Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 19 de septiembre de 2019

Indiferencia


Invadiendo mi silencio


Invadiendo mi silencio,
tú el que intentas murmurar,
constantemente,
tus palabras sentidas de amor
no dejando que me encuentre
a solas conmigo misma
para borrar de mi mundo interior,
antiguas desolaciones.

Quiero mi silencio mudo
 incluso hasta en el viento que toca mi oído,
o el eco que se asoma a burlar mi voz.
Hoy necesito soledad,
el cielo está oscuro,
la luna se ha ido,
 las flores no tienen la esencia de ayer.

Las aves volaron dejando su nido,
me siento sola,
pero sé que tú vendrás
al grito desesperado de
¡vuelve a mí, no me abandones,
necesito tu amor!

Invadiendo mi silencio,
estoy en penumbras con todo mi hastío
 y en cada suspiro lloro una oración
que clamo en silencio
porque sé que todo fue pasado
y que tú vendrás a mí,
dejando en tinieblas, dolores ya idos.

Invade el silencio todos mis espacios,
mi vida marchita navega sin ti,
en un triste andar
 se mueren mis pasos,
 te buscan sin tregua
para que me traigas al hoy
donde tú me esperas.

Invadiendo mi silencio,
sin ningún encuentro, sé mi amor,
 vigía de esta silenciosa
que quiere regresar
de su viaje interminable
en el desierto de su alma
y que su corazón,
de la mano dulce de la brisa,
llegue hasta ti.

En la caricia de tu voz,
yo era el umbral de tu presencia,
yo estaba en la sombra de tu nombre,
yo habitaba en ti,
 pero en mi mundo de silencio,
no te encuentro
y un profundo dolor invade mi corazón.

No me dejes estar en el completo olvido,
hazme llegar sólo una caricia leve,
el recuerdo de una sonrisa,
 la mano dulce de la brisa
y acércate con ternura
a mi mundo de silencio.

Invadiendo mi silencio,
 tú, sin prisa, despacio, lentamente,
te vas adentrando en mi mundo
 para hacerme beber
la fuente de la vida,
aquella que dejé
sin casi darme cuenta.

¡Ven! ¡Entra en mi alma y hazla renacer!
Que poco a poco
tu magia invada mi ser
despertando sus deseos
 de gozar y amar
y así lograrás detener el tiempo
entrando al silencio de mi alma
para vivir contigo
suspiros leves y caricias cercanas.

No quiero que seas
en mi mundo de silencio
un simple reflejo
en mi imaginación
y que al despertar mis ojos no te lloren.

Invadiendo mi silencio
con tu presencia en mi cuerpo
para darme la flor del amor de la vida
que hoy desvela mis pensamientos
con silencio de olvido.

Te desvaneciste


Te desvaneciste,
 por no estar contigo
en este hoy,
en este ahora,
crece en mí
una hiedra pálida de dudas
que ahogan mi pensamiento
y detienen las horas de la espera
inquieta
y desazonada,
la ramazón de hiedras
que sacude el viento.

Si todo pensamiento
me sabe a tu presencia,
 no puedo dejar de extrañarte
y ya me es imposible
disimular tu ausencia
ya que de esta agonía
nada puede consolarme.

Te desvaneciste,
¿a donde están la magia
 y la fantasía de tenerte conmigo?
Nada en esta tierra
 libera a mi alma
de la inquietud
que la aprisiona
cuando me faltas,
cuando no estás…

Te desvaneciste,
debo dejarte de sentir,
de extrañar,
de pensarte
en segundos
tan sólo para que otros amores
se muevan en mi pecho,
para que sean un mar
a mis sueños y a mi olvido.

No quiero sentir más
el eco con tu nombre
 ni la agonía de tu ausencia,
 ni el manto tibio de tus manos,
anhelo y necesito
otra luz
con mirada nueva
que haga resurgir
 brioso,
salvaje,
victorioso,
un nuevo amor
que en mi pecho vibre
y que un frescor enternecido
bañe con mil caricias
mi cuerpo
que será un mármol tibio.

