Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 11 de marzo de 2019

Cantares


Vigilia



Vigilia y eterna vigilia que me mantiene viva,
clara de mente que me permite meditar en Dios por largo tiempo.
Es un desvelo en el que me encuentro conmigo misma,
analizando cada rincón de mis misterios, para esclarecer mis deudas y
pedir mil perdones a quien ofendí en algo.
Insomnio pertinaz, que me lleva a lugares lejanos donde están,
escondidos mis errores, mis equivocaciones misteriosas de las cuales no tengo,
conciencia de haberlas  hecho ¡Qué difícil es llegar a lo profundo de uno mismo buscando,
las ofensas para pedir mil perdones.
Creo que nunca a propósito hice daño a nadie, sí di mucho amor,
amor que nace de mi alma impoluta, pura y casta.
El amor me llegó, me tocó, me rozó y fui muy feliz,
pero por poco tiempo, todo tiene un principio y un fin.
Poco a poco intenté salir de la vigilia para entrar al mundo real,
fantasioso, terrible, pero con todo mi amor en torrente de lágrimas,
deshacer lo que destroza el mundo y llegar al puente de amor que une a todo ser humano
y así sobre  un diluvio que ahoga la alimaña.

“Siento alas en mis ojos
y nubes de musas
en mis manos”

Distancia


Distancia, me desarmo como una nube deshilachada en penas.
Quiero estar allí, no a distancia lejos de ti, pero debo estar acá.
El amor perdona a quienes saben amar.
Se cobra su tributo.
Le pago sin demora aún desde tan lejos,
con el dolor de la distancia antes y ahora.
El perfume lejano de tu ausencia me acarició la piel.
Sentí que me abrazaban y me besaban.
“Es su silencio”, me dije.
Era su silencio. Un silencio vivo, bullicioso de recuerdos,
de manos de papel, que acariciaban mi pelo desprolijo.
Un silencio a la distancia de voces mentoladas y ojos cenicientos de cristal.
Te amo en la espera porque se ama con el tiempo.
Letargo impreciso que arrastra en sus alas minutos y tormentas,
para acercar a mis caricias el fuego de tu piel.

“Cae la lluvia donde tu sombra,
 vive en la eternidad”

Miedo



El sol enredaba sus hilos con el viento, orillando el vuelo de mariposas tibias.
La siesta se hamacaba bajo los sauces,
mientras río arrullaba el sueño enamorado,
de las sombras frescas y los paso otoñales.
Dos. Eran dos con miedo de ser uno.
Miedo a amar y dejarse amar.
Miedo a pasión desbocada.
Miedo y besos furtivos.
Miedo a hacer ramas entrecruzadas bajo las ramas confundidas de los ligustros anhelantes.
Miedo a ser naturaleza viva, en la naturaleza.
Los otros… los otros… siempre los otros.
¿Y nosotros? … ¿Cuándo? …
Miedo de que con el viento cañero, con los lapachos, con las flores sin nombre,
con los naranjos, por jardines y plazas te vayas filtrando al campo,
para llegar al más allá y no te vea más.

“Cupido tiene una espada
 por flecha, no hiere,
mata”