Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 28 de septiembre de 2018

Caminos de ilusión


Después de tu partida


Después de tu partida,
mi vida cambió totalmente,
entre nube grises, brumosas,
el llanto inundó mi alma.
¿Por qué te fuiste sin una palabra?
Nosotros que nos amábamos tanto nos separamos,
huiste en busca de otro amor,
dejaste de amarme.
Quedé en una vigilia de mis noches,
anonadada, triste, pero al unísono,
me sentí libre,
mi vida era mía, sin ataduras,
que a veces me asfixiaban sin poder ser yo.

Después de tu partida,
Sentía que no me quería,
que estaba ligada al que creí el amor de mi vida,
en los límites de brumas pensantes.
No más sufrimientos, me siento vulnerable,
desnuda…
Y siento que habita en mi en el fondo de mi alma,
un camino que pide a gritos,
que clama por ser necesitada, amada con un amor,
profundo y verdadero.
El tiempo cruel por distintas sendas nos apartó
y aunque ya no me ames,
las azarosas luchas alejaron nuestros rostros,
ya no te veo, no te reconozco,
perdí tu figura desaparecida en la bruma.

Después de tu partida,
Ahora soy feliz,
el nardo irradió su fulgor,
que secó la fuente del llanto,
dándome los carismas divinos de la luz y del canto.
Ya no te escribiré mucho más,
que unas pocas cartas, a ti amado ausente,
ya no existes más,
te has ido a la secreta lumbre de hogueras lejanas.
¡Qué gozo que no sean nunca iguales las cosas,
que son las mismas!
toda la vida es única.
Y aunque no las acusen cristales ni balanzas,
diferencias minúsculas aseguran a un ala de mariposa,
a un grano de arena,
la alegría de ser otra.

Después de tu partida,
si el vasto tiempo entero río oscuro
se escapa en las manos, nos deja días, horas,
en que fuimos felices.
Emprenderé ahora, sola, una aventura,
un viaje maravilloso llamado vida.
Ya no estoy detenida esperando,
ahora vivo, canto y rió
y mis poesías de amor como puñado de agua limpia,
risas de voces,
son un espejo agradecido de la felicidad que siente mi alma.

Siempre vivirás en mí


Siempre vivirás en mí,
siempre… viviré pensando en ti,
en ese día cuando te conocí,
en ello, en tu mirada de vida,
que a mi piel cada día desvestía.
Pensaré siempre que te conocí
y vivirás eternamente en mi,
abrigaré así tu presencia,
con los ecos de tu ausencia.

Siempre vivirás en mí,
sentiré que estás aquí,
porque un día te pertenecí,
sabré que en mí, siempre existirás
porque tú también me perdiste.
Viviré  ese beso que te di,
en tus brazos, esos que perdí,
en ese día aquel cuando te marchaste…

Siempre vivirás en mí,
vivirás en los sueños que te di,
en los suspiros que veo partir
y sé que siempre me ilusionaré,
pero a ti, mi amado amante no te olvidaré
por eso te escribo esta carta para que sepas,
que te necesito, que no puedo vivir sin ti.
Para que no me olvides, te enviaré un beso,
y con él mi vida, mi pasión y mi amor eterno.

Siempre vivirás en mí,
para que no me olvides, dejaré que tu cuerpo,
navegue en las letras de mi alma,
para poder crear un poema tan intenso,
que solo grite con sutiles palabras,
 un canto de amor sublime,
para que no me olvides.
Y mientras sigo dando vueltas y vueltas,
entregándome, engañándome,
creyendo que aún me amas
y solo pienso en tu rostro,
tus besos, tus delicias volubles,
tus contactos rápidos recorriendo mi cuerpo
i haber llegado yo al centro puro,
inmóvil de mi misma esperándote.!

Siempre vivirás en mí,
yo no puedo darte más.
No soy más de lo que soy, ser eternamente tuya.
¡Ay! Como quisiera que hubieses dejado a mi lado,
tu cuerpo al marcharte, huella tierna, tibia,
inolvidable, única.
y que contigo se fuese sobre ti,
mi beso lento , ávido, apasionado,
en todo tu cuerpo.
No podrás olvidarme, porque estaré en tus sueños,
en el aire y en el agua, en la brisa y en el viento.
Te lo dije aquel día casi como un lamento
 “para que no me olvides”
me adueñé de tu cuerpo.

Siempre vivirás en mí,
ten siempre en tu vida mis cartas de amor,
en ellas te expreso todo el amor que por ti siento,
es como un relámpago de gloria,
que encendió en mi tu amor sublime,
no  importa que para ti solo fuera,
 una historia de amor más
y no te turbe tus goces el desvelo de este,
que es tuyo,
corazón herido.

Miedo a perderte


Miedo a perderte
Ahora que te nombro y te reclamo,
Se aleja un rudo embarazo de silencios
Entre tu cuerpo y mi presencia.
No te vayas, tú eres para mí la vida entera
Recorres mis sentidos sin orillas.

Miedo a perderte
Eres en mi otoño un viento adolescente en primavera
En la estupre de mis cantos se levanta
Y la sangre convoca en apetencia.
Te nombro a cada instante
Y te invoco con pasión y deseo, no me dejes.

Miedo a perderte
En las duros biseles del silencio
El calor de tus hombros enlazaba
La cima de los cielos con la tierra.
Crecías hacia adentro, mi piel con tu belleza
Y al roce, y al llamado de tus ojos…
Se alzaba de mí siempre este poema.

Miedo a perderte
No me abandones, no te alejes, no te pierdas,
Te buscaré entre el follaje de tu pecado
Y en fresco temblor de tu rocío,
Reposaré la cuidad, cada recóndito lugar secreto,
Explorare el río e indagaré por el mar, por mi cantado.

Miedo a perderte
No te encuentro si me dejas sin el verde levantado
Del árbol donde pierdo mi albedrío
Ni en el viento caliente del estío
Ni en la orilla del mar enamorado.

Miedo a perderte
Y así voy por verdes de la tarde perdida
Por siempre en tu embeleso sin sentir el cercado
De tus brazos, ni ver tu fuego que en los pueblos arde,
Te llamo hasta quebrar mi voz, por eso,
Sangra mi corazón y te derramas alejándote
Sin sequia con una palabra de amor.

Miedo a perderte
Si regresas a mí, amado ausente,
El sol iluminara nuestro amor,
Y nuestra sangre con bilirrubina
Combinándose en el fuego.
Están fuertes mis manos y pasa un viento dormido
Ramos verdes que cierran mi sueño
Y torpe seré por siempre.