Te desvaneciste,
eres ahora apenas
 un recuerdo lejano,
un nuevo amanecer
hizo que la tristeza
se fuera al pasado del ayer
que sólo oscurecía mis días,
ahora comenzó una primavera ardiente
y feliz en mi ser.

Después de tu ausencia
en volandas
sueño otras mañanas de colores,
que me llevan a los fondos de mares
y de glorias
encontrando el amor verdadero,
único.
Vibro,
tiemblo
como una mariposa de fuego
y tormenta,
corazón con alas
con aleteos leves
entre latidos temblorosos
y de suaves cadencias
en ansias verdes,
azules,
en ondas y curvas
entre aromas de madreselvas.

Te desvaneciste,
no existes más,
 naufragaste
en un mar de inestable equilibrio,
 tu nombre quedó
en el agua sumergido,
 ya no volverás más
a mis pensamientos.

Ahora quiero vivir
no en un vacío eterno
sino en una creencia
de estar juntos
en el ahora
mi nuevo amor
y yo en un mundo nuestro.

Ya no más tu añorada presencia,
ahora crece
hacia dentro de mis dedos
 la suavidad de una nueva
piel cálida
 y al llamado de sus ojos
se alza de mi sangre
la poeta
y mis versos cantan
y se reflejan
 en los cielos azules
 y horizontes lejanos.

Ausencias de amor


Ausencias de amor
Que oprimen y fustigan
 el corazón
haciendo que la sangre
corra más aprisa
entre venas entrelazadas
como tejidos
con formas delicadas
y posibles
 entre espacios sin soledades.

Ausencias de amor.
Que como explosiva fuerza liberadora
nos lleva
a la realidad de querer
que el anhelo de amar
nos arrastre a ese mundo alado,
 invisible
en el que hay que abrirse
con el alma y las manos.

Ausencias de amor.
¿Dónde se esconden?
¿En qué espacios del más allá
como espadas de aire
nos somete en nuestro pecho de aire?

Ausencias de amor.
Denme a beber la poesía
en el raudal de inspiración
 del fragor de lucha
 en el día y en la noche
 meditación duradera.

Ausencias de amor.
Que como rayos
 siempre fulguran llorando
un llanto de tempestad,
 pon en mis versos el tesoro
 de las alboradas de plata,
 de los mediodías de oro
 y de las tardes de escarlata.

Ausencias de amor.
Inspiren mis versos
 de los rumores de los ríos
 y del zumbido del camoatí
 y de las tradiciones
que narra el viento al ombú secular.

Ausencias de amor.
Guardados en mi alma
entre pedazos refulgentes
 con mi pasión total
 para sentirlos de a poco vibrar
 en mi cuerpo,
 esperándote llegar.

Ausencias de amor.
Silencio azul,
asi oscura noche,
en las etéreas alas
que descienden por diáfanas escalas
hasta fuentes con ritmos sin fin
donde el amor
 nos inspira la llama sin heridas,
 aliviada de dolores
y resquemores.

Ausencias de amor.
Te necesito a mi lado
en la soledad de mis días
para reconfortarme
y dejar libres
mis necesidades
de tenerte junto a mí.

Ausencias de amor.
No quiero
que la ausencia de tu amor perdido
 adormezca mis pasiones
y mis anhelos
y el recogimiento
me lleve
 a que la voz de mi campana
con lentitud
las notas del ángelus desgrane.

Ausencias de amor.
No quiero sombras
que aneguen mi espíritu,
 sino risas,
 cantos,
amor,
 despertando de la nada
 entre vibrantes notas altisonantes,
besándome mi cuerpo todo
 entre sueños alados
que en mis versos gira.

Ausencias de amor.
Surgen en luminoso arrobamiento,
 son caricias deseadas,
 besos suaves
como miel recién probada,
abrazos temblorosos
que todo mi cuerpo ansía,
es la felicidad inminente,
de posesión lenta,
 al fin del paraíso.