta sus puños,
su bastón como báculo
la guía hacia el sendero que busca,
que se le escapa y se aleja
de la luz avizorada entre el aire
y los sones en que arden las cañas.

¡Aprieta su cuerpo envejecido y leve!
¡Qué hambre de soles a su frente asalta!
¡Aprieta y no sueltes, palmera alta,
con hojas secas y raídas,
que el alma y la carne
se van con la vida yerta y desolada!
La desconocida, de sus dolidos huesos
y la raíz de su pasado se va consumiendo.

¡Álzate de tus escombros,
que la vida vale
vivirla con amor y esperanza!
¡Espera el nacimiento del nuevo día
desde el polvo de tus muertos,
déjalos ir a los vientos entregados!
¡Quítate ahora, desconocida,
 los disfraces oscuros del ayer,
de los días amargos
y recupera la vida
que quedó flotando bajo tus párpados!

¡Vive, respira, canta,
nada de fuera debe preocupar tus sentidos!
¡Todo se pierde en nieblas de humo
y de incienso!
No recuerdes nada de tus tristes
y pasadas jornadas,
 vive el presente,
la fuente de la eterna luz,
 el futuro mañana
caminará hacia ti.